Era cantado: el debate sobre cómo resolver la profunda crisis de la central obrera se juega más en los despachos que en las calles. La semana pasada Pablo Moyano pegó un portazo simbólico en una entrevista radial, en otra Schmid criticó el portazo para después anunciar el suyo, los “gordos” e independientes almorzaron con invitados especiales (los dirigentes del MASA) y otros dirigentes cegetistas pasearon por Europa con el ministro Triaca.
Así se dio por inaugurada una nueva "temporada de rosca libre", como alguna vez la definió un experimentado periodista gremial en este medio. Como nadie parece tener mayoría en el consejo directivo, el “golpear para negociar” que no usan en la calle lo guardan para los pasillos de Azopardo.
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Esta semana le tocó el turno a la Corriente Federal de Trabajadores, un agrupamiento interno de la CGT liderado por el bancario Sergio Palazzo acompañado por los gremios de curtidores, gráficos, lecheros y judiciales porteños.
La CFT emitió un comunicado titulado “Unidad con contenido. Así no se puede seguir”, donde llama a “la unidad sin exclusiones del movimiento sindical en la Confederación General del Trabajo alrededor de un programa de propuestas y acciones”. ¿Qué camino propone? “La consulta de los ámbitos orgánicos estatutarios”. Ante quienes lo relacionan con una “corriente sindical nacional y popular” con Moyano y dirigentes kirchneristas, aclara en todo defensivo que “no participa de la creación de ningún nuevo nucleamiento gremial ni es apéndice o rama sindical de formación partidaria alguna”. Por último, para rescatar a la CGT de su estancamiento, ofrece “su programa de 27 puntos” y aclara que “seguirá confluyendo con aquellas organizaciones que den batalla a las políticas de este gobierno”.
El mensaje generó repercusiones. Clarín lo anunció como un rechazo a la idea de Moyano de “recrear el MTA”. Otros se sorprendieron de la “vocación unitaria” de quienes venían criticando al Triunvirato. No faltaron los que se entusiasmaron con un “llamado a la acción” cegetista.
Pero la estrategia de la CFT es, seguramente, más compleja e indefinida.
Clarín lo anunció como un rechazo a la idea de Moyano de “recrear el MTA”. Otros se sorprendieron de la “vocación unitaria” de quienes venían criticando al Triunvirato.
Un sillón si no se rompe
Desde que las jornadas del 14 y 18 de diciembre, la cúpula cegetista ha entrado en una profunda crisis que puso en cuestión las alianzas dentro del sindicalismo peronista. Cada sector busca posicionarse mejor para el nuevo escenario. Si logran remendar la averiada CGT, la Corriente Federal no quiere sacar los pies del plato. Ya había propuesto a Palazzo como triunviro en 2016 y como dijo Jorge Amichetti (gráficos) este lunes, “hay compañeros que podrían conducir la CGT, el compañero Palazzo es un hombre coherente”.
Aunque el sillón quede pegado al de quienes están firmando paritarias al 15%, aceptando despidos o flexibilizando convenios.
Si logran remendar la averiada CGT, la Corriente Federal no quiere sacar los pies del plato.
Un sello si se rompe
Si la unidad no logra mantenerse, los gremios de la Corriente Federal podrían seguir afiliados a la CGT pero mantenerse por fuera del Consejo Directivo (como hasta ahora), para “seguir confluyendo” con otros sectores. En esa opción, la CFT también quiere hacer valer su peso específico para delinear su alianza con Camioneros (que habla de “recrear el MTA” liderado por Moyano) y la CTA (que propone la “corriente sindical nacional y popular”).
Eliminatorias 2019
La caída de imagen del gobierno de Macri, también desde las jornadas de diciembre, ha ilusionado a distintos sectores del peronismo a “dar pelea en 2019”. Barones bonaerenses, massistas, kirchneristas y randazzistas se empiezan a mirar con otros ojos, aunque un armado común no parece sencillo.
Es que más allá de los discursos de “resistencia”, la clave del peronismo está en la rosca hacia el 2019. Y su pata sindical mira el mismo almanaque para tejer y destejer sus alianzas, aunque hasta hace poco se hayan acusado de "carneros" o "destituyentes". Aunque rechace ser la “rama sindical de formación partidaria alguna”, algunos dirigentes de la Corriente Federal son diputados de Unidad Ciudadana y no son ajenos a las “Eliminatorias 2019”.
Más allá de los discursos de “resistencia”, la clave del peronismo está en la rosca hacia el 2019. Y su pata sindical mira el mismo almanaque
Un programa… para los empresarios nacionales
El comunicado ofrece, para la “CGT-Unidad con contenido”, su programa de 27 puntos. Para quienes no lo conocen, fue presentado en su acto fundacional de agosto de 2016. En su introducción, reivindica entre otros el programa de La Falda (1957) que con todos sus límites planteaba “nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado” o “implantar el control obrero sobre la producción”. Lejos de eso, la Corriente le propone a los trabajadores luchar por una “Ley de Servicios Financieros” (7); el “Desendeudamiento externo” (8), o sea terminar de pagar la deuda; la “Protección de la Industria Nacional” (11); una “Nueva ley de Inversiones Extranjeras que ofrezca seguridad jurídica al capital, pero determine sus compromisos” (12) o el “Federalismo Solidario, con promoción de las economías regionales” (14). Los 27 puntos no aclara con qué métodos la clase trabajadora conquistaría esos discutibles objetivos, aunque da indicios: acompañando los pasos de los empresarios (y banqueros) nacionales.
La resistencia al ajuste sujeta a los “ámbitos orgánicos estatutarios”
El comunicado plantea la necesidad de acordar un programa y acciones, que deberán ser discutidos en los organismos tradicionales de la CGT. Se refiere al Comité Central Confederal, que reúne solo a representantes elegidos a dedo por los sindicatos confederados. De asambleas en los lugares de trabajo ni hablar. Una propuesta coherente con el punto 22 del citado programa, que plantea “la defensa del modelo sindical argentino”.
El Comité Central Confederal reúne solo a representantes elegidos a dedo, de asambleas en los lugares de trabajo ni hablar
La CFT no adelanta, sin embargo, qué medidas propondría en esa reunión. Reivindica las movilizaciones del 29 de noviembre, el 14 y 18 de diciembre y el 21 de febrero, aunque todas ellas fueron hechas muy a pesar de “los ámbitos orgánicos estatutarios”. Incluso las de diciembre, que contaron con la oposición del propio moyanismo.
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En todas esas movilizaciones, también estuvieron presentes el sindicalismo combativo y la izquierda, que luego siguieron coordinando las duras luchas contra los despidos (Posadas, Inti, Río Turbio, La Esperanza) y apoyando las que enfrentan el techo salarial (docentes, bancarios).
Y allí dejaron clara su postura. Si quieren enfrentar el “violento ataque contra los ingresos y el empleo”, los sindicatos que dicen oponerse al ajuste tienen que dejar de lado la tregua y la rosca cegetista, para convocar un paro activo y plan de lucha unificado. “No se puede seguir así”. |