En el Hospital Posadas trabajan 5 mil personas y está ubicado en una zona estratégica, que abarca un radio de 4 millones de habitantes. Es uno de los nosocomios más importante del país, y está ubicado frente a una de las principales autopistas del AMBA, que conecta la Ciudad de Buenos Aires con la populosa zona oeste del GBA.
Es un importante lugar de trabajo y asistencia a la población más pobre, que tiene una gran tradición de lucha. Empezando por destacar que fue parte de la Coordinadora de la Zona Oeste(*), en el último ascenso obrero de los `70, donde los trabajadores en una asamblea común con la comunidad del Barrio Carlos Gardel aledaño, votaron a mano alzada un directorio obrero.
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Luego, como respuesta a ese ascenso, vino la dictadura, que dio inicio a la ofensiva neoliberal que trajo el ataque a las conquistas, entre ellas la salud pública, y la precarización laboral que ya lleva décadas y atravesó a todos los gobiernos, que fue lo que permitió los actuales despidos ilegales.
Un ataque disciplinador a destiempo
El Directorio intentaba disciplinar a los trabajadores, barrer al activismo y referentes de la izquierda, para avanzar en un plan superior de reestructuración del Hospital, que profundiza las condiciones de precarización y degrada la salud pública.
Pero cometieron el error de no hacer una acertada lectura de la realidad política en la que pretendían dar este ataque. Enero (mes en el que se concretaron los despidos), no era el octubre triunfalista de Cambiemos pos elecciones. Había pasado el 18D, donde el Gobierno, a pesar de que consiguió que se vote la reforma previsional con el aval del peronismo, sufrió una derrota política. El destacado rol de los trabajadores y la izquierda ese día en las afueras del Congreso, y los cacerolazos posteriores por la noche, expresaban un importante cambio de humor en el conjunto de la clase. A esto, debemos sumar que ante cada ataque parcial del gobierno, con despidos o ajuste, en distintos puntos del país, surgió resistencia de los trabajadores, muchas veces pese a los límites o boicot de sus propias conducciones sindicales.
El corazón y el cuerpo del Hospital Posadas
La Dirección del Hospital, alineada con el Gobierno de Macri y Vidal, dispuso de una medida aleccionadora. Despidió al activismo de enfermería, delegados de los gremios STS y Cicop, referentes y militantes de izquierda que defienden a los trabajadores y la salud, entre otros. Lo hizo con el aval de los gremios ATE Morón y UPCN, aprovechando a su favor la división de los trabajadores en varios sindicatos. Posteriormente, las autoridades, para ahogar financieramente a los gremios en lucha, le quitaron a los trabajadores afiliados la posibilidad de aportar su cuota sindical.
El cambio de situación política nacional se expresó, con particularidades, en el Hospital. Por un lado, con este ataque se consolidó un activismo de lucha contra los despidos, con una destacada participación de las mujeres de enfermería. El corazón de la actual lucha reside en el núcleo de enfermeras y enfermeros que durante el segundo semestre de 2017, resistió la implementación de una jornada laboral nocturna de 12 horas, que afectaba una actividad laboral que está declarada incluso internacionalmente como insalubre, y que ponía en riesgo la atención de los pacientes.
Y por otro, un apoyo pasivo y extendido en el Hospital, que no termina de expresarse activamente de conjunto con medidas contundentes en el propio lugar de trabajo, por el temor a nuevos despidos y sobre todo por el miedo que pregona con apriete los sindicatos propatronales (ATE Morón y UPCN). Por eso, los trabajadores no despedidos para poder expresarse pero sin exponerse a los ojos del Directorio, buscaron diversas vías afuera para mostrar su apoyo: la movilización del 21F en la Av. 9 de Julio, el festival masivo en Auditorio Oeste o la marcha por la tarde el 8M.
Por eso desde un principio desde la Agrupación La Marrón propusimos poner en pie el cuerpo de delegados por sector, sin importar la filiación sindical, para superar una división artificial y aunar fuerzas en una organización democrática común.
Esta propuesta, la acompañamos con un diálogo específico con los trabajadores de los gremios alineados con el directorio, para que le impongan a sus conducciones que rompan la subordinación a las autoridades y convoquen a asambleas comunes y generales para debatir cómo enfrentar los despidos. Exigencias que vuelven a estar planteadas frente al vencimiento de nuevos 130 contratos el 31 de marzo, que puede abrir una nueva etapa en el actual conflicto.
Contra toda división por arriba, la perspectiva es pelear por la unidad de los trabajadores, en este caso para enfrentar los despidos, luchar para imponer el pase a planta de todos los trabajadores y la defensa de la salud pública, gratuita y de calidad.
