Hoy se conmemorará la Revolución de Mayo. Habrá actos oficiales y emoción de cotillón. Las multinacionales, no afectas a esas efemérides, festejan el veto a la Ley Antidespidos como saben: atacando a los trabajadores.

Octavio Crivaro @OctavioCrivaro
Miércoles 25 de mayo de 2016
Toda la “Semana de Mayo” es un ritual de símbolos y costumbres: las escarapelas, las banderas grises que cuelgan desde los balcones por unos días de excepción. Madres apresuradas negocian contrarreloj con suegras absortas el préstamo (o permuta) de una peineta para “lookear” a una mini dama antigua para el acto escolar. En google se agolpan las búsquedas para la mejor receta para cocinar pastelitos dulces y varios comercios, desde mercerías hasta kioskos, cuelgan carteles caseros que dicen con desprolijidad pero mística: “haga su pedido de locro”. Se conmemora el primer gobierno patrio.
Las autoridades, avisadas por las alarmas atentas del calendario, harán fila para insuflar su pecho de patriotismo de utilería. Macri hablará de los próceres luego de haber acariciado con ahínco los bolsillos de pooles de siembra y de mineras extranjeras. Funcionarios de Cambiemos, desde ex rugbiers hasta cocineros televisivos, nos hablarán de defender los intereses de la patria (sic) mientas reciben al canciller golpista del golpista gobierno brasilero, que se propone rematar al país verdeamarelo al mejor postor europeo o americano.
Los dirigentes del Frente para la Victoria no se quedan atrás y ensayarán, con la misma pasión que escolares caracterizan a Castelli o a Moreno, un rol de opositores defensores de “lo propio”, después de haber festejado el fin de las retenciones a pymes como la Barrick Gold y con la conciencia nacional de haber votado a favor de los “compañeros fondos buitre” en el Senado y en Diputados.
La patria multinacional
Hoy el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, encabezará su propio acto en Rosario, en Santo Tomé o en Reconquista, donde sea que sus asesores le dicten que “conviene” para quedar piola y criollo. Tendrá una escarapela del tamaño de su sonrisa ficcional y mencionará las palabras patria, nación, bla, bla, bla. Quizá coma una porción de locro. Por supuesto que no la que hagan nuestro kioskero amigo o los encargados de la versátil mercería, sino encargada a algunos de los miembros de la comitiva real. Perdón, oficial.
Mientras Lifschitz hable de los acontecimientos en el Cabildo, 360 trabajadores de la multinacional de electrodomésticos Electrolux, instalada en Rosario, reunirán a sus familias para informar que las cosas cambiaron, pero no justamente en el sentido de el delirio marketinero de Durán Barba: durante tres meses serán suspendidos y no percibirán su sueldo. Más de 50 de ellos, además, serán echados con el eufemismo tan vomitivo del “cese de contrato”.
Los directivos nórdicos de esta empresa no festejarán el día de patria ni comerán orejas de chancho en un sospechoso plato de locro. Comerán sushi o vaya a saber qué cosa y no se detedrán a pensar qué sucedió en 1810. Les alcanza con saber que en 2016 pueden hacer lo que se les antoje para defender “su patria”: su bolsillo.
Los directivos de multinacional de origen anglo-hindú, Arcelor Mittal, dueña de las dos plantas de Acindar en Villa Constitución y en Rosario, seguramente pasen de largo los discursos que dictan las efemérides patrias. Es entendible: los 500 mil empleados que tiene este coloso a nivel mundial, se distribuyen en países con historias disímiles y culturas vastas. ¿Qué les importa en qué país de los cuatro continentes en los que acogotan trabajadores toca ahora despedir o suspender? Pero a los trabajadores sí les importa, claro. Los empleados metalúrgicos denuncian el vaciamiento de la planta rosarina, que amenaza con el horizonte del cierre. En Villa Constitución, las suspensiones dieron lugar a despidos antisindicales y a contratados echados. Esta acción de la patria empresarial contó con el beneplácito de todos los funcionarios que mañana pinchen la solapa de sus sacos de seda con una escarapela color mentira.
En ambos casos, burócratas sindicales metalúrgicos, escarapela en pecho, parecen actuar como gerentes de despidos o voceros de multinacionales que hacen patria echando obreros. Para la UOM la patria es el interés del patrón.
¿Se celebrará algo el 25 de mayo en Suiza? Quién sabe. Pero sin lugar a dudas los gerentes de Arzinc, o mejor dicho del coloso Glencore que es dueño de esta empresa radicada en Fray Luis Beltrán, mirarán de reojo, como un número más, el destino de los 500 obreros que dejaron en la calle. Los obreros, muchos de los cuáles vienen de la vieja y combativa Sulfacid, fueron echados. Los funcionarios, los que mañana emocionen a su séquito hablando de Belgrano, permitieron este obrericidio como antes toleraron el cierre de Paraná Metal y de Mahle. La patria es el otro. Pero el otro no es la clase trabajadora y sus familias.
Locro chatarra
Hoy los funcionarios de todo pelaje hablarán de la Patria. Se tomarán el día para actuar un impostado rol de defensores de la patria. Los dueños de estos funcionarios macristas, socialistas o peronistas, los empresarios que escribieron de puño y letra una carta que enviaron a todos y cada uno de los diputados para presionarlos para que voten en contra de la Ley Antidespidos, festejarán el veto macrista a dicha norma y, más en general, gozarán la fecha con la naturalidad de sentirse dueños del país, más allá de su procedencia. Los hay ingleses y americanos. Pero también los hay herederos patricios de las familias “de Mayo”. Algunos mandarán a sus “peones” a hacer un asado a la estaca o un pintoresco locro. Otros comerán su chucrut o pasearán por algún Burger King de Nordelta. Todos saquean las riquezas nacionales, y despiden y empobrecen a los trabajadores.
Más allá de la estela farsante de las fechas patrias y los gestos fantoche de políticos entreguistas, el pueblo trabajador junta la bronca y la necesidad impostergable de enfrentar a sus verdugos de clase y sus cadetes políticos que mañana, en un rol actoral, masticarán la palabra “Patria”.

Octavio Crivaro
Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.