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La Izquierda Diario
28 de enero de 2015 Twitter Faceboock

CRÍTICA
Dinero, eso es lo que queremos
Luciano Bazán

La avaricia de un participante de A todo o nada, programa de Guido Kaczka, reflejó en vivo la cara más hedienta de la cultura capitalista. Entre el momento incómodo y la hipocresía viniendo desde y hacia la pantalla del televisor.

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Las mejores cosas en la vida son gratis
Se las podés dar a los pájaros y abejas

A mi dame dinero/ le escuchamos cantar a Barret Strong, en una canción que bien podría haberse titulado “Rock del Capital”. Y cómo entonó su himno el “ganador” de ayer de “Casi 10”. Para los no familiarizados, las reglas son muy sencillas: los 5 participantes afrontan una serie de juegos. Cada juego exitosamente completado equivale a un punto que irán sumando. El ganador es aquél que al final del programa tenga el número más alto. La serie de 5 números (de c/u de los participantes) conforma el pozo que han acumulado.

El ganador tiene la potestad sobre la suma, y él es quien decide la repartición del botín, siendo el monto mínimo que debe corresponderle a sus “compañeros” (sic) el de $1 (sic). Visible es que, siendo completos desconocidos, el morbo del último bloque es ver a qué nivel de egoísmo se atreverá el “ganador”. Lo que se dice un programa familiar para que los niños se instruyan moralmente mientras comen. Lo que nadie en la producción esperaba (o sí, con ansias), ni Kaczka, ni los 4 “perdedores”, ni la familia tipo argentina atenta a la pantalla, es que el “ganador” de ayer no fuera coaccionado por ningún tipo de caretaje moral ni “calor” televisivo y se pegara una zambullida en el instinto cicatero que masivamente nos germina desde la infancia el Libro Gordo de Smith, Marshall, Ricardo, Keynes y compañía. Así es que, en buena ley, los “perdedores” recibieron $ 1, $ 30, $ 300 y $ 3.000 respectivamente, mientras el victorioso prohombre –relampagueante sonrisa desenfundada – se llevó a su casa los $ 40.000 restantes que le aseguraran esa noche el sueño de los justos bajo la materna vigilancia del Annuit Coeptis.

Tu amor es tan electrizante
Tu amor no me paga las facturas

Así que dame dinero/ Avida Dollar$, bebedor de agua salada o personificación del auris sacra fames, en definitiva es de agradecer el descaro del “ganador”; si la masa televidente experimentó un impass de irritación serpenteante por más que no pudiera racionalizarlo. No caigamos en la ingenuidad, sin embargo. Tristemente posible resulta que, mientras una “perdedora” irónicamente tildaba al nouveau riche de “gentil”, Kaczka contenía una pícara sonrisa y papá y mamá criticaban la actitud (porque está mal chicos - pero ojo mamá qué decís cuando la nena te señale al hombre sentando afuera de la Iglesia), todos reconociéramos muy por dentro la misma sed de vil metal, de ser como él, un “ganador”. Alguien dispuesto a no repartir una riqueza caída del cielo, pero preparado para justificarse instalando el rigor de una meritocracia patética basada en los dones demostrados en juegos de set de televisión.

No se trata de que alguien tenga más que otros, como dice Marx, ni de culpar al billete “en sí” dotándolo de atribuciones ontológicas ignorando una pulsión egocentrista que ayer pudo manifestarse en acumulación de especias. El problema comienza cuando esta injusta distribución de la riqueza es la base de un sistema, y sus consecuencias, su funcionamiento natural, condena la experiencia vital de millones de personas a la indigencia, la falta de oportunidad, de esperanza, el hambre y la muerte. A días de la publicación del nuevo informe de Oxfam Internacional, mezquindades así arrojadas desde la televisión son más insultantes una vez que tenemos bien en claro que la cultura televisiva está viciada de este tipo de actitudes ostentosas, cabiéndole desde personajes ocasionales de los medios como este “ganador” hasta el despilfarro de dinero (público y privado) de pautas publicitarias políticas y programas de concursos. Que valga esta plegaria para que el crematístico de ayer a la noche, arropado por el más enaltecedor anonimato, redirija la plata para aquellos que la necesiten y no solo para los que la quieran.

El dinero no compra todo, es verdad
Lo que no compre no me importa
Dame dinero

Para ver más:

Articulo de Oxfam

Para ver el programa

 
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