El cambio en las reglas de origen, con el objetivo de Trump de pasar del 62.5% actual al 85% de mínimo regional en cada auto y establecer un mínimo del 50% de contenido estadounidense, es de lejos el tema más espinoso de las negociaciones.
“Estamos trabajando con la AMIA (la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz) para cerrar una propuesta mexicana”, afirmó este lunes 19 de febrero el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo. “Creo que la AMIA hizo una posición de arranque, pero después de seis meses de negociación es tiempo de reconocer que el modelo de vehículo de 1992, que se tomó [en el proceso de negociación del TLC, firmado en 1994] es un automóvil muy diferente del de 2018. Tenemos que modernizar la regla de origen”, abundó.
Su optimismo contrasta con el rechazo de la AMIA, cuyos representantes declararon en distintas oportunidades que no ven necesario hacer modificación alguna en el contenido regional y que un aumento brusco perjudicaría gravemente la competitividad de los tres países socios frente a terceros como China, una opinión con la que están de acuerdo también muchos académicos.
Eduardo Solís, presidente de la AMIA, afirmó que las reglas de origen que pretende la administración Trump “no solo son inaceptables, sino inalcanzables” y que parecían haber sido redactadas por “alguien que no sabe cómo se fabrican los vehículos en un mundo globalizado”.
El representante de la organización patronal rechazó también que la industria mexicana vaya a participar de una contrapropuesta del gobierno de Peña Nieto en la próxima ronda. “No va a haber una propuesta mexicana de reglas de origen y tampoco esperamos que haya más propuestas de los otros dos países” sostuvo, contradiciendo las afirmaciones de Guajardo. Señaló “Aún estamos analizando las ideas canadienses, que tenemos que aterrizar”, en referencia a la propuesta presentada por el gobierno de Justin Trudeau.
Los empresarios no quieren perder los beneficios de la gran empresa de la globalización: con la precarización laboral, los bajos salarios impuestos en México y los beneficios fiscales y otras amabilidades de los gobiernos mexicanos, ellos consiguieron ganancias millonarias.
Eduardo Solís, presidente de AMIA / Ildefonso Guajardo, secretario de Economía
El peso del sector automotriz en la renegociación
En la actualidad el sector automotriz lidera las exportaciones no petroleras de México y es la principal fuente de divisas, aventajando a las remesas, al turismo y al petróleo. En 2017, las exportaciones de vehículos a Estados Unidos representaron el 27.30% de las exportaciones no petroleras, mientras que el resto de las manufacturas exportadas a ese país constituyeron 54.23%. De conjunto, con la renegociación del TLCAN, están en juego el 81.53% de las exportaciones mexicanas cuyo mercado es EEUU.
En enero, al cierre de la sexta ronda, el gobierno canadiense propuso una nueva fórmula de cálculo que permitiría elevar el contenido regional sin cambios drásticos, a partir de calcular el contenido regional de cada vehículo que contemple también los componentes de alta tecnología y los sistemas informáticos, es decir, el software. Y así cumplir con la exigencia de Trump de llevar el 62.5% de componentes de automóviles producidos en la región al 85%.
No obstante, Trump rechazó esta propuesta. Sus objetivos son, por un lado, reducir el déficit comercial de Estados Unidos con México –que llegó a 59.276 millones de dólares–, y por el otro, cumplir aunque sea en parte la promesa de campaña a sus votantes de crear nuevos empleos a partir de reactivar sectores de la industria.
Se avecina una séptima ronda de negociaciones que dará inicio el próximo 26 de febrero en la Ciudad de México. Según Guajardo, “La ronda llevará avances en el sector de energía, telecomunicaciones -con un lenguaje que nos ayuda a todos a entender que lo más importante es preservar la reforma de telecomunicaciones [mexicana] y reflejarla en el acuerdo, y con propuestas para poder resolver los temas pendientes. Seguramente vamos a definir varios capítulos cerrados en la próxima ronda”.
Las expectativas de los empresarios mexicanos no son muy positivas para sus intereses: sólo ven condiciones para cerrar en esta próxima ronda entre seis y 10 capítulos de los 30 que se están negociando, pero sin un acuerdo en los tres temas más conflictivos -reglas de origen de los automóviles, resolución de controversias y cláusula de terminación automática del tratado cada cinco años.
Mientras tanto, para la clase trabajadora de cada uno de los países socios se avecinan nuevos ataques contra sus condiciones laborales que los gobiernos negocian a puerta cerrada. |