Es cierto que la Iglesia Católica viene en un mal pie desde hace bastante tiempo y es que para muchos ojos está institución esta absolutamente desacreditada por los múltiples casos de abusos de poder y sexual que ha encubierto con descaro en los últimos años.
Lo anterior, se tradujo claramente en lo que fue la visita del Papa Francisco, que pasó sin pena ni gloria y que incluso profundizó su cuestionamiento y crisis, cuando éste respaldó al Obispo Barros. Sin embargo, la Iglesia se mantiene en una constante negativa para asumir el fracaso de la pomposa visita, lo cual se refleja en la carta que el pasado 22 de febrero el Cardenal Errázuriz envió al episcopado en Latinoamérica, donde dispara para todos lados buscando delegar la responsabilidad en cualquier cosa menos en su institución.
En dicha misiva Errázuriz, aborda temas distintos temas que considera problemáticos, dentro de eso cuestiona la organización de la visita, señalándola como una de las causas importantes que provocaron la baja convocatoria que tuvieron las misas en los tres puntos del país.
Pero, ¿Será un tema de organización? Claramente no, la autoridad clerical ignora por completo en su análisis el hecho que existió un descenso importante de los devotos de la iglesia Católica en los últimos 25 años en Latinoamérica, donde en Chile la cifra llegó hasta un 45%.
Otro de los culpables de la fallida visita serían a su juicio los medios de comunicación, quienes expusieron en sus tribunas la baja convocatoria a los eventos, así como del escándalo del Obispo Barros, además tira sus dardos contra la Conferencia episcopal y la “debilidad” de su departamento de comunicaciones, incapaz de “frenar a los periodistas de buenas maneras”. Vemos como de puño y letra de uno de los altos representantes de la Iglesia, pone por delante la censura de la información, intentando esconder bajo la alfombra las discusiones más álgidas y actuales que dañan su imagen.
Además, señala que “una nube arrojó sombra” sobre la visita. Refieriéndose al “foco indeseado” que lograron obtener los opositores al nombramiento del Obispo Barros, quien encubrió los casos de abuso sexual de Karadima. ¿Cómo es posible que sigan protegiendo a abusadores y encubridores dentro de las puertas de sus Iglesias? Y peor aún, ¿cómo puede llegar a culpar a las víctimas de abusos por opacar la visita de Bergoglio? Sin duda la Iglesia no se mide a la hora de querer tirar manotazos para poder salir a flote de su ya crónico hundimiento.
La carta dentro de todo es una mezcla entre buscar responsables, por fuera de la crisis que tienen hasta el cuello, y resaltar todo lo que consideran un acierto dentro del itinerario de Bergoglio. Así, relatan que su visita a Temuco pudo poner en contacto al Pontífice con el pueblo Mapuche, entregando un reconocimiento a este pueblo y sembrando la unidad, sin embargo, no recibieron la carta de la Machi Francisca Linconao.
Errázuriz relata los acontecimientos de forma cronológica favoreciendo en todo momento al máximo representante de la iglesia Católica, y menciona como otro gran hito, la visita a la Pontificia Universidad Católica, señalando que “Simbólicamente, su presencia y sus palabras en esa universidad, fue un respaldo a la oposición de esa Casa de Estudios, desde un punto de vista ético, a políticas erradas del Gobierno”, refiriéndose claramente a la legislación por el aborto en tres causales, lo que sirve para envalentonar a esta casa de estudios contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Para la iglesia el balance es altamente positivo, pero esto no es más que la imagen que pretenden hacer llegar para ver si logran sacar algo en limpio de la millonaria e infructuosa pasada de Francisco por nuestro país. Intentando hacer parecer como que las distintas citas que concertó el Papa se llevaron a cabo sin incidentes y que los medios divulgaron falsas informaciones a nivel internacional.
Es con este ímpetu que la Iglesia y sus máximos representantes aún buscan poder sacar provecho de lo que fue el paso de Bergoglio, intentando reconfigurar las confianzas a la fuerza y limpiarse de polvo y paja de los múltiples casos de abuso y la deslegitimación que ha sufrido. Pero lamentablemente para ellos está carta sólo viene a afirmar cuales son sus verdaderos principios y fundamentos: limpiarse la cara a como dé lugar para mantener su poder y someter bajo una moral opresora la vida de los más pobres.
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