En el marco de la marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, trabajadoras y trabajadores hablan de los 40 años del golpe, de Obama en Argentina y de la historia en sus lugares de trabajo.
Domingo 27 de marzo de 2016 15:07
Miles se acercaron el jueves 24 a la emblemática Plaza de Mayo para conmemorar y pedir justicia por los 30 mil desaparecidos que dejó el último golpe de Estado cívico-militar. Las mismas voces que reclamaban justicia repudiaban la llegada del presidente de Estados Unidos, país que impulsó el golpe, invitado por el presidente Mauricio Macri en una fecha especial para el pueblo argentino.
Por el contrario, los CEO y empresarios envalentonados desde la asunción del gobierno de Cambiemos sonrieron gustosos ante la presencia Barak Obama en Argentina.
La Izquierda Diario salió a buscar testimonios de quienes se movilizaron con el PTS junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Porque son quienes conocen bien la relación tan familiar entre gobiernos, CEO, imperialistas y genocidas.
Porque, si se trata de mantener viva la memoria y encendida la mecha de la resistencia, nada mejor que replicar el ejemplo de quienes protagonizaron las luchas de ayer a través de la voz de quienes las hacen carne hoy.
“También peleamos por lo que creemos correcto”
Sebastián, joven trabajador de Fate, contó por qué decidió movilizar el 24 con la izquierda: “Considero que desde el movimiento obrero es importante no perder la memoria, seguir exigiendo justicia y sobre todo porque hay un gobierno de turno como el de Macri, que hace días aprobó con media sanción el pago a los buitres que fueron partícipes de todos los negociados durante la dictadura. Consideramos que es una forma de seguir manteniendo la resistencia de ayer y de hoy. Nos parece importante desde los trabajadores de Fate que acá nos hicimos presentes con una interesante columna, participar de la exigencia de justicia”.
Javier trabaja en Volkswagen. Todos los 24 marcha con el EMVJ, “cuando el kirchnerismo estaba en el gobierno y sobre todo ahora también porque no estoy de acuerdo de hacer una marcha en común con los mismos que nos reprimieron en la Panamericana cuando estábamos en el conflicto de Lear”.
Daniel Vásquez trabaja justamente en Lear y dijo que estuvo en la Plaza “más que nada representando a los 30 mil desaparecidos, pidiendo verdad y justicia, para que no haya impunidad en todo esto”.
Teresa, trabajadora de la alimenticia Mondelez (ex Stani) sostuvo que “hubo mucha gente que salió y peleó por lo que le parecía que era correcto. Por la memoria de toda esa gente que luchó por un objetivo que es estar mejor, el bienestar común, creo que es importante estar acá. Hay una nueva generación que se levanta de compañeros que dimos un paso al frente y hoy estamos como congresales en la Agrupación Bordó. Nosotros también estamos peleando por lo que creemos correcto”.
Antiimperialismo categórico
El golpe de Estado en Argentina había sido planeado desde octubre de 1974 y el departamento de Estado de los Estados Unidos sabía de los preparativos doce meses antes de que ocurriera. En 1946 el departamento de defensa de Estados Unidos fundó la Escuela de las Américas, que funcionó en la zona del Canal de Panamá donde entrenó a los militares de todos los países latinoamericanos enseñándoles técnicas de tortura y contrainsurgencia.
Cientos de miles de latinoamericanos fueron torturados, asesinados, perseguidos, desaparecidos por oficiales entrenados en esa escuela. Durante todo el siglo XX hubo en América Latina dictaduras militares impulsadas por Estados Unidos.
Esto explica el sentimiento antiimperialista de muchos de los presentes en la marcha y el repudio generalizado al principal representante del imperialismo en la actualidad, Barak Obama.
Consultados por La Izquierda Diario, los trabajadores fueron categóricos. “Yo apenas me enteré de que venía pensé que es una provocación que el presidente del país que motorizó y gestó el golpe de Estado visite Argentina justo cuando se cumplen 40 años. Es una provocación completa”, sentenció Javier.
“Es una política más del macrismo que muestra su cinismo”, denunció Sebastián.
Teresa afirmó que le pareció “una falta de respeto, más en las vísperas de una fecha tan importante. Me parecía que no era el momento para colgar banderas yanquis. Sé que lo hacen por protocolo, pero me parece que fue como una provocación y subestiman demasiado a la gente. Lo veo como algo triste, sé que no les importa nada pero los enfrentaremos acá en las calles”.
“Esta movilización también es expresión del antiimperialismo que se siente y el repudio de miles de trabajadores ante la llegada de Obama, de la entrega de nuestros recursos naturales que hace el gobierno de Macri a los gobiernos imperialistas, para que hagan sus planes con los miles de trabajadores y trabajadoras de la Argentina”, denunció Hernán García, referente del PTS en el Frente de Izquierda y trabajador del Astillero Río Santiago de Ensenada.
Aunque lo quieran ocultar…
El sindicato mecánico Smata se fundó en los años 40, ajustado al modelo sindical propuesto por el peronismo: el movimiento obrero lograba concesiones a costa de que sus organizaciones se burocratizaran.
Por rebelarse contra la prepotencia patronal, los obreros y sus delegados combativos serían atacados primero por el Smata y el Estado en democracia y luego por la dictadura. Dentro de la planta de Ford de General Pacheco funcionó, después del golpe, un centro clandestino de detención donde torturaban a los que habían sacado los “pies del plato”.
“Volkswagen se instaló en el país en el año 82 pero la planta donde funciona antes era la planta de camiones de Ford y en Ford sí hubo desaparecidos. De hecho venimos haciendo cosas en común con los compañeros ex detenidos desaparecidos de lo que se conoce como el Quincho de la Ford, que era el lugar de torturas dentro de la fábrica. A esta historia algunos la conocen, los que la ocultan son los del sindicato. El Smata fue el que entregó las listas de los activistas a los militares durante la dictadura. Pero muchos de los muchachos conocen la historia, de hecho en Henry Ford y Panamericana hay un cartel que dice que en la Ford se torturó gente. A eso lo hicimos un grupo de compañeros de distintas fábricas de SMATA junto a los ex compañeros detenidos desaparecidos de la Ford”, relató Javier.
Sebastián contó que “la historia de Fate está teñida de un pasado oscuro con tres compañeros desaparecidos. Parte de la movilización de compañeros es también para seguir exigiendo la memoria de los compañeros que en los 70 dieron su lucha”.
Pero el rol genocida de patronales y burocracia no fue exclusivo del Smata y las multinacionales automotrices y autopartistas. “Tenemos compañeros que han vivido la dictadura muy de cerca y los han llevado detenidos. A un compañero que ya se jubiló lo sacaron de la fábrica y se lo llevaron. Él no participa de la agrupación pero nos contaba siempre sus vivencias como alguien que también veía las cosas y las confrontaba. Además yo soy de Garín, ahí tenemos seis desaparecidos de la dictadura militar que esperamos que nunca se repita”, finalizó Teresa.