Fueron meses de búsqueda de solidaridad y peleas políticas con corrientes y representantes del Estado y los partidos, para convencernos de que podía ser una universidad pública con tintes o mezclas privadas.
El encono que despertó esta lucha aún persigue a varios luchadores como Alejandro Echavarría. La única forma que encontraron para doblegar a esas generaciones fue con la entrada de la policía en la ultima asamblea en el auditorio “Che Guevara”.
Iniciamos tarde la asamblea para seguir discutiendo el rumbo, quedábamos las corrientes mas inclinadas a los trabajadores y la población pobre.
Fue por la madrugada que implementaron su operativo para irrumpir y violentar la autonomía universitaria. Nos llevaron presos a todos los del auditorio en camiones que rodearon la ciudad para que nos deslocalizaramos de a donde nos llevaban. Después de un largo rato, nos llevaron a lugares diferentes y en separos diferentes.
Fuimos fichados uno a uno, a los extranjeros; entre ellos compañeros como el profesor y militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS de Argentina) Christian Castillo y la estudiante Cecilia Feijo fueron deportados a su país. Compañeros dirigentes acusados de motín, terrorismo, sabotaje, etc fueron llevados a Reclusorio Norte.
En tanto la población y algunos sindicatos se movilizaron contra la entrada de la policía a la UNAM.
Los lugares de organización como cubículos, auditorios fueron revisados y confiscados materiales y equipos de trabajo de impresión. Lograron desarticular la organización asamblearia y de decisión colectiva que logramos levantar para defender la educación pública.
Esta generación dio una gran lección de democracia y lucha que dejó el proceso con el Comité General de huelga (CGH), donde jóvenes desde 17 años –o más jóvenes– hasta 30, debatíamos y ejecutábamos la resoluciones democráticamente resueltas que por cada escuela y asambleas bajo mandato de base en el CGH.
A 18 años de aquella gesta que se apostó por la defensa de la educación para que millones de hijos de trabajadores accedieran a una universidad pública, hay que reivindicar la consecuencia con la que muchos de esos jóvenes que participaron en el CGH, hoy en día continúan siendo los "incómodos" para el régimen que ataca los derechos y conquistas de la juventud y la clase trabajadora. |