A lo largo de la semana los distintos medios de comunicación han anunciado con bombos y platillos todos los preparativos de esta nueva versión del festival, tirando a la parrilla todo el espectáculo mediático de la farándula, el menú artístico y figuras televisivas reconocidas a nivel nacional, como habitualmente se ha hecho año tras año en este certamen.
Con eventos como “Beach Party de Di Mondo y sus amigos”, entrevistas al director del festival Alex Hernandez, la tradicional gala previa, entre múltiples eventos.
Pero ¿cuántos millones se han destinado a este mega evento?
Este año el certamen cuenta con un financiamiento menor que los anteriores, teniendo una inversión de alrededor $3.560 millones, la mitad que se tenía para el año anterior; sin embargo siguen siendo gastos millonarios para el festival, en cual funciona más como un espectáculo para el mundo televisivo y generando ganancia para sus empresarios e industrias.
Contrariamente la inversión en programas culturales y artísticos en Chile carece de financiamiento, en donde gracias a esto quienes pueden acceder mayoritariamente son las capas más altas de la sociedad, manteniendo la industria del arte en un lugar elitizado. Sin mencionar la alta precarización de las y los trabajadores de la cultura y el arte.
Un ejemplo de esto, sin ir más lejos, es el financiamiento que recibe el Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, al cual el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, según el último convenio realizado con la corporación, es de $2.900 millones para el año 2017, terminando gran parte de ese financiamiento para los altos cargos directivos del centro, mientras sus trabajadores tiene trabajo precario e inestable, lo cual los mantiene hoy movilizados por mejoras en sus condiciones laborales.
Esto no es nuevo en las instituciones relacionadas al arte y la cultura. En este sentido no conviene que se democraticen los espacios de distención y entretenimiento lo que implicaría abrir la cultura a la clase trabajadora y el pueblo pobre Chileno. De modo que incluso podamos poner en cuestión el poco tiempo de ocio que poseemos para nutrirnos de este tipo de cosas o cuestionamientos más profundos y mayores.
Es necesario preguntarnos que rol cumplen actualmente y al servicio de quienes están estas instituciones, debemos volver a posicionar la discusión por una cultura y un arte para todos y todas. |