El 16 de septiembre a lo largo y ancho del mundo los diferentes los políticos de diversos países dedican tiempo para elogiar los “avances” en lo que a la preservación de la capa de ozono respecta, ante el evidente cambio climático global.
Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Miércoles 16 de septiembre de 2015
«Mientras aguardamos con interés la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el esfuerzo que los gobiernos realizarán este año en París para trazar un nuevo camino a seguir en lo que respecta al cambio climático, el éxito logrado por el Protocolo de Montreal debería servirnos de inspiración ya que demuestra de lo que somos capaces cuando las naciones actúan unidas frente a un problema de alcance mundial.»
Este mensaje fue hecho por el Secretario General, Ban Ki-moon, con motivo del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
Desde 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 16 de septiembre como día mundial de la conservación de la capa de ozono, para conmemorar el día en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, después de poco menos de medio siglo de emisiones de CFC’s (clorofluorocarburos), los cuales tienen el efecto de, liberando el cloro, comenzar el proceso de destrucción de la capa ozono.
Estos agentes químicos fueron usados indiscriminadamente por la industria desde los artículos de refrigeración y aerosoles, electrónica y automotriz. Los efectos en la atmósfera fueron alarmantes en su momento.
La importancia de la capa de ozono radica en que está en la estratosfera y es el filtro de los mortíferos rayos UV o radiación ultravioleta; sin esta capa la vida en el planeta sería prácticamente imposible.
Es por eso que a principios de la década de los 70’s las evidencias científicas predijeron que el exceso de CFC`S en la atmosfera provocó la disminución en la cantidad de ozono en la capa que corresponde geográficamente a la Antártida; contrario a lo que popularmente se conoce como agujero en la capa de ozono, no es más que un debilitamiento de la misma que es más notorio en esta zona debido a su temperatura, aunque este debilitamiento es general en toda la capa de ozono que rodea el planeta.
La NASA señaló que si no se hubiera firmado el tratado de Montreal, dos terceras partes de la capa habría sido destruido y el "agujero" de ozono hubiera sido destruido. La radiación ultravioleta, que daña el ADN, hubiera aumentado seis veces. Apenas cinco minutos de exposición al Sol habría causado quemaduras a la piel. Los niveles de rayos ultravioleta durante el verano hubieran aumentado hasta 30, finalmente, las tormentas de verano del Hemisferio Norte hubieran sido mucho más poderosas.
Debido mayormente al esfuerzo científico que conllevó para entender el problema de la capa de ozono, y del supuesto esfuerzo internacional por erradicar las emisiones de CFC’s, el debilitamiento de la capa de ozono no mostró una mejoría significativa, según el trabajo de Newman (2006) predijo que las mejorías en la capa de ozono no serían completas hasta el 2050.
En gran proporción los CFC fueron sustituidos por hidroclorofluorocarburos (HCFC). Estos últimos no suponen una amenaza para la capa de ozono, pero sí son gases que potencian el efecto invernadero. La incertidumbre proviene del calentamiento global causado por el CO2, que al calentar la estratosfera podría conducir a un incremento de la disminución de la capa de ozono y de la frecuencia de aparición de agujeros.
Una nueva muestra de la irracionalidad del capitalismo que depreda y contamina los recursos naturales atendiendo a la obtención de ganancias inmediatas. Para las trasnacionales, el futuro es hoy. Nada importa para la voracidad del capital que las futuras generaciones cuenten con un medio ambiente habitable que permita satisfacer sus necesidades básicas.