Este año, en sintonía con la convocatoria internacional que ya tiene sus primeros escenarios en Nueva York y Argentina, por mencionar algunos lugares, desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas queremos comenzar a organizarnos. Razones nos sobran. Queremos que el feminicidio y el trabajo precario se terminen. Aunado a esto, creemos que la Ley de Seguridad Interior, legitima la militarización y el actuar de las fuerzas armadas, responsables de miles de muertes y desapariciones forzadas, culpables también de la extensión del feminicidio a nivel nacional.
Un nuevo 8 de marzo se acerca con convocatoria a un nuevo paro internacional de mujeres y con ello, el espíritu que dio origen esta fecha histórica para el movimiento de mujeres y la clase obrera en todo el mundo.
Súmate a la agrupación de mujeres Pan y Rosas, este próximo jueves 15 de febrero a las 14:00 hrs en el salón E-112 de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Iztapalapa, tendremos una reunión para organizarnos y lanzar diversas actividades, para concluir con una enorme movilización en el que cientos de estudiantes, trabajadoras y maestras de esta comunidad universitaria digamos basta de feminicidios, no al trabajo precario y la Ley de Seguridad Interior.
El reciente caso de Marco, el joven estudiante de Prepa 8 levantado y desaparecido por policías de la Ciudad de México, puso al descubierto los estragos de la militarización en la CDMX tras la aprobación de la Ley de Seguridad Interior. Como Marco, diariamente decenas de mujeres, jóvenes y niñas son levantadas y desaparecidas por bandas criminales en complicidad con las autoridades y la policía.
El “Día Internacional de la Mujer” fue propuesto durante el II Congreso Internacional de Mujeres Socialistas celebrado en Copenhague en 1910, por la socialista alemana Clara Zetkin, en homenaje a las primeras acciones organizadas de mujeres trabajadoras contra la explotación capitalista.
En México, producto de la “guerra contra el narcotráfico” y la militarización que se vive desde el sexenio de Felipe Calderón, fenómenos aberrantes como el feminicidio se dispararon en 800%. Haciendo que siete mujeres que salen diariamente de su casa no regresen.
Aunado a esto, tras la reforma laboral, que legaliza la subcontratación u outsourcing y las reformas estructurales, se conformó un panorama completamente adverso para el conjunto de los trabajadores pero particularmente para las mujeres trabajadoras, quienes ocupan los puestos más precarios y cargan con una brecha salarial considerable, sin contar la segunda jornada laboral naturalizada para nosotras, que comprende todas las tareas “del hogar” que no nos son remuneradas.
Sin embargo y pese al panorama adverso para las mujeres, esto no ha impedido que las luchas por justicia para las víctimas de feminicidio y las luchas obreras, paren. Hace falta ver a Ciudad Juárez, dónde a los paros en la industria maquiladora por mayor salario y democracia sindical le siguió la candidatura independiente de la obrera de la industria maquiladora Toñita Hinojos, las marchas magisteriales o las movilizaciones del 8 de marzo y 25 de noviembre, así como las marchas por justicia para Lesvy Osorio o Valeria en Nezahualcoyotl, Estado de México.
A más de un año del Women’s march
Hace poco más de un año del Women´s march dónde cerca de un millón de mujeres salieron a las calles contra las políticas xenofobas, racistas y homofobas, del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, marcha precedida por las movilizaciones en Islandia para conquistar la igualdad salarial, en Polonia, dónde miles de mujeres salieron a repudiar las restricciones al derecho al aborto y en Latinoamérica en donde las masivas movilizaciones contra el feminicidio pusieron el grito de ni una menos en la voz de miles.
En este panorama desde las entrañas del imperialismo surgió hace un año la convocatoria a un paro internacional de mujeres, con el llamado a conformar un feminismo del 99%, la convocatoria tuvo respuesta en más de 50 países de todo mundo. Millones de mujeres tomamos las calles contra del feminicidio, la violencia patriarcal y del Estado, por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y por la defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras, migrantes, afroamericanas y de los pueblos originarios.
Te puede interesar: Nancy Fraser: el feminismo del 99 % y la era Trump |