LID: ¿Actualmente cuál es tu función como trabajador en el hospital?
Diego Gomez: Soy densitometrista en ese servicio desde 2011 y actualmente me desempeño en ésta área.
LID: El sector denuncia desde hace tiempo problemas para la atención de pacientes oncológicos, ¿podrías contar cuáles son?
DG: Los tratamientos oncológicos y, especialmente radioterapéuticos, han avanzado muchísimo en estas últimas décadas.
Hoy contamos con equipamiento que fue puesto en marcha en 1980, y a la fecha no tuvo ninguna actualización. La falta de inversión y modernización fue estancando al servicio, dejándonos, en muchas ocasiones, sin capacidad para atender a la población con los estándares que se establecen en Argentina. Cosa que hace casi cuatro décadas atrás se lograba ampliamente.
La problemática se da en el tipo de aparatología, puesto que el recurso humano está y “desgraciadamente” la demanda existe.
El avance de nuevas técnicas sumado al desgaste del actual equipo, estamos hablando de una bomba de cobalto 60 de fabricación canadiense, la cual en muchos lugares se encuentra en desuso y hace varios años que se dejó de fabricar, significa que es obsoleta. A esto se le agrega que las limitaciones de los espacios físicos, hicieron que las distintas jefaturas que se encargaban del área, presentaran notas y hagan saber de los inconvenientes.
Los reclamos datan del 2008 aproximadamente. Los pedidos han pasado por la dirección del hospital, subsecretaria de salud y hasta la legislatura; con un pedido de informe realizado en 2016.
LID: ¿cuáles fueron las respuestas por parte de las autoridades de salud a la fecha?
DG: Se han presentado gran cantidad de planos, presupuestos, informes, etc. para que se compren y se pongan en marcha los nuevos equipos que necesitamos. Pero siempre las trabas venían desde lo económico.
En algún momento se hablaba de trasladar el sector a un supuesto hospital nuevo en la meseta de la ciudad. Y hasta llegaron a afirmar la construcción de un servicio totalmente nuevo subterráneo. Nada de esto se dio.
Lo real, es que el año pasado desde la legislatura se aprobó, en el presupuesto anual, la compra de los equipos para la actualización tecnológica de nuestro hospital, un acelerador lineal de electrones y la remodelación del bunker (sumado a un equipamiento dosimétrico e inmovilizadores para los pacientes, también muy necesarios).
A la fecha no existe novedad alguna sobre la nueva aparatología.
Nuestro actual equipo requiere un cambio de su fuente radiactiva, que se decae exponencialmente, alargando los tiempos de tratamientos de los pacientes.
Uno de los equipos, el simulador, dejó de funcionar hace tres años. Se gestionó una donación por parte de un centro de Comodoro Rivadavia, pero quedo estacionado en el pasillo del servicio hace 6 meses. Todavía no se mueve ni un tornillo.
LID: ¿Cómo impacta esta situación, a esta altura, en el servicio?
Todo esto que se describe sumado a la posible pérdida de personal altamente capacitado debido al estancamiento profesional, hizo que la jefatura tome la decisión de informar a la dirección del hospital que solo serán tratados los pacientes de carácter paliativo. Derivando al privado al resto de los pacientes.
LID: ¿cuál es tu opinión respecto de lo q está pasando en tu sector y en el sistema de salud de conjunto?
No es noticia que las políticas referidas a salud pública dieron un giro histórico en los noventa. El desfinanciamiento de hospitales y centros de salud, hizo crecer exponencialmente a las clínicas y centros privados. Oncología y la radioterapia no fue ajena a este suceso en aquella época ni ahora.
Hace un mes fue inaugurado en el parque industrial de la ciudad de Neuquén un centro oncológico con el equipamiento que venimos reclamando hace años. No sería raro que los intereses económicos de algunos empresarios de la salud de la zona, afecten la capacidad de crecimiento que pueda llegar a tener una institución pública. | 
