El gobierno francés presidido por Emmanuel Macron continúa con su plan de reformas neoliberales. Luego de la reforma laboral llamada “XXL” y la restricción del ingreso universitario, junto con la vuelta del servicio militar obligatorio para los jóvenes, ahora arremete con un plan, por lo menos, arriesgado: la reforma ferroviaria. En un informe de 120 páginas elaborado por Jean-Cyril Spinetta, presentado hace unos días, se propone recortar derechos laborales de los más de 160 mil ferroviarios, eliminando su estatuto, caracterizado por conquistas históricas, como poder jubilarse a los 50 años.
Si bien el “informe Spinetta” no utiliza el término privatización, en los hechos es lo que es. La empresa estatal ferroviaria, la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) sería parte de la “libre competencia” al introducir empresas privadas en el sector. Además, quiere cerrar ramales considerados “no rentables”. Es así que 56 líneas (9 mil km de vías férreas) y190 estaciones, están amenazadas.
Para llevar adelante este plan que atenta, no sólo contra los derechos de los trabajadores, sino también de los usuarios, gobierno argumenta un déficit fiscal de 2600 millones de euros del sector, acumulando una deuda de 46 mil millones de euros.
La privatización de la SNCF no servirá más que para imponer despidos en masa y degradar las condiciones de trabajo de manera dramática, destruyendo el servicio público.
“Los cheminots, a la vanguardia de las movilizaciones”
Sin embargo, este plan ya tropezó con la primera piedra. La CFDT Cheminots, uno de los sindicatos de los trabajadores ferroviarios, presentó un comunicado el 22 de febrero donde plantea unirse a la huelga de los trabajadores estatales y los estudiantes el 22 de marzo, junto con la CGT Sud Rail y FO Cheminots (Force Ouvrière-ferroviarios).
Es así que los ferroviarios vuelven a serla punta de lanza como en las enormes huelgas de 1995 contra el gobierno de Alain Juppé, que también intentó reformar el sistema ferroviario y terminó enfrentando las movilizaciones y huelgas más importantes desde el mayo francés. En ese entonces, los “cheminots” mostraron su fuerza estratégica y paralizaron las vías de trenes durante semanas, siendo el transporte público por excelencia de Francia.
Obviamente que semejante poder de fuego empieza a ser estigmatizado, no sólo desde el Elíseo, sino también mediáticamente, acusándolos de entorpecer la vida de otros trabajadores, cobrando salarios “altísimos”…Cuando un ferroviario gana sólo 1290 euros (un trabajador publicó su recibo de sueldo en Facebook), con horarios rotativos, trabajando domingos, feriados y navidades.
Decretazo contra los derechos laborales
Así como la reforma laboral fue aprobada por decreto, la misma estrategia podría ser aplicada para la reforma ferroviaria. Christophe Castaner, Secretario de estado en relaciones con el Parlamento, planteó la semana pasada en un programa de televisión francés que “por supuesto que es una posibilidad” echar mano a las ordenanzas. Sin embargo, el primer ministro Édouard Philippe, fue más claro. Sencillamente dijo que el gobierno introducirá los cambios a través de un decreto ejecutivo especial si es necesario, sin pasar por la votación en el Congreso. Pero eso sí, siempre en el marco del “diálogo”…
La batalla de los ferroviarios será un punto clave para el gobierno de Macron, que viene perdiendo popularidad sostenidamente, y aún no cumplió ni un año de mandato. La unidad de las luchas será la llave para derrotar el plan ajustador del gobierno, uniendo las filas de los ocupados con los desocupados, de los precarizados, de los jubilados que también salen a las calles y de la juventud que se organiza y sale a luchar. El movimiento obrero francés viene de pelear contra la reforma laboral, primero contra el gobierno de François Hollande y luego contra Macron; y si bien fue aprobada (por decreto), no implica que los trabajadores no saquen lecciones de cada lucha y avancen para derrotar la ofensiva del capital sobre sus valiosas e históricas conquistas. |