Tras un carnaval bastante amargo para Michel Temer, y sin que haya conseguido una clara mayoría de dos tercios para aprobar la reforma previsional, el presidente de Brasil resolvió la intervención federal (militar) de Río de Janeiro. Se trata de una importante maniobra política que dará poderes dictatoriales al general del Ejército que la lleve adelante.
Esta intervención tiene el doble objetivo de desviar la atención pública en un momento en que Temer intenta comprar votos y voluntades para aprobar la reforma jubilatoria, al tiempo que militariza la ciudad donde más se demostró el rechazo a sus reformas durante el reciente carnaval.
Con esta "bomba de humo", Temer pretende desviar la atención de la profunda imagen negativa que rodea su gestión y crear una nueva agenda positiva, apoyada en un gobierno "preocupado por la seguridad pública". La situación calamitosa de Río de Janeiro, producto no sólo de "mala gestión" y de la corrupción, es el resultado de una política consciente de la burguesía brasileña y carioca.
Buscando mostrar un perfil de combate a la violencia y combate a la corrupción en las fuerzas policiales, Temer, que ya intervino la Policía Federal para ubicar a Fernando Segovia, que responde a su nivel de impunidad, garantizará muchos titulares para los grandes medios y mucha represión a la juventud carioca, sobre todo a los negros.
La "agenda positiva" de Temer es militarizar justamente la capital donde más se expresó la rabia contra él y sus reformas durante el Carnaval. Con esta intervención y con la creación de un ministerio de Seguridad Pública, Temer busca ganar votos para la reforma previsional dentro de la bancada de la derecha securitaria y reaccionaria. Dará superpoderes dictatoriales al Ejército en la segunda ciudad más grande del país, y concentrará las fuerzas reaccionarias, desde la agencia de espionaje, la Policía Federal y el mando de las policías, en una sola cartera ministerial.
Con grandes titulares todos los diarios dicen que que durante una intervención federal no es posible avanzar con la reforma previsional o de cualquier otra enmienda constitucional. Pero esos titulares buscan conscientemente engañar y desmontar la movilización de los trabajadores y toda la rabia que se expresó en el carnaval. Dentro de esos mismos artículos, más abajo de los grandes titulares, los periódicos de la élite nacional, el Estadão y la Folha confirman lo contrario: en la reunión en que Temer decidió la intervención federal ya definió que se suspenda la medida por un día para votar la reforma. Esta hipótesis podría combinarse con una segunda hipótesis: si Temer no consigue "comprar" a los 308 diputados necesarios, avanzar entonces solamente en la votación de partes de la reforma que no exigen enmendar la Constitución.
En conversación con La Izquierda Diario, Diana Assunção del Movimiento Revolucionario de Trabajadores de Brasil aseguró que ante este escenario "es necesario mantener la movilización del día 19 de febrero, y no caer en la trampa de Temer y de los medios. Paralizar los lugares de trabajo en los que sea posible y exigir de las centrales sindicales un plan de lucha para una huelga general. Podemos aprovechar el momento para derribar la reforma de la previsión y avanzar por la revocación de la reforma laboral y para garantizar el derecho del pueblo a votar en quien quiera al mismo tiempo que decimos no a la reaccionaria intervención en Río". |