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Red Internacional
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CÓDIGO PROCESAL PENAL. ¨Por esquinero sospechoso¨

Las razones por las que llegamos a Argentina, son muy variadas. Muchísimos buscando un trabajo para sobrevivir, enviar parte del salario a su casa, ayudar a sus familias; para un tratamiento médico - porque la salud siempre resulta privilegio de pocos-; y otros muchos llegamos buscando eso que en nuestros países resulta tan restrictivo y costoso, el acceso a la educación.

Sábado 8 de noviembre de 2014

“Los sembradores de maíz en plena selva extranjera, los primeros en sacar el cuchillo, los reyes de la página roja, los que nunca sabe nadie de dónde son…”
Roque Dalton (El Poema de Amor)

Paraguayos, bolivianos, chilenos, peruanos, uruguayos, venezolanos, ecuatorianos y los recientemente tan estigmatizados colombianos y mexicanos, formamos parte del 4.5% de la población migrante que habita el país. Al igual que los trabajadores argentinos día a día luchamos para llegar a fin de mes, sorteamos la inflación, viajamos durante horas para llegar a nuestros trabajos y lugares de estudio y al igual que todos los trabajadores, vivimos distintas formas de discriminación por nuestra manera de hablar, por nuestra apariencia, nuestras costumbres, nuestra pertenencia, nuestra historia; pero fue hace unas cuantas semanas que empezamos a ser los grandes protagonistas de los medios de comunicación, de repente empezamos a figurar en todos los programas y noticieros de radio y televisión. Es que Berni y sus aliados oficialistas y no oficialistas, emprendieron una feroz campaña que de repente nos convirtió en: los narcos, los motochorros, los delincuentes, los ocupas, las mulas de la droga, los contrabandistas, los ilegales…., los otros.

“La Patria Grande”, otra bandera Kirchnerista… en decadencia:

Durante la última década, de la mano de la recuperación económica, la población migrante en el país tuvo un aumento significativo. El Kirchnerismo levantó como bandera la política de “brazos abiertos” y el discurso de la “Patria Grande”, sancionando la Ley 25.871. En momentos de bonanza económica esta política atrajo una gran cantidad de mano de obra –barata- que pasó a engrosar, junto a gran parte de los trabajadores argentinos, las filas del empleo más precarizado e informal. Según datos de la OIT y el propio Ministerio de Trabajo, los inmigrantes representamos apenas el 6% del empleo registrado. Salarios muy por debajo del costo de vida, jornadas de hasta 16 horas, desalojos en las villas y asentamientos, son parte de la realidad cotidiana de los trabajadores migrantes más pobres, la contracara de la retórica “inclusiva” del kirchnerismo.
Sin embargo, la ley de migraciones que el Kirchnerismo solía levantar como parte de su mística progresista en todos estos años, viene a convertirse hoy, en medio de la recesión económica y el giro a derecha del Gobierno Nacional, en un código procesal criminalizante, expulsivo y xenófobo. El antiobrero y antiinmigrante Berni, se pasea en todos los medios de comunicación exigiendo el fin de la “laxitud” en las fronteras y en la justicia, exigiendo reformas para poder expulsar a la migración (de la que ya Macri se quejaba) que “infesta” al país de delincuentes.

Construyendo al enemigo interno:

Lejos de ser un funcionario explosivo, Berni es un verdadero militar de la construcción del enemigo interno. Se cuida muy bien de usar siempre las palabras “inmigrante y delincuente” en la misma frase, de hacer de los casos aislados una norma, de manipular los datos para legitimar su teoría, de que los medios lo amplifiquen, un verdadero agente de la llamada justicia mediática, muy avalado (al igual que el código) por la gran mayoría de los sectores de la oposición patronal. Al fin el gobierno terminó de tomar la agenda de la oposición en materia de seguridad! Celebran muchos.

En los días posteriores al anuncio de Cristina sobre la reforma al Código Procesal, el diario la Nación sacaba una nota donde aseguraba que el 20% de la población carcelaria son extranjeros (cuando el dato real es del 6%). Al igual que Capitanich, los medios de comunicación quieren presentar datos parciales del Sistema Penitenciario Federal, como si fueran totales; días después otro diario publicaba el porcentaje de estudiantes extranjeros que asisten a la universidad pública, después, en los medios se hablaba del número de extranjeros que usa el sistema de salud, etc, etc. Evidentemente, más que un brote de temporal de xenofobia “progresista”, estamos ante una política estratégica de oficialistas y opositores, que siempre ante vientos de ajuste se unen para alentar las divisiones al interior de la clase trabajadora.

Eso sí, no cualquiera es un “delincuente extranjero”, no lo son patronales como Chevron (la socia del Kirchnerismo), multinacional que cuenta con una demanda histórica en tribunales internacionales por la destrucción ambiental y violación de los derechos indígenas en Ecuador, ni lo son los buitres de Lear que incumplen de manera alevosa los fallos de la justicia argentina, que quieren dejar familias en la calle y expulsar al activismo combativo, ni lo son ninguna de las grandes patronales extranjeras que controlan 324 de las 500 principales empresas del país. Pareciera que ni todas las patronales juntas son tan peligrosas como el “motochorro de la Boca”, o los “siete pistoleros colombianos”.

Mientras a los empresarios y los partidos patronales los une su consenso derechista, a nosotros nos une la necesidad de enfrentar este ataque. Los enemigos de Berni y CIA., somos los mismos: los trabajadores y la izquierda que peleamos contra el ajuste y los inmigrantes, trabajadores y estudiantes. Los que decimos no a la represión de Berni y su gendarmería, también hoy decimos no a la criminalización a los inmigrantes, los más castigados de la clase trabajadora. Junto a Nicolás del Caño del PTS y nuestros compañeros del Frente de Izquierda, denunciamos el carácter reaccionario y xenófobo de esta reforma. Tenemos que organizarnos en una gran campaña contra la represión, la mano dura y la criminalización.

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Hablamos con Natalia y Enrique, estudiantes colombianos. También con Jorge y Sara, estudiantes ecuatorianos, residentes en Argentina. A propósito de la reforma del Código Procesal penal.