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La Izquierda Diario
18 de marzo de 2018 Twitter Faceboock

Entrevista
"La legalización del aborto daría a las mujeres la posibilidad de elegir si quieren continuar el embarazo o no"
María Fernández

En el marco del debate abierto sobre la legalización del aborto, La Izquierda Diario entrevistó a una trabajadora de la sanidad que cuenta cómo se aborda la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en la salud pública rosarina.

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Hoy todo el país toma posición frente a la exigencia del derecho al aborto, una pelea que gana cada vez más apoyo frente a la ya inocultable realidad de que las víctimas de la clandestinidad son mujeres especialmente de bajos recursos. En Rosario en 2007 se sancionó el Protocolo de Atención Integral para la Mujer en Casos de Aborto No Punible a través de la Ordenanza 8186/2007, que luego fue modificada por la 959/2016 para adecuarla al Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo, publicada en el 2015 por el Ministerio de Salud de la Nación. Estas guías y protocolos establecen procedimientos de actuación ante los casos de abortos permitidos por el Código Penal, para evitar que éstos se judicialicen. También hay que decir que el terrible caso de Ana María Acevedo, la joven de Vera que murió porque el Estado le negó el acceso a un aborto no punible y a un tratamiento de salud para curar un cáncer de mandíbula que padecía, puso sobre la mesa en Santa Fe el derecho al aborto como un problema de salud pública.

La aplicación de la ILE en Rosario depende en alto grado de la voluntad y el esfuerzo de los profesionales de la salud comprometidos con esta tarea. Es necesario que profundicemos la pelea por que se legalice el aborto para evitar que miles sigan padeciendo la clandestinidad de esta práctica médica que lleva a riesgos en la salud y la vida de las mujeres y las personas gestantes, y de su libertad, como lo expresa el caso de la tucumana Belén que fue encerrada durante tres años por un aborto espontáneo.

Sobre todo esto conversamos con una profesional de la salud rosarina, de quien mantenemos su nombre en reserva para no exponer su vida personal y su trabajo ante los minoritarios pero agresivos grupos anti-derechos.

A partir de que se reabrió el debate sobre el derecho al aborto a nivel nacional, se dio más difusión al trabajo de muchos equipos y profesionales de la salud pública rosarina para abordar los casos de Interrupción Legal del Embarazo (ILE), que se adecúa al Protocolo que en 2015 establece el Ministerio de Salud, y que se conoce poco no sólo en otras provincias, sino también en Santa Fe y en la propia ciudad de Rosario.

Nosotros reclamamos mucho la falta de difusión de estos equipos y del derecho al acceso a la ILE al Ministerio de Salud, ellos tienen sus argumentos, y al menos en parte se trata de cuidarse de los grupos anti-derechos. Dentro mismo de los hospitales tenés muchos grupos objetores. En general los equipos que empiezan a funcionar en los hospitales tienen que ver con servicios que se declaran objetores, o mayoría del staff objetores, entonces desde el Ministerio de Salud y las direcciones de los hospitales empiezan a pensar equipos alternativos que puedan ir instalando la práctica. Te los encontrás en el que te tiene que dar el misoprostol en la farmacia, el que te tiene que anotar para darte un turno, el que te tiene que sacar sangre para ver si estás embarazada, el que te hace la ecografía. Si no hay un equipo poniendo el cuerpo y destrabando cada una de las cosas, la mujer se va chocando obstáculo tras obstáculo. Es increíble, hay objetores hasta en informática, nos encontramos con lugares donde las recetas de misoprostol no las cargaban porque quien las tenía que cargar estaba en contra. A veces hasta los de seguridad les dicen a las pacientes que no se atiende ese día, que se atiende en otro lado, que les toca otro lado. Todo para desinformar, para que la mujer no llegue a la puerta. Uno se va encontrando con que hay cuestiones en la sociedad en las que se va avanzando, a pulmón y quizás muy lentamente, pero siempre mucho más rápido que las instituciones. Entonces depende de las personas que formamos esa institución en ir deconstruyendo y preguntándonos y aprendiendo. Yo creo igual que Rosario está a años luz de lo que sucede en el resto del país, pero uno quisiera tener otros marcos y otros recursos.

Distintos medios de comunicación vienen recogiendo voces de funcionarios públicos municipales que dicen que la mortalidad de mujeres gestantes por abortos voluntarios es igual a cero ¿esto es así?

