Miles de mujeres en todo el país, desde Mendoza hasta La Plata, desde Jujuy hasta Neuquén; en Rosario, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires, entre otras ciudades, volvieron a salir a las calles. Frente al Congreso Nacional, por primera vez en muchos años, hubo dos actos. El que denunció la responsabilidad del gobierno y todas las instituciones del Estado en los femicidios y las condiciones de precarización que vivimos las mujeres superó con creces a quienes decidieron callar las críticas a Alberto Fernández. Miles de compañeras de Pan y Rosas, en todo el país, fueron parte de esta jornada.

Andrea D’Atri @andreadatri | Diputada porteña PTS/FIT
Lunes 8 de marzo de 2021 23:38
#8M | Multitudinarias movilizaciones a lo largo del país - YouTube
Hace un año atrás, las movilizaciones por el Día Internacional de las Mujeres fueron, en casi todo el mundo, las últimas manifestaciones multitudinarias sin barbijos, mascarillas o tapabocas. Un año después, ni la pandemia, ni los intentos del gobierno, de las conducciones sindicales y de las agrupaciones afines al kirchnerismo por limitar la conmemoración a un gesto rutinario, pudo evitar que las mujeres volvieran a las calles con fuerza en todo el país.
La bronca por los 66 femicidios que ocurrieron en estos 67 días que van del año, de los cuales 7 fueron perpetrados por miembros de fuerzas represivas, como también la bronca por la precarización de la vida y por el crecimiento de la desigualdad encontraron en el Día Internacional de las Mujeres, un canal de expresión para decenas de miles de jóvenes, mujeres trabajadoras, desocupadas, las que luchan por tierra y vivienda, las que siguen reclamando justicia para sus hijas.
Miles de compañeras de Pan y Rosas en todo el país fuimos parte de esta jornada. Un mismo grito contra los femicidios: multitudinarias movilizaciones a lo largo del país. En Buenos Aires, arrancamos temprano, en el Obelisco, cortando las calles con las mujeres de Guernica que resistieron el violento desalojo de Berni, pero siguen en pie luchando por el derecho a la vivienda. Acompañadas por las trabajadoras aeronáuticas de LATAM y GPS, la comisión de mujeres de CocaCola, las obreras gráficas de MadyGraf, las mujeres de la toma de Los Ceibos, trabajadoras de salud y docentes, sus voces alcanzaron repercusión nacional, desde el centro político del país.
Ser "parte del gobierno" o retomar las calles
En el Estado español, el gobierno que se autodefine progresista, con Unidas-Podemos (la formación liderada por Pablo Iglesias) integrando el gabinete, prohibió las manifestaciones de más de 500 personas para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres en Madrid. La derecha podrá quejarse porque "el progresismo" le roba las banderas.
En México, con un equipo de cuerpos especiales, camionetas no identificadas y la Policía de Investigación, allanaron el domicilio de una agrupación feminista por orden de la fiscal "feminista" Ernestina Godoy, del partido de López Obrador. El gobierno ya había colocado un enorme vallado en el centro histórico de la Ciudad de México, para amedrentar. Pero se encontró con que las vallas amanecieron pintadas con los nombres de 3300 víctimas de femicidio y gaseó a las más de cien mil manifestantes.
En Argentina, el lamentable papel de querer acallar a las mujeres que cuestionaban al gobierno, corrió por cuenta de las organizaciones feministas y agrupaciones políticas afines a la gestión. ’No podemos responsabilizar al gobierno porque ahora somos parte de él’, dijeron en las reuniones donde se preparaba la convocatoria de Buenos Aires. El resultado fue una plaza divida en dos actos.
Sobre un lado, se realizó el acto en el que señalamos la responsabilidad del gobierno nacional y los gobiernos provinciales, la policía y la Justicia; donde se denunció que el Estado es responsable. Allí estuvimos las compañeras de Pan y Rosas y otras organizaciones de mujeres, políticas y sociales de la izquierda junto a las mujeres que luchan por tierra y vivienda, las trabajadoras de Salud y Educación que enfrentan el deterioro de sus salarios y las precarias condiciones laborales, las obreras de las fábricas recuperadas, las piqueteras que sostienen los comedores en los barrios.

