Turquía, el gendarme de las fronteras del imperialismo europeo, acoge 800 mil refugiados que reciben la mísera suma mensual de 28 euros. Es el 10% del salario mínimo en el país. Xenofobia, represión y hambre sobre aquellos que escapan de la guerra.
Lunes 7 de agosto de 2017
800.000 refugiados residentes en Turquía reciben la mísera suma de 28 euros al mes, según informó la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea. Esperan que para septiembre, 1 millón de personas sean beneficiarias de esta “gran ayuda”, lo que le “cuesta” a la UE mantener blindadas sus fronteras.
Este proyecto se inició en noviembre de 2016 en colaboración con la Media Luna Roja turca y consiste en entregar una tarjeta de débito que es recargada cada mes con 120 liras (28 euros), aproximadamente el 10 por ciento del salario mínimo en el país. En un principio era de 100 liras.
Este monto sólo puede alcanzar para algo de comida, para aquellas personas que no residen en campos de refugiados. Más de la mitad de las personas que han recibido esta tarjeta son de nacionalidad siria, comunidad que ya supera los 3 millones de refugiados en Turquía. También hay personas de Irak y Afganistán.
ECHO lanzó este programa para frenar el flujo de refugiados hacia Europa. Turquía y la UE llegaron a un acuerdo el 18 de marzo de 2016 por el que el gobierno turco se comprometía a recibir de vuelta a los refugiados que viajan ilegalmente desde sus costas a las islas griegas. Como contrapartida, la UE debía aportar dinero para el cuidado de los refugiados en Turquía.
Desde que se empezó a aplicar, miles de personas fueron deportadas a Turquía, donde el régimen represivo y autoritario de Erdogan no garantiza en lo más mínimo condiciones de vida dignas para los refugiados, que quedan sometidos a todo tipo de vejaciones. Incluso ha habido denuncias de explotación laboral a refugiados (incluidos niños) de grandes empresas textiles europeas, como Zara y Mango, que pagan menos de un euro al día.
Desde la entrada en vigor del pacto, el número de llegadas en la ruta de Turquía ha disminuido, no obstante, esto ha provocado que muchas personas opten por vías marítimas o terrestres aún más peligrosas, , lo que llevó a que el 2016 sea el año con más muertes en el Mediterráneo.
Sin embargo, los líderes europeos no sólo siguen defendiendo éste acuerdo, sino que el mismo es tomado como ejemplo para nuevos planes con otros países para blindar aún más sus fronteras.
Como es el caso de Alemania, que prepara, en coordinación con Atenas, la expulsión de refugiados a Grecia, amparado en el sistema de Dublín según el cual corresponde al país comunitario al que llega el solicitante de asilo gestionar su petición. Los afectados por esa norma serán refugiados que salieron de Grecia en dirección a otros países del bloque comunitario desde marzo de 2017. Según el mencionado programa, el Ministerio de Interior alemán ha tramitado 302 peticiones de expulsión hacia Grecia.