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30 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

Columna De Opinión
Hipocresía institucional:"Somos de la Chile y no cualquiera lo puede decir"
Romina Fuentes | Licenciada en Medicina Veterinaria de la U. de Chile y militante de Pan y Rosas y Vencer

“Somos de la Chile y no cualquiera lo puede decir”, es una de las frases más inspiradoras (siendo mechón (a)) -a la vez que engañosa-, con la que me he tenido que enfrentar estos últimos 5 años en FaVet. Verla todos los días junto al logo de la marca Cannes me recuerda esa maqueta que te venden cuando entras a la Universidad, esa de la universidad pública y democrática. Esa de la principal escuela de Veterinaria de Chile.

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Pública cuando tenemos que pagar 4 millones todos los años y 2 más para poder rendir el Internado (última asignatura de la carrera) -si es que repruebas algunas de las áreas- . Democrática cuando no tenemos ningún poder de decisión efectivo, ni por nuestras prácticas, ni por nuestra malla. La principal escuela de Veterinaria de Chile, cuando su principal preocupación es la formación de veterinarios (as) generalistas con enfoque productivo y no el de profesionales que entreguen sus herramientas para la mejora del bienestar animal y humano en nuestro país. Es decir, de profesionales que están más preparados para responder al mercado productivo que a las necesidades reales de la población: el acceso a la salud veterinaria pública y de calidad, la protección de la flora y la fauna -que hoy se encuentra supeditada a la expansión de la explotación capitalista-, el bienestar animal, la distribución de recursos de manera equitativa y un desarrollo de la ciencia que permita avances en la salud -de manera integral- y el bienestar humano.

Esto último se ve traducido directamente en la malla, donde existe un ramo conocido como Internado.

El Internado, es la asignatura donde por vez primera ponemos a prueba nuestros conocimientos con responsabilidades y problemas reales; y es el más claro catalizador de estas contradicciones.

El Internado es la asignatura (del último semestre de nuestra carrera) que finalmente, debiera “validarte” como futuro veterinario (a). Compuesto por 3 áreas: Internado de Medicina Preventiva, Internado de Producción Animal e Internado de Medicina, este último subdividido en tres etapas: Medicina de Rumiantes, Medicina de Equinos y Medicina de Pequeños Animales, posee una duración de 9 semanas. Cada uno de éstos módulos por ende, con una duración de 3 semanas, evalúa tu capacidad de responder frente a tus pacientes, ya sea como individuos o como sistema productivo (donde tu preocupación no es el paciente, sino que el rebaño al cual asesoras). De reprobar algunas de sus áreas, debes esperar un año completo (segundo semestre del año siguiente) para poder rendir el área pendiente y así poder finalizar el Internado.

Hoy las (os) estudiantes de Medicina Veterinaria debemos pagar $2.034.000 (sin posibilidad de beca, sólo de endeudamiento) para poder rendir nuevamente el área reprobada y así poder -finalmente- “validarnos” como futuros profesionales, en un período que además, cristaliza el paso entre ser estudiante endeudado a ser un estudiante-trabajador (a) no remunerado (en donde no existe pago o gratificación alguna por ésta -en última instancia- tu práctica más importante).

Desde la existencia de la reprobación parcelada (donde por el solo hecho de reprobar una de sus áreas debes pagar el valor de un arancel semestral), es que las (os) estudiantes nos levantamos para poder frenar este -que a ojos de nosotros (as) y de quien lea este artículo- es un cobro excesivo. Lo hicimos el 2016 con una toma que tuvo un amplio apoyo estudiantil para que no hubiese cobro (considerando además, que el sistema u-cursos no reconocía la reprobación de la asignatura completa y por ende, dejaba a los estudiantes como egresados) y donde se abren posibilidades de que lo hagamos hoy, considerando que existe más de una decena de compañeros (as) que no tienen cómo pagar esta cifra millonaria y que no están dispuestos (as) a soportar más este abuso.

Las (os) estudiantes de Veterinaria no olvidamos la perspectiva de una educación gratuita y de calidad y por ello, debemos buscar puentes que nos acerquen a ese objetivo y no aceptar aquellos atajos de aquellos (as) que administrando la lógica del autofinanciamiento y la educación de mercado, prefieren mantener las cosas como están, obviando en absoluto la realidad de los (as) estudiantes que no pueden pagar su paso por el Internado.

No podemos permitir que la Universidad de Chile siga presumiéndose pública cuando se rige por la competencia de matrículas y la lógica del autofinanciamiento, manteniendo a los (as) estudiantes de las facultades que -a ojos de esta sociedad mercantil-, menos dinero le rinden al país- en condiciones precarias y en algunos lugares -como el nuestro- bajo lógicas de hacinamiento. Universidades donde el acceso a la educación sigue siendo a costa de la acreditación de la pobreza o a través del endeudamiento.

El 10 de mayo se realizarán las votaciones para elegir a decanos (as) y rector en la U. de Chile y lamentablemente como estudiantes venimos aislados de este proceso. ¿Cuánto saben los (as) estudiantes de la U. Chile lo que esto significa? ¿Sabían uds. que con el estatuto actual, es el Rector quien decide nuestros aranceles? Y si precisamente acá en Veterinaria esto es de nuestra directa incumbencia como en toda la Chile, ¿acaso no vamos a pronunciarnos?

Hoy los rectores de nuestra institución son elegidos solamente por los académicos (as) y no todos deciden por igual: quienes se encuentran contratados por 22 horas o más, poseen 1 voto; quienes están contratados entre 7 y 21 horas, poseen 1/2 voto; y quienes se encuentran contratados bajo las 6 horas, sólo 1/8 de voto; las y los estudiantes y funcionarios (as) quedamos fuera. Entre sólo unos pocos (as) se decide quién es el próximo jefe -en tanto sus funciones y sueldo- y administrador de nuestra Universidad. Sólo una persona decide cuánto vale tu año en la Universidad y en este caso, es Rectoría quien ha justificado los 2 millones de Internado.

En la toma de nuestra Facultad el año 2016, entre académicos del Departamento de Ciencias Clínicas y estudiantes, se definió una cifra acorde a los recursos humanos y económicos impartidos para el rendimiento de la asignatura: $284.000 (la que se encuentra en los documentos públicos de esa movilización-. Si se consideraba este cobro, ¿por qué nos empujan a pagar más? más allá de que hoy existen posibilidades (a través de conversaciones informales) de que este arancel sea rebajado a cerca de 1 millón de pesos- ¿cómo se justifica? ¿realmente Rectoría está -tal como lo ha dicho en múltiples ocasiones- en contra de la educación de mercado? y en última instancia, ¿por qué si somos quienes le damos vida a la Universidad -sin mencionar que somos mayoría considerando los funcionarios (as) que la echan a andar y nosotros quienes hacemos carne el proyecto educativo- no tenemos ningún poder de decisión?

¿Por qué en Veterinaria nuestra opinión vale tan poco? ¿Por qué seguimos permitiendo que sigan decidiendo por nosotros (as)?

 
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