El pasado miércoles (14), el asesinato de Marielle Franco, concejala de Rio de Janeiro, provocó un escándalo nacional y manifestaciones en todo el país. Marielle era miembro de una comisión que monitoreaba la intervención federal de Rio de Janeiro y, cuatro días antes de su muerte, había denunciado en su Facebook la violencia de la Policía Militar en la favela Acari que asesinó y tiró a dos jóvenes en una fosa.
Sin embargo, las versiones oficiales trataron de mostrar otra realidad. Los medios de comunicación y el gobierno contaron diferentes versiones sobre los hechos, manipulando la información y poniéndose de acuerdo sobre qué iban a decir. Vaciando el caso de forma selectiva y desinformando, estos sectores disputan puntos de vistas para manipular a la opinión pública, según sus propios intereses. Frente a esta campaña de noticias falsas tenemos el derecho a saber la verdad sobre el asesinato de Marielle y Anderson, y todo indica que eso solo será posible a través de una comisión independiente para investigar lo ocurrido.
A estas alturas ya nadie duda de que fue un pedido de ejecución, teniendo en cuenta que se trata de asesinos profesionales que la persiguieron y no se robaron nada. Además, el involucramiento de agentes públicos del Estado – policías o personas con entrenamiento militar para consumar el crimen - es una fuerte hipótesis, divulgada incluso por el Coordinador del Ministerio Público Federal (MPF) de Río de Janeiro.
Guerra de versiones y contradicciones en la investigación
Empezando por las balas utilizadas en el asesinato, la Policía Federal (PF) brasileña afirmó que las municiones pertenecían a un lote vendido a la misma PF en 2006. También se encontraron balas del mismo lote en otros dos atroces crímenes en San Pablo: la masacre de Barueri y Osasco fue perpetrada por policías militares y un policía civil, según la misma policía.
De acuerdo con el portal de noticias G1, el Ministro de Seguridad Pública de Brasil, Raul Jungmann, afirmó que la munición utilizada en la ejecución de Marielle habría sido robada de la sede de los correos en Paraíba, y que parte del lote de más de 1,9 millón de municiones se habría desviado de la propia Policía Federal en 2007 a organizaciones criminales, pero el correo desmintió esta versión diciendo que no había ningún registro sobre algún incidente de esta naturaleza.
El lunes de esta semana el Ministerio brasileño cambió su versión desmintiendo el hecho de que las balas habían sido robadas en la sede de los correos y ahora la nueva versión es que las municiones habían sido encontradas en los correos luego de un supuesto robo.
Otra versión controversial es que el auto que perseguía a la concejala y que había participado del asesinato habría sido encontrado en el estado de Minas Gerais (MG). Luego desmintieron esta historia y afirmaron que el vehículo no estaba involucrado en el crimen y que el dueño del auto había pagado una fianza y ya estaba libre.
Las diferentes hipótesis emitidas sobre el asesinato, tanto por la red Globo como por el gobierno y la policía, demuestran que estos sectores pretenden generar sus propias versiones de lo ocurrido. Globo elige lo que quiere difundir en sus programas, tiene “acceso exclusivo” a cámaras, a informaciones sobre los sospechosos, a declaraciones y a los pasos de la investigación, y utiliza sus métodos de “vaciamiento selectivo” de la información para confundir a los televidentes sobre lo que realmente sucedió. En el fondo tratan de robar la militancia de Marielle, con el objetivo de fortalecer la intervención federal en Rio, todo lo opuesto de lo que Marielle quería y contra lo que luchaba.
Además de notas “exclusivas” sobre el caso en sus principales diarios, Globo utiliza la conmoción nacional que esto genera y socava los interrogantes, manipulando a la opinión pública sobre lo que realmente ocurrió. El crimen de Marielle hizo que millones de personas salieran a las calles contra la Policía y contra la intervención federal, que asesina todos los días a negros y pobres en los suburbios brasileños. Y la posibilidad de que no puedan controlar estas manifestaciones genera temor tanto en la intervención federal como en la Red Globo.
Todo indica que fue una ejecución política, directamente vinculada a las denuncias que Marielle venía realizando sobre la violencia de la policía en Río, la masacre del pueblo negro - como venía ocurriendo en los últimos tiempos, incluso con asesinatos de niños - y la intervención federal de Temer.
Las diferentes versiones sobre el crimen, el involucramiento de la policía y del gobierno, y el hecho de haber sido una concejala que denunciaba la violencia de la policía en las favelas solo demuestran cuan contradictorio es que la misma policía sea la que investigue el caso. Es un absurdo que la institución más asesina de Brasil sea el sujeto que investigue a los crímenes cometidos por ella misma.
En la lucha por justicia no se puede confiar en la policía y en sus investigaciones, ya que sabemos lo mucho que está involucrada con el crimen organizado y sus intereses políticos. Todos saben que el Estado es el responsable por el asesinato de Marielle.
Solo una comisión independiente puede garantizar una investigación verdadera y encontrar a los culpables, no solo a los ejecutores, sino al culpable intelectual de este crimen político.
Resulta necesario entonces conformar una Comisión de Investigación Independiente con parlamentarios del PSOL, representantes de organismos de Derechos Humanos, de sindicatos, de movimientos de la favela que saben bien cómo operan la policía y el crimen organizado, intelectuales especialistas de la crisis social en Rio y otros sectores con legitimidad popular para investigar. Será necesario luchar en las calles para que esta comisión tenga acceso a todos los archivos de la investigación y recursos para trabajar. Una comisión de este tipo, apoyada en la fuerza de las manifestaciones en las calles, podría instituirse como un organismo que tenga legitimidad para investigar los frecuentes asesinatos del Estado. |