Hoy se realiza la 2da. Asamblea Feminista Metropolitana, ¿qué propone Pan y Rosas para continuar organizadas?
Joss Espinosa @Joss_font
Sábado 26 de octubre de 2019
¿Qué retos tenemos de cara a la 2da Asamblea Feminista Metropolitana?
Nuevamente mujeres trabajadoras de distintos gremios y estudiantes, nos damos cita para discutir en la Asamblea Feminista Metropolitana. Un esfuerzo para avanzar en la organización entre feministas, sindicalistas, organziaciones sociales e independientes hacia la organización y masificación de un gran movimiento de mujeres. A nivel internacional vemos el retorno de la lucha de clases, con rebeliones en Chile, Ecuador, Rojava, Catalunya, Haití, etc. El movimiento de mujeres pelea no sólo por la conquista de nuestros derechos y contra la violencia patriarcal, sino también, contra los planes entreguistas de los gobiernos y el FMI en todo el mundo.
Bajo este contexto, la 4T, ha llamado a confiar en que se puede avanzar en la despenalización del aborto y otros derechos de las mujeres, intentando desviar el descontento que se ha mostrado de manera activa en las calles. Por un lado, Sheinbaum, después de las movilizaciones contra la violencia policial, llamó a un grupo de feministas para relegitimar sus instituciones y sus cuerpos de seguridad, de forma escandalosa sale a anunciar que las reuniones se mantienen mientras las feministas ahora darán “cursos y capacitación” a los policías y militares, todo con la finalidad de frenar el cuestionamiento a sus instituciones.
Por otro lado AMLO, mientras guarda silencio en temas como el aborto, habla de la amnistía a presas por abortar, pide que ahora no nos metamos en el tema de la despenalización del aborto, ocultando las alianzas del gobierno con la iglesia evangélica, la cual lo ayudó a llegar al poder. Hoy esos guiños se traducen en tiempo en radio y televisión para los evangélicos y la entrega de la “cartilla moral” por parte de estos mismos.
Sobran motivos para no confiar en la simulación de la 4T, que mientras celebra un congreso paritario (el cual no se ha puesto en función de garantizar nuestros derechos), ha demostrado que su prioridad no son las mujeres, menos las pobres y trabajadoras.
Despenalización del aborto en Oaxaca, un primer paso
Muchas cosas han pasado desde la última vez que nos vimos. El aborto se despenalizó en Oaxaca, lo cual es una conquista del conjunto de mujeres que somos parte de la marea verde mexicana, sin embargo, éste fue recién el inicio y un pequeño paso para garantizar que el aborto no solo este despenalizado, sino que sea legal, seguro, libre y gratuito en todo el país.
Después de la despenalización en Oaxaca, los congresos locales han hecho de todo para bloquear el avance de la despenalización en otros estados. Algo parecido sucedió desde 2007, en el que después de que se aprobó el ILE en la CDMX, 13 entidades votaron reformas constitucionales que protegían la vida desde la concepción, es decir, leyes antiaborto.
Por todo esto, es momento de no soltar las calles pues nuestros derechos jamás ningún gobierno nos lo han regalado, muy por el contrario, todo lo hemos arrancado con lucha y movilización.
Culiacán y la continuidad en la guerra
Lo ocurrido hace unas semanas en Culiacán, muestra que la guerra contra el narco continúa. Algo ya sabido desde que el Gobierno Federal decidió destinar un presupuesto de 70 mil millones de pesos a la Guardia Nacional, sin embargo esto se muestra de manera muy cruenta con las imágenes difundidas en las que jóvenes, trabajadores y mujeres fueron presas de una guerra que no decidieron. Seguimos siendo las cifras de los daños colaterales, mientras los grandes capos y sus negocios siguen basándose en la vida del pueblo pobre y trabajador.
