Entrevista a Camilo Mones, dirigente nacional del PTS y del Movimiento de Agrupaciones Clasistas. Analiza el rol del sindicalismo peronista, la convocatoria al paro nacional y qué proponen la izquierda y el sindicalismo combativo para convertirlo en el primer paso de un plan de lucha contra los planes del FMI.
Viernes 17 de mayo de 2019 00:00
LID: ¿Cómo se explica la convocatoria a este paro luego de meses y meses de tregua?
Camilo Mones: La primera cuestión es por qué llaman al paro. El 30 de abril hubo paro y movilización de los gremios que están agrupados en el Frente Sindical por el Modelo Nacional. Incluso se sumaron varias líneas de colectivo, por la interna que tiene la UTA, entre Miguel Ángel Bustinduy y Roberto Fernández. La CGT y los gordos quedaron desubicados ante esa convocatoria, que se notó.
Y esto pasa en un marco de descontento creciente por el ajuste, por la inflación, el desempleo creciente, la precarización laboral, los despidos y el crecimiento de la pobreza. La recesión golpea los salarios de los que están en blanco y mucho más sobre los jubilados y los sectores más empobrecidos. La situación es muy desesperante y esto empieza a generar mucho odio y bronca contra el Gobierno.
Eso ubica a la CGT en un lugar de mucha presión social. El desprestigio que tienen sus dirigentes se hace cada vez más grande. Se los ve como traidores (que lo son) que no hacen nada. Entonces tienen que reubicarse para no seguir quedando pegados al ajuste por la tregua que vienen sosteniendo.
LID: ¿Esto se da en un contexto marcado por las derrotas electorales del oficialismo?
CM: Sí. Después de las derrotas del macrismo en Córdoba -donde fue dividido-, del triunfo del peronismo y de la reaparición pública de Cristina, hay otro aire en el contexto electoral. Aunque no estén del todo definidos los candidatos, de conjunto se fortalece el peronismo y se debilita el Gobierno.
Ante ese panorama, a la CGT no le cuesta mucho hacerle un paro a un gobierno que se debilita cada vez más, que es rechazado por un sector muy importante de la población. Además de que les sirve para descomprimir la bronca que hay, posicionarse ante el pueblo y los trabajadores “como que hacen algo, que luchan”.
Intentan dar ese mensaje mientras quieren jugar en las definiciones que empieza a haber dentro del PJ, sea con unidad o no.
Esta medida también los pone en carrera para ver con qué candidato patronal van a ir en octubre, si con CFK, Lavagna o Massa. Como ya lo viene haciendo Moyano, que demostró su participación y su intención dentro de la mesa nacional del PJ, cuando se reunió con Cristina Kirchner y los intendentes y algunos gobernadores.
LID: ¿Usan la medida de fuerza para esa negociación?
CM: No quieren quedarse afuera. Buscan posicionarse y pedir lugares dentro del PJ nacional y provincial. Si sube un gobierno peronista, kirchnerista, quieren ser parte con la CGT. De conjunto su estrategia política es esa: descomprimir, no quedar tan cómplices del gobierno macrista y utilizando el descontento del pueblo y los diversos sectores del pueblo trabajador.
En este contexto social de degradación de las condiciones de vida, la CGT va a ser fundamental para mediar ante el Gobierno que venga que, más allá de los discursos, va a seguir pagando la deuda. Gobierne quien gobierne, después de octubre, van a seguir ajustando.
Con este paro, buscan quedar como opositores al Gobierno actual para quedar mejor posicionados hacia el futuro, para seguir ocupando puestos de poder dentro de la CGT.
LID: ¿En ese marco se entiende que el paro no sea activo?
CM: Este próximo paro es sin movilización ni plan de lucha. Es dominguero, sin continuidad en cuanto a medidas de fuerza. Intentan utilizar la fuerza de la clase trabajadora para sus propios intereses y, en ese sentido, jugar a favor de fortalecer al PJ de conjunto.
El Gobierno que venga necesita seguir aplicando el ajuste y no lo puede hacer si no tiene los pilares del movimiento obrero más o menos alineados. Como ya dicen desde todas las variantes que se dicen opositoras, van a renegociar la deuda y eso implicaría darle garantías al FMI y sus planes.
LID: ¿Cómo van a intervenir el sindicalismo combativo y la izquierda?
CM: De esta situación se desprende qué hacemos los revolucionarios, los sectores combativos. Y cómo aprovechar las contradicciones de la burocracia que llama a un paro para descomprimir y no para luchar.
Entonces, en el marco de la bronca que hay desde las bases, el descontento del pueblo trabajador nos tiene que posicionar ante el paro poniendo todas nuestras fuerzas para hacerlo activo, empezando por exigir que sea paro de 36 horas con movilización. Para reflejar toda la bronca, el descontento de muchos sectores en las calles, exigiendo plan de lucha.
Porque objetivamente esta situación abre mucho debate en la clase trabajadora. Justamente hay que pelear las posiciones en los lugares de trabajo donde la burocracia se quiere lavar la cara con este paro.
Por eso tenemos que transformar este llamado a paro con exigencias concretas, sacar a la calle la enorme fuerza de la clase trabajadora para enfrentar los planes del FMI y que rompan la tregua, haciendo la exigencia de un paro activo de 36 horas, con asambleas en todos los lugares de trabajo, que puedan expresarse todos los sectores en las calles para enfrentar el plan de este Gobierno.
Para enfrentar a Macri y todos los gobernadores que apoyan todas las leyes al servicio del FMI y luego se juntan para seguir ajustando.
Es necesario que a las mujeres, los jóvenes y los trabajadores este paro les sirva para perder el miedo. Lo puedan utilizar para denunciar los lugares donde las empresas atacan, como en Electrolux, La Campagnola, o Alba, por solo nombrar un par.
Es necesario que este paro fortalezca a los sectores que luchan y permita empezar a romper desde abajo la tregua que les permite a los empresarios seguir ajustando.