Foto: EFE/Kiko Huesca
Mil días de gestión de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de la capital ¿Cual es el primer balance?
En urbanismo se han impulsando pelotazos urbanísticos previamente puestos en marcha por el PP. Canalejas o Chamartín, entre otros, son ejemplos de ello. Lo mismo ha sucedido respecto a las beneficiosas concesiones a las grandes empresas constructoras que explotan los servicios municipales más esenciales.
En el pago de la deuda municipal se ha batido todo un récord. Se prevé que en el 2018 se haya reducido un 60% respecto a 2015. ¿Como se ha logrado? amortizando deuda con superávit y aceptando los recortes extraordinarios impuestos por Montoro. En la otra cara el drama de los desahucios continúa. De las 4.200 viviendas públicas prometidas solo hay planificadas 2.500, y la lista de espera para acceder a un piso social es de 20.000 personas. Las inversiones públicas para fomentar el desarrollo de empleo público directo sigue a la espera.
En el ámbito de las libertades democráticas, se ha mantenido la persecución y acoso institucional a manteros o inmigrantes, como se vió con el caso de Mmame Mbage. Además del mantenimiento del cuerpo de los antidisturbios municipales, los desalojos de espacios ocupados por colectivos alternativos o la persecución contra los titiriteros, uno de los grandes ataques a la libertad de expresión de los últimos años.
Visto o visto, lo sorprende que ahora Manuela haga declaraciones en las que renuncie a las grandes políticas, y opte por querer medirse por los pequeños gestos o mejoras: “los problemas individuales por cosas que les resultan absurdas. Que tardes seis años en dar la licencia a un ascensor y cosas así. La gente quiere sentido común y ser atendidos. Yo intento solucionar las cosas pequeñas. Lo apunto y lo intento arreglar”. Cualquier otra política que implique una mínima transformación de la realidad en favor de “los de abajo” abriría posibles enfrentamientos con las élites, algo de lo que rehuye totalmente.
Para el siguiente año las previsiones no mejoran. El Ayuntamiento de Madrid se encuentra con el presupuesto prorrogado del 2017. Por lo tanto no se han podido incrementar las partidas. Todo a pesar de haber accedido previamente a recortar el Presupuesto de 2017 en más de 540 millones de euros capitulando a las imposiciones de Montoro. Además, hay que añadir para 2018 otra reducción de gasto añadido de 43,8 millones de euros, en un nuevo cumplimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
Los 1.000 millones de euros que se anuncian que se destinarán a nuevas inversiones a través de las llamadas Inversiones Financieras Sostenibles (IFS), irán destinados a proyectos cuyos compromisos de gasto no pueden superar los dos años y que hoy por hoy no incluyen políticas sociales.
Lo más soprendente es que El Ayuntamiento de Manuela Carmena, supuestamente del “cambio”, pretenda presentar como proyecto estrella de su gestión la remodelación de la Gran Vía, al más puro estilo de los alcaldes de la obra pública.
Sobre todo esto gravita la enorme decepción existente entre las clases populares por lo poco realizado por la gestión de Manuela Carmena. Algo que dificulta enormemente las perspectivas electorales de Ahora Madrid de cara a 2019. Además está por verse cual sea la fórmula que finalmente se busque para unificar electoralmente a Podemos y las confluencias. Manuela Carmena, casi segura candidata, pretende atar la candidatura para desenvolverse sin ninguna oposición interna en la próxima legislatura. Anticapitalistas e IU, que se manifiestan críticos con algunas de las decisiones, es poco probable que opten por quedarse fuera.
Los trabajadores y las clases populares no podemos confiar pasivamente en que una más que posible candidatura de este tipo resuelva nuestras reivindicaciones sociales. Es necesario impulsar la movilización y la autoorganización desde ahora mismo, puesto que además todo apunta a que se está produciendo una nueva emergencia de las movilizaciones en la calle para el próximo periodo. Este y no otro es el camino para abordar con éxito y garantías la exigencia de unas políticas municipales que hagan una ciudad más habitable y contraria a los intereses de las élites urbanas y en favor de la clase trabajadora y las clases populares. |