Es así, han disminuido. Es muy difícil igual tener los datos, los registros. Hasta hace unos años se veían muertes por aborto en el norte de la provincia, pero no en Rosario. Y ya no se ven abortos infectados, que es lo que ha evitado el misoprostol. Más allá de las políticas públicas, el acceso de las mujeres al misoprostol, aún de manera informal, lo que hace es disminuir las internaciones por infección, y eso sí es notable. En el hospital, hace 30 años, un médico cada vez que llegaba tenía 6 o 7 mujeres de ingreso por abortos infectados, y eso hoy en día no se ve. Hoy en Rosario la mayoría de los centros de salud acompañan la interrupción voluntaria del embarazo, que es lo que nosotros queremos fortalecer: que la mujer pueda ir a su centro de salud más cercano y decir por lo que está atravesando. El hospital es el último recurso. Los hospitales son inaccesibles por un montón de cuestiones a las mujeres que quizás están más vulneradas, entonces nosotros lo que queremos difundir más es que ante un embarazo no deseado tu derecho es que te atiendan en el centro de salud y de manera inmediata. Hay veces que la mujer no se anima a decir por qué quiere un turno, le dan un turno a veinte días, se empiezan a dilatar todas las cuestiones, y cuando llega ya es un embarazo avanzado. Cuando una mujer va al médico y le dice que está embarazada tampoco hay registro de la pregunta "¿lo querías tener?”, "¿lo estabas buscando?", "¿cómo te sentís con esto?", eso es un aprendizaje para todos los médicos, no es algo que te enseñan en la facultad, salvo ahora que está la cátedra. En los centros de salud, ese acceso inmediato como una urgencia - nosotros creemos que un embarazo no deseado es una urgencia- cambia todas las posibilidades de la mujer de sentirse acompañada. Rosario lo que tiene, y parte de Santa Fe también, es que, con el viejo Código Penal de 1921 nosotros lo aplicamos como si tuviésemos la ley.

¿Cuál es la interpretación que hacen de esas excepciones contempladas en el art. 86 del Código Penal?

El aborto no punible, que es por causal salud o causal violación, habla del riesgo para la salud de la mujer. La interpretación de salud que hacemos desde los equipos interdisciplinarios es el bienestar biopsicosocial. Es una definición que nunca nos gustó mucho de la OMS (Organización Mundial de la Salud, nota de la E.), porque nosotros creemos que salud es mucho más que eso, o que el bienestar estable no existe nunca, que es muy dinámico. Pero en esto nos agarramos de esa definición, porque nosotros nos encontramos con mujeres con una angustia psíquica muy fuerte, con depresión, con ideas suicidas, totalmente alterado su proyecto de vida, con un desborde emocional muy grande, a veces con una gran responsabilidad te dicen "yo no puedo tener un hijo en este momento, no puedo traer otro hijo al mundo, no tengo para darle de comer a los que tengo". Y esas cuestiones afectan claramente a la salud de la mujer. Cuando la mujer está devastada o te dice "me hice el test y sentí que me moría", "siento que me quiero morir". Y es muy loco, o no tan loco, pero sí algunos que lo ligan tanto a la vida, hay mujeres que cuando aparece un embarazo que no estaban buscando se les vienen sólo ideas de muerte. Se pone en términos: es o esta vida o es la mía, y se pone como una defensa propia. Yo a veces no acuerdo con el discurso de "es mi cuerpo, yo decido", hay un registro de que hay otro cuerpo, para muchas hay un registro de que hay otra vida, pero hay un registro mayor de que está atentando contra su propia vida, con su desarrollo personal, con las posibilidades de ese momento, y llegan a solicitar una interrupción de embarazo. Nosotros lo que vemos también que ojalá fuera más sencillo llegar, digo psíquicamente, a solicitarlo. Las mujeres vienen atravesadas por la culpa, muchas de ellas son creyentes, la gran mayoría. Tenemos también grandes compañeras militantes que se encuentran quizás en esa situación, pero no deja de ser una situación traumática, aunque siempre menos traumática para ellas que continuar con la gestación. Por lo menos, de las mujeres que hemos acompañado nosotros, a nadie le ha resultado una cuestión de un trámite o una utilización como de un método anticonceptivo. Nadie quiere concebir para después sacárselo, no existe. Cuando evaluamos con estos equipos donde hay trabajadores sociales, hay psicólogos, decimos "bueno, esta mujer siente que no puede con este embarazo, pero ¿puede con un aborto? ¿puede atravesarlo?". Son situaciones que no todas se lo permiten. Hay mujeres que vienen a pedir información pero después no pueden poner el cuerpo. En los hospitales que registran hay alrededor de un 10% de mujeres que después de la entrevista deciden continuar con su embarazo.

Lo que nosotros vemos también en los equipos es que la falta de información y de difusión en los barrios y en los centros de salud, hace que los que accedan o están accediendo son los que más recursos para acceder tienen. Esto es un problema del que las obras sociales no se ocupan, y el Ministerio de Salud de Santa Fe sí decidió dar el paso y ocuparse y atender a la gente que tiene obra social. Y para romper mitos, pensando qué mujer es la que accede, vemos que son todas las edades, todas las clases sociales, con hijo, sin hijo, con pareja, sin pareja. Las que llegan tarde son las más vulneradas, las más niñas, en situación de violación, las más arrasadas, y las que llegan más temprano, que son procesos mucho más sencillos, más livianos, tiene que ver con mayor información y mayor poder de decisión. Hoy en día sigue eligiendo la clase media alta, el resto no elige o elige muy poco.