Hacer del Posadas una causa popular y dar pasos en la estratégica alianza con otros trabajadores y la comunidad
Fondo de lucha y autoorganización
La implementación del fondo de lucha, propuesta por La Marrón desde un principio, tenía y tiene varios objetivos. Entre ellos, impulsarlo al interior del Hospital como una forma de unir el “adentro” con el activismo que habían echado. Por otra parte, que los despedidos lo tomen en sus manos, no sólo y desde ya para poder superar sus obstáculos económicos para mantenerse en la lucha, sino también para ser los organizadores de la solidaridad con su conflicto. Un gran punto de apoyo, era (y es) buscar la solidaridad en la comunidad y entre otros trabajadores, aprovechando la profunda bronca que hay con el Gobierno, en la perspectiva de hacer del Posadas una gran causa popular.
Los parlamentarios del PTS-FIT (Bregman, Del Caño y González Seligra) han hecho importantes aportes económicos de sus dietas, ya que a diferencia de toda la casta política compuesta por políticos profesionales que hacen carrera para enriquecerse, cobran igual que un trabajador y destinan el resto al apoyo de las luchas. Pero estos aportes van acompañados de la movilización, como herramienta para enfrentar los ataques y defender los derechos de los trabajadores, por eso están en primera línea de cada acción, y desde están bancas promueven la organización de los trabajadores.
Mientras que a su vez, con el fondo de lucha, apostamos a que los despedidos sean protagonistas del curso del conflicto, desarrollando sus propios espacios de debate, intercambio y decisión, con voz y voto. Combinado con las asambleas como órganos deliberativos de los trabajadores y sindicatos que apoyan la lucha, donde lo que se vota desde las bases se cumple, porque promover la autoorganización de los trabajadores, la libertad de tendencias y opiniones políticas, ya que creemos que es el método que aporta al desarrollo de instancias democráticas y a decidir el rumbo del conflicto.
La alianza con la comunidad, unidad y coordinación con otros trabajadores
Las recorridas en el Barrio Carlos Gardel, el acompañamiento a los docentes y estudiantes que enfrentan el ataque a la educación pública en Morón siendo parte de sus marchas, el apoyo a los trabajadores que enfrentan despidos como en la fábrica Envases del Plata que se encuentra a pocas cuadras del Hospital, o los festivales masivos en la zona buscan esa alianza con la comunidad.
El hacernos presente en los piquetes de la ciudad de Azul contra el cierre de Fanazul, el encuentro de coordinación de los trabajadores en lucha del 17F en el Hospital, la columna independiente que encabezaron en la movilización del 21F convocada por Moyano, buscar la unidad con la lucha del Inti en el corte común en el Obelisco, así como los cortes en la autopista para ganar visibilidad, son propuestas y acciones que pusimos en cada asamblea desde La Marrón, buscando dar pasos en la coordinación, unidad y visibilización del conflicto.
Particularmente, el corte en el Obelisco a primera mañana del 8M, votado en asamblea, lo propuso La Marrón, para aprovechar el paro internacional de mujeres a favor del conflicto y visibilizar las demandas de las mujeres trabajadores. El Gobierno quería evitar una marcha opositora o antigubernamental, por eso realizó la maniobra de imponer la discusión sobre el derecho al aborto, para golpear sobre el peronismo clerical, y pretendía comenzar el día de la mujer con el anuncio sobre la equidad salarial. El corte en el centro político del país, con especial protagonismo de las enfermeras, acompañadas por la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas, preocupó al Gobierno por su amplia repercusión mediática. Por eso se vieron obligados a recibirlas, y obligaron al Jefe de Recursos Humanos del directorio, a dar explicaciones sobre los despidos en una reunión que convocaron una semana después. A la misma asistieron una delegación de despedidos, que contaba con delegados del STS y Cicop, donde las autoridades y el Gobierno avalaron los despidos ilegales, como hizo Marcos Peña en el Congreso, cuando lo interpeló nuestro compañero Nicolás del Caño.
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Un conflicto atravesado por el debate de estrategias
Estas propuestas estuvieron atravesadas por distintos debates que se suscitaron en diversas instancias deliberativas. Los puntos de apoyo importantes que tienen los trabajadores a favor, no niegan la existencia de obstáculos y contradicciones. Inclusive la debilidad en la que se encuentra el Gobierno, no deja de hacer que sea un conflicto difícil, empezando por el grueso favor que le hace la burocracia sindical que se encuentra en la tregua o impone la división entre los trabajadores.
En este marco es que estos dos meses estuvieron atravesados por distintos debates entre las corrientes políticas sobre la perspectiva de la lucha. Desde quienes pregonan el abstencionismo y quisieron imponer sin éxito que no se podía hacer nada; o hasta quienes tenían una visión corporativa y sindicalista, que busca los puntos de apoyo sólo en las cuatro paredes del Hospital y apuestan, a lo sumo, sólo una estrategia legal desligada de la lucha de clases y la realidad política nacional.
Otro debate importante se dió frente a la tardía presencia en el conflicto de ATE nacional, que dirige Cachorro Godoy. A pesar de que los trabajadores le exigieron que se haga presente en la asamblea para acompañar las medidas que decidan, que repudie la actitud propatronal de ATE Morón, que aporte al fondo de lucha, se negaron, por lo tanto en los hechos, no han contribuido al desarrollo de la lucha de los despedidos.
