Jorge “El Loco” Medina Trabajador MadyGraf
Sábado 7 de marzo de 2015
Fotomontaje: Anahí Rivera
El 8 de marzo es reconocido internacionalmente como el Día de la Mujer, y año tras año surgen discusiones sobre si es o no un día de festejo o sobre por qué existe un Día de la Mujer, pero no un Día del Hombre.
Está más que claro que no hay razón para festejos cuando en todo el mundo las mujeres ven cómo se violan sus derechos por leyes y costumbres hechas a medida del hombre. No importa hacia qué país miremos: en todo el mundo existe un sistema patriarcal donde los hombres dominan a las mujeres, y esto se fundamenta en motivos culturales o religiosos. Esto lleva a que, a lo largo de la historia, los derechos de la mujer hayan sido relegados, estableciendo una relación de opresión y dominio de los hombres sobre las mujeres, derivando indefectiblemente en la violencia de género, en cualquiera de sus variantes (física, emocional, sexual o económica).
Lamentablemente, los ejemplos sobran: en Argentina, la realidad es que cada hora una mujer es golpeada. Cada día tres mujeres son abusadas sexualmente. Y a lo largo de 2014 hubo casi trescientos femicidios. Otras trescientas mujeres murieron por abortos clandestinos. Todo esto solo en Argentina. Estas cifras tristemente se multiplican por miles en el mundo. Sumémosle a esto que en muchos países se sigue practicando la ablación a mujeres y niñas, ritual donde sufren la mutilación genital, garantizando que el placer sexual sea exclusividad del varón. También siguen rigiendo los llamados "crímenes de honor” mediante los cuales se castiga a las mujeres con latigazos o piedrazos (muchas veces, hasta la muerte) por hablar sin autorización con un hombre, por no acceder a matrimonios arreglados y hasta por ser víctimas de una violación, acusándolas de impura. Además, según las frías estadísticas, las mujeres representan el 90 % de las víctimas de las redes de trata, el 70 % de la población analfabeta a nivel mundial y cobran salarios que son un 30 % menores que los que cobran los hombres. Esto también es violencia.
En todos los casos, el Estado es actor necesario para que existan estas injusticias, y lo hace encubriendo o legitimando delitos contra la mujer. Todo esto tiene una finalidad: mantener dividida en distintos grupos a la clase explotada, garantizando que su dominio sea más fácil: dvidida entre hombres y mujeres, nativos e inmigrantes, por creencias religiosas, etc. ¡Nada nuevo esto de dividir para reinar!
Por todo esto, el 8 de Marzo no es un día para festejar, porque bajo un régimen de opresión no hay felicidad posible. Es un día para reflexionar sobre qué puede hacer cada uno para avanzar hacia a una sociedad igualitaria ¡y luchar para lograrlo! Porque para terminar con la desigualdad es necesario terminar con un sistema que se nutre de ella.
Debemos entender que esta lucha, sin lugar a dudas, la llevarán adelante los sectores más oprimidos por este sistema: las mujeres, principalmente las mujeres trabajadoras, que son doblemente explotadas. Pero también debemos hacerla nuestra sus compañeros de clase, nosotros, los trabajadores, que también somos explotados por este mismo sistema. Para esto, los hombres debemos enfrentar nuestras miserias, combatiendo nuestro machismo, tan arraigado en el trato cotidiano, en el lenguaje, en los prejuicios que tenemos sobre las aptitudes de las mujeres para distintas tareas, sobre los roles que debería cumplir en la sociedad y una lista interminable de actitudes y pensamientos que debemos cambiar, rechazando esta posición de "privilegio" que el sistema explotador y su historia patriarcal nos tienen reservados. Cuando un hombre somete a una mujer no hace más que seguir alimentando las divisiones que fortalecen a la clase dominante, al patrón que lo somete a él explotando su fuerza de trabajo.
Por eso, aquel hombre que no sea capaz de luchar por la emancipación femenina tampoco será capaz de luchar por la emancipación de todos los explotados, por la emancipación de la humanidad. Por eso, el 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, nosotros, los trabajadores conscientes de las cadenas que nos esclavizan, luchamos junto a ustedes, nuestras compañeras.
(*) Jorge Medina es dirigente obrero gráfico de la ex-Donnelley, actual MadyGraf bajo control obrero.