Del otro lado, estuvieron quienes decidieron callar las críticas al gobierno nacional, porque ahora "son parte de él". El "progresismo" integrado y gestionando el Estado capitalista patriarcal muestra la hilacha aquí y en todo el mundo. No se puede estar de los dos lados del mostrador; en la vida hay que elegir.
Imágenes de la movilización en Córdoba
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El Estado es responsable
En Argentina, desde el último 8 de marzo hasta hoy, se desplomó la economía y se destruyeron 300 mil puestos de trabajo, mientras casi 2 millones de personas perdieron sus empleos informales en los sectores donde las mujeres representan la mayoría de los trabajadores. Por esa razón, las mujeres necesitaron el doble de ayudas sociales y subsidios que los varones y el doble de lo que habían recibido el año anterior.
Aumentaron la pobreza y la desigualdad, el costo de vida aumentó un 36% y la inflación obligó a las familias trabajadoras -especialmente a las mujeres- a hacer malabares para sobrevivir. Las mujeres fueron las que cargaron sobre sus espaldas la multiplicación del trabajo doméstico y de cuidado, incluyendo el apoyo escolar: por ejemplo, en el conurbano bonarense, ese trabajo gratuito recayó en ellas, en 2 de cada 3 hogares.
Pan y Rosas en Neuquén
Mientras los empresarios consiguieron imponer peores condiciones de trabajo y rebajar los salarios, el gobierno privilegió los acuerdos con el FMI y los acreedores privados, haciendo los deberes para pagar una deuda fraudulenta. Eso lo consiguieron con el ajuste a jubiladas y jubilados, suspendiendo el pago del Ingreso Familiar de Emergencia para los que menos tienen -en su mayoría mujeres jefas de hogar- y reduciendo al mínimo los gastos extraordinarios que requería la atención de los sectores más vulnerables en medio de la pandemia. Un ataque al pueblo trabajador que contó con la inestimable colaboración de las conducciones sindicales.
Pocos días antes de este 8M, murieron maestras y enfermeras contagiadas por covid en sus lugares de trabajo de la primera línea; pero las vacunas aún escasas, el gobierno las destina prioritariamente a funcionarios y amigos del poder. El escándalo mostró, ante los ojos de millones de trabajadoras y trabajadores que están haciendo sacrificios inauditos desde hace un año, que los únicos privilegiados son los mismos de siempre: los empresarios y la casta política.
A fines del 2020, el gobierno pretendió apropiarse de la histórica lucha del movimiento de mujeres por la legalización del aborto, aprobando un proyecto propio y con el presidente Alberto Fernández declarando que estaba "muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado". Pero el patriarcado no se dio por enterado de los fabulosos poderes presidenciales y este año gritamos Ni Una Menos, con 66 mujeres menos, cuyas vidas fueron arrebatadas por femicidas, varios de ellos policías y miembros de fuerzas armadas.
El gabinete, con todas sus funcionarias feministas, no hace más que seguir hablando de mesas, comisiones, acuerdos, articulaciones. En el día de hoy presentaron el Acuerdo Federal para una Argentina Unida contra la Violencia de Género, un nombre rimbombante para tapar lo inocultable: con sarasa no alcanza; sin recursos para hacer frente a la situación de las mujeres víctimas de la violencia de género, no hay Ni Una Menos.
Nos sobran las razones
Las movilizaciones de este 8 de marzo son apenas el comienzo de una nueva etapa para el movimiento de mujeres, que hoy puede plantearse nuevos y ambiciosos objetivos. Con nuestra lucha persistente y tomando las calles, arrancamos la legalización del aborto. Nos encontrarán de pie luchando en Guernica y en Los Ceibos, en el frigorifico Arrebeef, con las mujeres piqueteras que denuncian la pobreza y las jóvenes repartidoras que están hartas de la precarización; con las obreras pesqueras marplatenses de Apolo Fish y las pibas de Hey Latam. Nos encontrarán en Digital fueguina y con las enfermeras neuquinas y tucumanas; con las maestras que se autoconvocaron en Tucumán y pararon en Mendoza, Chaco, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Misiones, Entre Ríos, Río Negro, Neuquén y Catamarca. Nos encontrarán con la juventud y los pueblos que defienden el agua y enfrentan la minería contaminante.
Es apenas el comienzo de un cambio. El gobierno intentará frenar la protesta social en las calles y querrá convencernos de que dejemos nuestras demandas en manos de sus comisiones, sus mesas y ministerios feministas. Pero la imagen de este 8 de marzo en todo el país anticipa que la fuerza para enfrentar la violencia machista y la precarización de la vida de las mujeres está en otro lado. Las compañeras de Pan y Rosas apostamos a seguir desarrollando, con todas nuestras energías, esta perspectiva.

Andrea D’Atri
Diputada porteña del PTS/Frente de Izquierda. Nació en Buenos Aires. Se especializó en Estudios de la Mujer, dedicándose a la docencia, la investigación y la comunicación. Es dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Con una reconocida militancia en el movimiento de mujeres, en 2003 fundó la agrupación Pan y Rosas de Argentina, que también tiene presencia en Chile, Brasil, México, Bolivia, Uruguay, Perú, Costa Rica, Venezuela, EE.UU., Estado Español, Francia, Alemania e Italia. Ha dictado conferencias y seminarios en América Latina y Europa. Es autora de Pan y Rosas. (…)