¿Cómo funciona todo el dispositivo de salud alrededor de la ILE en Rosario?

El proceso histórico fue maravilloso. Primero sabíamos qué farmacias vendían el misoprostol sin receta, o con receta a nombre de un varón. Después empieza a comprar la medicación la municipalidad de Rosario. Después lo empieza a comprar la provincia, y lo que se empezó a hacer es garantizar que haya siempre algún tratamiento disponible en el centro de salud para evitar todo un circuito burocrático que tenía que hacer la mujer si no ante una receta. Y se trata de que por lo menos siempre haya un médico, y esto es lo que debe garantizarse, un médico no objetor que esté acompañando en cada centro de salud. Eso no se cumple. Si bien son la gran mayoría que viene acompañando, hay determinados centros de salud que sabemos que no ven las situaciones, no las toman, las tratan mal a las mujeres. Y eso no tiene que ver sólo con una cuestión de ideología. O sí, una ideología clara, pero no con una cuestión de la objeción de conciencia de por sí, de una cuestión religiosa. No, va más allá, eso es odio contra las mujeres, es misoginia, es resentimiento contra el disfrute de la mujer, contra el poder ejercer sus derechos sexuales, y es también el no querer ocuparse de las situaciones complejas. Porque de hecho todos somos trabajadores de la salud pública y nos tenemos que ocupar. Somos el Estado y hay que hacerse cargo. Pero un poco veníamos a esto: no todos los centros de salud garantizan, pero sí la gran mayoría. Tratamos de que los dispositivos de los hospitales direccionen a la mujer adonde corresponde, garantizando el derecho en el territorio y de manera ambulatoria, que es la manera más adecuada de acompañar ILE estando disponible a mayor cantidad de mujeres.

En cuanto a la prevención ¿cómo evaluás el acceso a los anticonceptivos y otros métodos como la ligadura de trompas?

Las mujeres quedan muchas veces en largas listas de espera para hacerse una ligadura. Nosotros hemos acompañado situaciones de interrupción de embarazo en mujeres que esperaban ser ligadas, y es un terrible fracaso de la salud pública. Las mujeres que uno llega a acompañar en una interrupción, las que mejor posicionadas llegan, hicieron de todo para no estar embarazadas. Cuando una mujer fue a buscar anticonceptivos, se encontró con que inyectables no había, usó preservativos, se rompió el preservativo, usó anticoncepción de emergencia, y si se queda embarazada va a interrumpir. Nada tiene el cien por ciento de eficacia, hay un montón de factores que no le explican muchas veces a las mujeres, y donde puede producirse el embarazo igual aunque estés tomando la pastilla todos los días. Uno ve la falta de educación, pero no es el mayor peso en las pacientes que vemos. Hay un 20% de falla de métodos anticonceptivos utilizándolos correctamente, porque si tuvo diarrea, tuvo vómitos o tomó antibióticos, eso disminuye la eficacia del anticonceptivo, eso las mujeres no lo saben. También hay mujeres en las que hay una falta de registro del cuerpo y del registro del cuidado, no es solo la falta de información sexual. Hay mujeres que están completamente vulneradas, muy expuestas a todo tipo de riesgo, y el embarazo no deseado termina siendo un desenlace más de una cadena de exposición a riesgos. Y sí hay dificultad de acceso a determinados métodos anticonceptivos en los centros de salud, por momentos no llegan de Nación y ha tenido que comprar la provincia de Santa Fe. El implante subcutáneo no hay, no llegan, o hay muy pocos y cada tanto se hacen compras desde los hospitales. Quizás antes, una vez al año tenías algún corte o bajaban los inyectables y tenías que usar más anticonceptivos, cortaba algún insumo. Pero en los últimos dos años, con el cambio de gobierno claramente ha habido un retroceso en todas las políticas de derechos sexuales y de acceso a anticonceptivos. Y ahí es responsabilidad del Estado: la educación sexual, la anticoncepción, y en última instancia, cuando fallaron todas esas, es la interrupción legal del embarazo. No se aplica la educación sexual integral, entonces es una cuestión que de por sí arranca mal. Pero no es lo único, hay una gran proporción que tiene que ver con la falla de métodos que hay y con la falta de acceso cuando una mujer ya decide con qué cuidarse. Hay dificultades de acceso a la vasectomía y a la ligadura tubaria. Sería bueno que los preservativos estén en todos lados, de hecho aumenta la sífilis y el HIV porque no se está usando preservativo. Y no hay campañas como uno ve del dengue todos los años, pero no estamos hablando de enfermedades de transmisión sexual. No se escucha, no se ve, no hay campañas a nivel nacional. Y a nivel provincial siempre los recursos son menos.

