La realidad subterránea que afecta a usuarios y trabajadores de Metro Santiago.
Lunes 16 de septiembre de 2019
Este año ha sido tema el alza de suicidios en el Metro de Santiago ¿Cómo afecta a los trabajadores de la empresa?
Yo creo que, más allá de que todos comenten y que todos sepan que ha habido un aumento, tanto protocolos como procedimientos e instrucciones no han cambiado sustancialmente. Si bien existe una forma establecida de enfrentar estos eventos críticos, el aumento o la tendencia al aumento no es algo que se pueda mitigar desde la acción de una empresa sino más bien tiene que ver con la salud mental, con la vida y el día a día de las personas cuyo responsable es el Estado y régimen laboral, el no acceso a la salud mental y la concentración de estrés que todos debemos soportar día a día.
Los trabajadores en el metro salimos de nuestras casas sabiendo que es muy probable que el día de hoy tengamos que enfrentar un suicidio en nuestro turno, día a día está la posibilidad de que nuestro tren sea elegido para que alguien se quite la vida. Esta es una preocupación que no te abandona en ningún momento. Cuantos más suicidios hay en un año, pareciera que este fenómeno social se naturaliza aún más, pero para los trabajadores del metro, especialmente para los conductores esa naturalización es imposible. Nosotros entramos a cada estación con la mano en el freno de emergencia todos los días, todo el día.
¿Cuáles son las políticas que ha venido implementando la empresa para cuidar la salud mental de los trabajadores de metro?
Hace un tiempo atrás, cuando ocurría un suicidio en tu tren, debía ejecutar el rescate de la persona o el cuerpo junto con más ayuda del personal de estación. Luego, se cambió a la modalidad de preguntarle al conductor si es que estaba en condiciones de efectuar el rescate. Luego del suicidio ocurrido en Estación Universidad Católica donde la persona que se quitó la vida portaba consigo un frasco con cianuro, el protocolo cambió. Hoy el conductor sólo se preocupa de evacuar el tren, y a la llegada de un supervisor o encargado del terminal, el conductor se retira a esperar en una sala la declaración que tiene que dar a la policía, ya no tiene que participar en el rescate.
Por otra parte en las líneas automáticas las líneas de alimentación eléctrica están dispuestas de forma aérea, ya no a nivel de los rieles y además se cuenta con puertas en los andenes para evitar los suicidios. Sin embargo plantearse una reconversión de estas características en toda la red no es algo que el Ministerio de Transporte ni los empresarios están dispuestos a pensar bajo la excusa de los gastos asociados.
¿Y cuáles son las medidas después de que ocurre un suicidio frente a los ojos de un conductor o conductora?
A mi no me ha tocado vivirlo, pero existe el llamado “plan Eric” con el cual se garantiza una entrevista con un sicólogo de la mutual y además te dan dos días de descanso. En el caso de que el conductor afectado no supere el trauma en estos dos días debe consultar a un sicólogo de forma particular y evaluar si es necesario tener más licencia médica. Hay quienes nunca más pueden volver a trabajar en este puesto y quienes han podido sobreponerse y volver a las vías. Lo que no existe es alguien a quien no le haya impactado.
¿Quiénes son los responsables de esta realidad y cuáles son las vías de solución que debaten entre las y los trabajadores?
Lo primero es que en su mayoría si es que no su totalidad, los trabajadores somos consientes de que esto se trata de un fenómeno social que excede el margen de acción de una empresa o de nosotros como trabajadores y que va más allá de protocolos y formas de reaccionar al hecho ya consumado. Los responsables de esta situación son aquellos que sostienen un sistema en el cual se trabaja diez o doce horas diarias en una ciudad donde llegar a tu trabajo requiere de una a tres horas diarias, en donde no hay acceso a la salud y menos a la salud mental, donde no hay derecho al descanso, a la recreación y donde las relaciones humanas se ven reducidas a contactos funcionales para poder sobrevivir. Los responsables son los empresarios, sus políticos, su gobierno y los ritmos que el neoliberalismo viene imponiendo a las grandes masas de trabajadores desde la dictadura de Pinochet en 1973. Esto no quiere decir que antes no haya habido suicidios, sin embargo el apremio y el estrés, la soledad y el abandono han ido profundizándose en la medida en que, valga la redundancia, se profundiza el modelo neoliberal.
¿Qué habría que cambiar para que esta tendencia se revierta?
Hay que reducir la jornada laboral, hay que parar el carrusel de estrés y enfermedades mentales que vive la población, hay que dejar espacio a la cultura, al deporte, a la recreación en general. Hay que garantizar acceso a la salud como un derecho y no como un bien de consumo, hay que garantizar el derecho a la educación, hay que cambiar el sistema de pensiones y garantizar una vejez tranquila y digna, hay que rescatar la vida de las personas de las exigencias del mercado, invertir la lógica de las prioridades, poner las necesidades de la mayoría por sobre los privilegios y ganancias de la minoría empresarial.