Ante el clima de violencia y odio que generó el presidente estadounidense, Trump busca promover el uso de armas en las escuelas. Una medida que desde el inicio ha despertado amplio repudio y que inequívocamente busca impulsar aun más el negocio de las armas.
Después de la masacre en la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, en la que 17 personas fueron asesinadas, se multiplicaron las protestas contra las armas en EE.UU.
Mientras tanto, el presidente Trump se reunió con algunos padres de los fallecidos y estudiantes sobrevivientes de tiroteos, el de Florida y también de Sandy Hook (2012). En ese encuentro, en el que la mayoría de los asistentes estaban a favor de una estrategia de más seguridad lo que implica la presencia de agentes armados en las escuelas, el presidente estadounidense anunció su propuesta de armar a los maestros como forma de prevenir las masacres.
Además, en forma tibia, prometió más control de antecedentes pero no restricciones a la compra y se habló también de prohibir los dispositivos que transforman un fusil normal en una ametralladora. Queda claro que ante la nueva crisis que enfrenta, el vínculo de Trump con la Asociación Nacional del Rifle (y el negocio de 50 billones de dólares anuales que mueven) pesa más que todo.
Por su parte, la cadena CNN organizó este miércoles 21 de febrero un debate sobre el control de armas en Estados Unidos, del que participaron familiares de personas asesinadas en la masacre de Florida, junto con maestros y estudiantes sobrevivientes que interpelaron a distintos senadores.
Ahí, profesores y padres de estudiantes repudiaron la propuesta de Trump de que los maestros lleven armas y cuestionaron duramente a los senadores republicanos y demócratas por mantener las facilidades para usar armas en Estados Unidos.
A su vez, uno de los momentos más intensos del debate se dio cuando uno de los jóvenes le pidió a Marco Rubio, senador republicano por Florida, que dijera públicamente que no aceptará “una sola donación de la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés)”, a lo que Rubio respondió cínicamente “Haré lo que pienso que es justo”.
El estudiante fue ovacionado y se mantuvo firme: “¿En memoria de las 17 víctimas no puede pedirle al NRA que mantenga su dinero fuera de su campaña?”, insistió el estudiante, a lo que Rubio respondió: “No, no”.
Las armas de las masacres en los Estados Unidos se fabrican en las mismas plantas industriales que producen las armas cuya venta avalan las autoridades de ese país tanto a los ejércitos mexicano y centroamericanos como al crimen organizado.
La masacre de Florida es la número 239 desde la de Sandy Hook. Evidencia la polarización que prima en Estados Unidos, más allá del debate en torno al control de armas.
Una polarización que Trump con su discurso xenófobo y racista exacerbó y se expresa en ataques armados, cuyas raíces se hunden en la historia de la principal potencia imperialista del mundo. Su poderío se erigió sobre el racismo, la expoliación y la masacre de los pueblos originarios que habitaban en su territorio y de la rapiña que ejerció contra países como México, al que arrebató en 1848 la mitad de su territorio, y al que luego siguió succionándole recursos y fuerza de trabajo precarizada hasta nuestros días. |