En esta antología, prologada por Mónica Lavín, encontramos diferentes temáticas y estructuras en los cuentos, acción que desmitifica que la literatura escrita por mujeres únicamente refleja la problemática “femenina”, es decir que sus textos sólo se basan en experiencias personales, cómo si no existirá más allá del tema de la intimidad para utilizar en su narrativa. Muchas de las antologadas, además de escribir cuento, producen ensayo, poesía, novela y dramaturgia.
Liliana Blum, Raquel Castro, Maritza M. Buendía, Iliana Olmedo, Glafira Rocha, Paola Tinoco, Socorro Venegas, Nadia Villafuerte y Karla Zárate son escritoras de diversas partes de México.
Si bien Sara Sefchovich menciona que la escritura siempre ha sido un privilegio de clase, y aún dentro de ese privilegio, ejercido por hombres y mujeres, las mujeres fueron limitadas en cuanto al contenido de sus escritos. En algunos periodos históricos sólo les era permitido escribir sin publicar. Y en el momento que pudieron publicar, la crítica literaria, en muchos casos sin haberlas leído, clasificaba sus textos como carentes de estructuras complejas, no las consideraba “buena literatura”. Este libro desmitifica todos los tabúes que rodean a la literatura escrita por mujeres.
Es una muestra generacional, como mencionan las antologadoras, sin embargo conlleva toda la tradición literaria de escritoras mexicanas de siglo anteriores. Los cuentos reflejan diversas temáticas; Liliana Blum expresa el desgaste de las relaciones maritales: cómo la vida de una mujer casada no es del todo armoniosa como nos enseñaron qué debería ser, asimismo en su segundo cuento, nos remite a la vida adulta de una infante abusada sexualmente y muestra que al final una puede liberarse de cualquier sentimiento negativo que los recuerdos puedan traer.
Por otro lado, Raquel Castro con una habilidad extraordinaria nos dirige con sus cuentos al lugar dónde dos mundos se entrelazan: el de los vivos y el de los muertos, el de la realidad y lo fantástico. Descubriremos como a pesar de la muerte, una persona querida nos puede acompañar de otra manera; no todo es tristeza o melancolía, pues el humor también acompaña sus textos.
Otro tema a tratar es el de la sexualidad femenina en los cuentos de Maritza M. Buendía e Iliana Olmedo, temas tabúes como lo son: la virginidad, el aborto, el deseo, el placer sexual, el voyerismo, los hallamos en esta muestra de su narrativa.
En los cuentos de Nadia Villafuerte las descripciones tan detalladas de los diversos paisajes nos remontan a sentirnos ajenos a nuestro entorno, tal como si estuviéramos de viaje junto a la protagonista, quien en su papel de extranjera descubre su soledad y, pese a estar familiarizada con los escenarios, está en un lugar al que no pertenece.
Mientras que Karla Zárate juega con el tiempo, el reloj, las horas, nos evoca al otro lado de la realidad. La soledad y lo onírico se unen para dar paso a sus cuentos, Socorro Venegas trabaja con la curiosidad en la infancia: el ansia por descubrir el mundo de los adultos, al que prohíben entrar a los niños y, también, cómo la muerte trae un renacimiento.
Presentación de El discreto encanto de narrar en el ex templo de San Agustín en Zacatecas, Maritza M. buendía y Galfira Rocha
Paola Tinoco nos habla de las relaciones humanas, la complicidad de un nieto con su abuela, quien lo acoge como si fuera su propio hijo; además aparecen las relaciones de poder en una relación heterosexual. Los juegos de seducción, la sumisión.
Para finalizar, Glafira Rocha logra que el lector transite en los diversos estados de ánimo. En unos cuentos encontramos sangre, asesinatos, deseos reprimidos, separaciones que la muerte ha dado por culminadas, recuerdos dolorosos y científicos experimentando con la mente. |