No es una novedad la denuncia de que en este contexto las que peor la pasamos somos las mujeres, es bien sabido que las cifras de feminicidio y desaparición de mujeres se exponenciaron desde que se militarizo el país. Nosotras no queremos seguir poniendo a las asesinadas, por eso, luchar hoy contra el feminicidio, pasa por luchar contra la militarización, y comenzar a plantear que el asunto de las drogas debe ser tratado como un tema de salud y no de seguridad, pues es de la ilegalidad de las drogas que los grandes carteles se benefician, no solo con la venta de drogas sino otros negocios multimillonarios en los que lucran con nuestros cuerpos, como las redes de trata.
Por esto, es indispensable que nuestros esfuerzos se dirijan en pensar cómo construir un potente movimiento de mujeres en las calles sin ninguna confianza en el Estado ni sus instituciones, que exija en primer lugar la desmilitarización inmediata del país, con la conformación de comisiones independientes para la resolución de los casos de feminicidio y desaparición, y que imponga con la movilización medidas mínimas como refugios transitorios, seguimiento médico y psicológico a mujeres víctimas de violencia, y condiciones estructurales mínimas en los lugares más precarizados (transporte seguro, alumbrado público).
¿Qué dirección necesita el movimiento de mujeres?
Estamos ante el surgimiento de un movimiento internacional de mujeres, que protagoniza importantes luchas en todo el globo. En su interior existe una disputa por la dirección política del movimiento y sobre la estrategia que pueda llevarnos de la digna rabia y resistencia, hasta la victoria definitiva contra este sistema. En esta disputa histórica, corrientes políticas, como el separatismo y el reformismo, plantean que hay que fortalecer el aparato represivo del Estado, en clave absolutamente punitivista, y lavándole la cara a las instituciones y las fuerzas armadas. Han planteado que hay que confiar en un mayor despliegue de seguridad con “perspectiva de género”, esto como contra parte al enorme cuestionamiento que miles de mujeres hicieron en las calles a la policía de Sheinbaum que viola mujeres.
Utilizando el método de la denuncia, que en la gran mayoría de los casos expresa el hartazgo de mujeres que enfrentan diversos tipos de violencia, desde psicoemocional hasta física o amenazas de muerte, hoy se ha convertido en un método controvertido por la instrumentalización política que esto grupos separatistas han hecho de las mismas. El manejo de los casos y el acompañamiento de las denunciantes han sido subordinados al impulso de juicios sumarios que liquidan socialmente a quienes son señalados de agresores, y por convertirse en un mecanismo para ajustar cuentas políticas mediante las difamaciones y las calumnias.
A la par de esto, despliegan un discurso victimizante a las mujeres, como si lo único que nos quedara en un contexto brutal de violencia, fuera resistir a la violencia. Nosotras no queremos resistir, o sobrevivir a la violencia, lejos de ser víctimas, consideramos que las mujeres podemos ser capaces de tomar el destino en nuestras manos, volviéndonos sujetas políticas capaz de poner en pie un enorme movimiento de mujeres, que discuta como hacer frente al patriarcado y al capitalismo, en alianza con los sectores en lucha.
La rabia que se muestra en las calles, no puede reducirse a pedir que el Estado nos cuide. El potencial que se muestra a nivel internacional, creemos que puede ponerse en función de darle vuelta todo, y luchar por un mundo distinto sin opresión ni explotación.
Desde la agrupación internacional Pan y Rosas, peleamos por amplificar el esfuerzo que se inicia en estas asambleas, e impulsar la discusión y organización en cada escuela y centro de trabajo, para convencer a miles de mujeres que es clave, en este momento organizarnos y luchar por todo. Tenemos una próxima parada este 25N, preparemos una enorme movilización unitaria, combativa e internacionalista, en conjunto con todos los sectores en lucha, y demostremos en las calles que si tocan a una nos organizamos miles.
De quienes no le pedimos, ¡Exigimos todo! Nuestro derecho al pan y también a las rosas.