¿Cómo ves la discusión abierta en toda la sociedad sobre la legalización del aborto y la presentación en el Congreso nuevamente del proyecto impulsado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo?

Con ley o sin ley Rosario lo viene garantizando, con algunas dificultades que la ley quizás resolvería, pero creo que a nivel individual y algunos determinados colectivos que se han ido armando para garantizar esos derechos a la salud sexual, se ha avanzado mucho. Para mí todo esto es una oportunidad. Lo veníamos hablando, esto, al principio mucho temor de hablar, de exponerse, de cómo cuidar los dispositivos. Pero cuando uno no habla el espacio lo ocupa el otro. Hace poco en los medios se vio en horario central a grupos antiderechos en la puerta de un hospital interfiriendo una capacitación y el proceso de atención de las mujeres en solicitud de ILE, desinformando y transmitiendo información falsa y violenta. Eso no debería permitirse, o al menos debería también circular información oficial, científica y la normativa legal vigente. Entonces me parece toda una oportunidad para que esto salga de abajo de la alfombra, para que se difunda, para que las mujeres empiecen a escuchar. Cuando empezaron a circular las feministas por el programa de Rial, a mí me pareció genial. Y que la palabra más buscada sea "misoprostol" a mí me pone la piel de gallina. Yo no pensé que iba a estar viviendo esta etapa. Pensé que iba a seguir siendo siempre un tema más tabú. A nosotros nos ha permitido a muchos decir de qué trabajamos sin tanto pudor, sin tanto temor a la opinión del otro. Y el debate está, y para mí es maravilloso, en la familia, está en la mesa, cuando vas a un supermercado, está en el ambiente. Para mí eso, sea el gobierno que lo haya puesto o sea una cortina de humo para no hablar de los verdaderos problemas, es una oportunidad para las mujeres y que hay que aprovechar. Quizás uno no tenga muchas esperanzas porque venimos golpeados con el tema año tras año, y con mucho temor a los retrocesos. Sabemos que aparte del proyecto de la Campaña va a haber un proyecto del PRO, y bueno, eso es lo que me da un poco de temor. Pero para mí es una alegría inmensa, es un alivio, porque los que acompañamos a mujeres en situación de aborto muchas veces nos sentimos solos. Y uno empieza a escuchar otras voces, y se empieza a escuchar en todas las oficinas, y te empiezan a preguntar. A mí me enoja cuando se plantea sólo de la cuestión numérica y de la mortalidad materna, no tiene que ver sólo con eso, no es lo más importante. Estamos hablando de un derecho humano, de un derecho sexual, del derecho a planificar los hijos que uno quisiera tener. Hablamos de dignidad de las mujeres, de justicia social. No importa cuántas muertas, si hay una muerta ya está. Tampoco tiene que ver con cuándo empieza la vida, son discusiones que no te llevan a ningún lado.

¿En tu opinión alcanzaría con que se generalice la experiencia de Rosario al resto del país en cuanto a la aplicación del Protocolo de nación, o esto no es suficiente y hay que ir por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo?

Para nosotros la máxima es la legalización, yo no iría nunca por menos. Si se llegara sólo a despenalizar, pero al menos se implementara el protocolo en todo el país, estaría buenísimo, ya sería un gran avance. Lo que pasa es que sabemos que se necesita una estructura mucho más fuerte, la legalización le otorga responsabilidad al estado, tiene que haber recursos, tiene que estar la ley reglamentada, tenés que armar estos equipos y demás. Para mí la gran diferencia es la legalización, pero como te decía antes, que haya un debate ya es un gran avance, que se pueda implementar el protocolo sería un gran paso. Mi temor es el retroceso, que aparezca un proyecto alternativo que nos haga ir para atrás, porque no es un gobierno que se caracterice por garantizar derechos, entonces me permito el beneficio de la duda. En Rosario, y otros pocos lugares, donde se aplica el aborto no punible por causales, es el equipo el que definiendo si tenés la causal o no. La mujer está ante una especie de tribunal que te dice: sí tenés derecho o no tenés derecho a un aborto; si tenés acceso o no a un aborto no punible. Si se logra la interrupción voluntaria del embarazo, el poder de la mujer cambia; en una solicitud de un aborto es la mujer la que te lo viene a pedir, no es el médico el que te viene a indicar. Ahí se dan vuelta completamente los papeles, e ir a una legalización vendría a exigirte a vos desde ese lugar, que es algo que nos cuesta muchísimo a los médicos, dejar el poder, bajarnos del pedestal, y dejar a la mujer que elija si quiere y puede continuar con este embarazo o no.

 
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