En estos días escuchamos a Juan Monserrat. secretario general del gremio docente, muy amigable con el gobernador Schiaretti por la aplicación de la cláusula gatillo. Sin embargo, más allá del debate de los porcentajes, lo que celebra Monserrat es lo contrario conceptualmente.La discusión paritaria debería, por sí sola, garantizar una mejora del salario y de las condiciones laborales. En contextos inflacionarios la cláusula gatillo debería garantizar que el salario no quede retrasado frente a una escalada de precios.
Hoy la doctrina es inversa. Macri y sus CEO reconocen una inflación mínima del 15% mientras los analistas opinan que por lo menos llegará al 20 %, por ello una negociación a la expectativa mínima, pongamos un 15% de aumento en dos cuotas más clausula gatillo, a lo sumo podrá lograr a fin de año que el salario no sea pulverizado por la inflación.
Es decir, por un lado no habrá mejora salarial por otro, lo que sigue y no se dice, es que habrá más precarización del empleo y pérdida de las jubilaciones; y finalmente si las paritarias son sólo salario como pretende el Gobierno Nacional, una actualización automática mediante índices inflacionarios congelaría el salario y la negociación colectiva.
De acuerdo al informe mensual del Centro de Almaceneros de Córdoba, una familia cordobesa necesitó en enero cerca de $17.897,07 para no ser pobre y cubrir los costos de la Canasta Básica Total (CBT). Mientras el cargo testigo (maestra de grado de enseñanza primaria sin antigüedad) que según el simulador salarial de UEPC a diciembre del 2017 es igual a $ 14.851,67 y según La Voz del Interior arranca con un piso de 15.260 pesos. Como se ve, tomando distintas fuentes hay un retraso salarial importante de entre $3.045 a $2.637. Estos cálculos ya contemplan la activación de la clausula gatillo de 2017.
Ahora bien: ¿por qué festeja Monserrat? Lo hace ya que opina que frente a la política antiobrera y sindical del Macri, Schiaretti sería un neoliberalismo más humano, y frente a lo malo esto es mejor que lo que proponen los CEO de Cambiemos. Pero ahí no termina el hecho, la apuesta de Monserrat y casi toda la celeste e incluso la lista naranja, más allá de los estilos de gestión, es subordinar la organización sindical y la lucha de los trabajadores para sacar a Macri con una renovación de PJ, dentro del cual está la postura neoliberal humanista de Unión Por Córdoba, es decir neoliberalismo con justicia social, por supuesto la segunda subordinada al primero.
Nuestra perspectiva es opuesta, ya que buscamos que la organización obrera, las asambleas y la lucha de los trabajadores sea independiente de las variantes políticas que terminan votando e impulsando el ataque a la educación pública, a los trabajadores activos y a los jubilados. Por ello además de buscar un sindicato combativo y democrático que confíe en la fuerza de las bases, apostamos al proyecto independiente del Frente de Izquierda.