Hacia fines del siglo XIX la industria textilera se desarrollaba en gran parte de América Latina, con talleres de costura y fábricas que empleaban mayoritariamente mano de obra femenina.
Natalia Cruces Santiago de Chile
Lunes 16 de febrero de 2015
En el caso de Colombia, esta industria se concentraba en la zona de Barranquilla y Antioquía, donde estaba en Fabricato de Bello, una empresa que contaba con una gran cantidad de mujeres trabajadoras.
En esa empresa las condiciones de trabajo eran brutales, con bajos salarios y mucha pobreza, lo que empujó a las y los trabajadores a organizarse, impulsando huelgas importantes y movilizaciones que tuvieron como protagonistas sobre todo a las mujeres.
El 14 de febrero de 1920 comenzó la primera huelga en la industria textil de Bello, donde tuvieron un papel fundamental las obreras de Fabricato, que impulsaron el paro que se extendió rápidamente a toda la industria de la zona. Estas obreras se dirigían a las demás fábricas para impedir que los trabajadores entraran y así fomentar la solidaridad y unidad obrera.
La huelga se extendió y se hizo general en la zona, teniendo a una de sus principales figuras a Betsabé Espinoza, quién no solo se transformó en una referente del movimiento, sino también en su cara más visible. También las mujeres se organizaron en comisiones de obreras para defenderse de la represión policial, enviada por los patrones para enfrentar la huelga.
La huelga terminó con importantes conquistas: el 40% de aumento salarial, mejores condiciones laborales, rebaja de la cantidad de horas de trabajo y también el despido de varios capataces, denunciados por las trabajadoras por acoso y agresión sexual. También las mujeres se organizaron en comisiones de obreras para defenderse de la represión policial, enviada por los patrones para enfrentar la huelga.