El desglose de la encuesta CEP evidencia que Piñera y su gobierno perdieron apoyo en sus bastiones electorales.
Domingo 26 de enero de 2020
La movilización desatada en octubre a nivel nacional tiene como un de sus ejes la impugnación al régimen de la dictadura, el que permite que un pequeño grupo de empresarios tenga millonarias ganancias a costa de la explotación y precarización de la vida de millones de trabajadores y sus familias. Esto además apunta a quienes estos 30 años defendieron este modelo, es decir, los grandes grupos económicos y también los partidos como Chile Vamos y la ex Concertación.
La encuesta CEP mostro claramente esto (incluso golpeando a algunas figuras del Frente Amplio), mostrando en cifras el descredito que existe contra estos sectores políticos. El 6% de aprobación del gobierno es patente en este sentido, siendo la menor aprobación histórica de un gobierno.
En el desglose de las cifras entregadas en la CEP se muestra que esta desaprobación, que tiene como base el estallido social, golpea de forma importante a los bastiones electorales de Piñera.
De los encuestados que se referencian en el espectro político de la derecha y la centroderecha solo en 23,3% apoya su gestión y un 60,5% la desaprueba abiertamente. En torno a sector socioeconómico, el mayor porcentaje del gobierno se encontraba en el sector ABC1, hoy el 10,5% lo aprueba, mientras el 68,8% lo desaprueba. Esta tendencia a la baja se repite en los estratos medios y bajos. Por otra parte, quienes refieren haber votado por Piñera, un 70,5% desaprueba su gestión.
El análisis de estos datos es variado, un porcentaje viro a posiciones mas de derecha (por ejemplo el 46,7% de sus votantes plantea que es mas importante el orden publico que las libertades públicas y privadas) pero otro sector se inclino a favor de la movilización y sus reivindicaciones.
De conjunto, esta desaprobación, así como los cambios en su base social, muestra la gran crisis política que cruza al gobierno y al conjunto del régimen ante la profunda movilización abierta. Aun con esta baja en las encuestas, el gobierno mantiene un fuerte línea represiva con los sectores movilizados y desarrollando (con la ayuda de la oposición parlamentaria) la farsa constituyente para desviar el descontento hacia una convención (mixta o no) que permite el veto de una minoría e impide la discusión y solución de los principales problemas que afecta al pueblo trabajador.