¿Cuál fue nuestra propuesta? Desde La Marrón y el PTS, por un lado le exigimos a los sindicatos que apoyen activamente las luchas y convoquen a medidas que unifiquen las peleas dispersas contra los despidos. A la vez, que cuando las conducciones están en la tregua, se niegan a la lucha o realizan acciones testimoniales que no cambia la relación de fuerza a favor de los trabajadores, apostamos al mismo tiempo por unificar las luchas en curso, junto con coordinar para dar una pelea común, sentando jalones de nuevas organizaciones de trabajadores más acordes a las necesidades de su lucha, retomando la tradición de las coordinadoras de los ´70 (en el marco de un ascenso obrero) o la experiencia de los ceramistas de Zanon en Neuquén en la crisis del 2001.
No casualmente fuimos la corriente que peleó para que salga un Encuentro Nacional de Trabajadores en lucha y contra el ajuste. Así también, fuimos los que peleamos por la exigencia de paro y plan de lucha a las centrales sindicales, porque queremos que las conducciones salgan de sus cómodos sillones o acciones testimoniales, desde donde sólo piensan en el lejano 2019. A esto llamamos: “golpear juntos marchar separados”, enfrentar juntos los ataques, porque participamos con nuestras propias banderas, como el 21F, porque nada tenemos que ver con los que conducen los sindicatos que tienen sus propios interes personales y políticos.
Lo hacemos con la intención de dar nuevas fuerzas a la vanguardia que surge de una situación como la actual, que pueda influir sobre los sindicatos y la realidad política nacional.
Estas experiencias son claves en la perspectiva de recuperar los sindicatos para los trabajadores, y están lejos de quienes se proponen conquistar “nuevas direcciones en los gremios”, por fuera de las experiencias reales de los trabajadores en la lucha de clases.
En el caso del Hospital Posadas, incluso, al ser un centro de salud ubicado en la zona del AMBA, de acceso popular, cuenta a su favor con que levantando las banderas de la defensa de la salud pública, puede forjar una alianza estratégica y poderosa con la comunidad, de donde los referentes de los trabajadores surgen como nuevos “tribunos populares”, como expresión de la pelea por la hegemonía de los trabajadores que puede dar una salida a las demandas del conjunto de los explotados y oprimidos.
Y como si fuera poco, al ser las enfermeras las que se destacan al frente de esta lucha, pueden apoyarse en el enorme movimiento de mujeres, para apuntar lanzas contra el Gobierno y Directorio que las ataca. A la vez que contribuyen, en perspectiva, a forjar un feminismo que teja una alianza con las trabajadoras, que tome sus demandas, y que cuestione el patriarcado pero también la explotación capitalista y el Estado.
Entre esos importantes fenómenos de la realidad política, que saca la fuerza de miles a las calles, se acerca el 24M. Esta fecha será más que significativa para el Hospital Posadas, con una importante tradición combativa en los 70, que luego durante el Golpe de Estado, los genocidas, intentaron exterminar instalando un centro de detención clandestino en la misma institución, conocido como “El Chalet”. Hace poco, se dio a conocer que los restos fósiles que encontraron, pertenecen a uno de los trabajadores desaparecidos del hospital.
El desafío de los que hoy están luchando, es retomar su propia historia y tradición como clase trabajadora, sacar las mejores conclusiones. El mejor homenaje a los que lucharon por cambiar esta sociedad de raíz, es marchar este 24M de manera independiente de los ajustadores de hoy, desde Macri y Vidal, a los gobernadores peronistas, el mismo PJ que votó la reforma jubilatoria sin importar la vida de miles de abuelos que viven con unos pocos miles de pesos.
Estos dos meses, ya dejaron lecciones y experiencias interesantes para todos los trabajadores y trabajadoras que quieren enfrentar y resistir los ataques. Los y las despedidas del Hospital Posadas ya son un actor político y sindical de la realidad, que luchan por su reincorporación, a la vez que pueden dejar sentada una perspectiva y un camino, para que ellos mismos u otros trabajadores retomen.
Como a la vez el Posadas y en particular, el PTS, nos apoyamos en las experiencias previas para fortalecer las luchas actuales y prepararse mejor para las venideras, en el camino de construir una salida independiente y anticapitalista, propia de los trabajadores. Convocamos a una militancia en común, en el PTS que impulsa el Movimiento de Agrupaciones Clasistas y Pan y Rosas, a todos aquellos que acuerdan con esta perspectiva, para hacerla más fuerte y poderosa.
(*) Trabajadores del distrito de Morón, articulaban con regiones como Moreno, Tres de Febrero y La Matanza, donde se destacaban los frentes de salud, docentes, estatales, ferroviarios, junto con metalurgicos y metalmecanicos. (Ver Insurgencia Obrera en la Argentina, Ruth Werner-Facundo Aguirre). |