A sólo dos días de una nueva marcha se conocieron nuevos casos de femicidio en la provincia de Jujuy. En esta nota una lectura crítica del tratamiento mediático y de los discursos oficiales que buscan negar la responsabilidad del Estado. Este #9M se reaviva el grito por #NiUnaMenos en las calles de toda la provincia y el país.
Andrea Gutiérrez Concejala (MC) del PTS-FIT en San Salvador de Jujuy
Domingo 8 de marzo de 2020 13:37
Desde 2015 las mujeres ganamos protagonismo en las calles e hicimos visible una realidad: los femicidios existen. Esto y cada reconocimiento de la violencia y desigualdad, cada herramienta para visibilizar y desnaturalizar la violencia machista es nuestro triunfo.
Esa pelea sigue vigente. A sólo dos días de una nueva marcha los femicidios suben a 70 en los tan sólo 3 meses que lleva este año; en Jujuy son 6. Y una de las peleas que todavía tenemos por delante es que los principales medios pongan en agenda lo que no es nada más que un reclamo de justicia de cada familia y también de cada mujer que pelea para terminar con estos crímenes de odio, femicidios.
Mientras cientos de mujeres nos preparamos para marchar en toda la provincia, al principal medio local, El Tribuno de Jujuy, le tiembla el pulso para reconocer que cuando se trata del asesinato de una mujer, es un femicidio. “La mujer hallada muerta en La Quiaca habría sido asesinada”, fue el título escogido el 6 de marzo para el titular que daba cuenta del femicidio de Jaquelina Arjona. Y ni hablar de los métodos de abordaje dónde el foco está en la víctima y no en los agresores o femicida.
Sin embargo y a pesar de sus titulares, son los medios gráficos una de las principales fuentes a las que acudimos para poder conocer los números de la violencia en nuestra provincia; porque no existen todavía estadísticas oficiales (más allá de las que ONGs y organizaciones de mujeres pueden proveer), y la invisibilización de esta realidad nos dicen una y otra vez que las vidas de las mujeres no son prioridad para el Estado que no dispone de los recursos necesarios para abordar la problemática. Para muestra…en diálogo con un portal provincial la Presidenta del Concejo Provincial de la Mujer, Alejandra Martínez (UCR), declaró que al 5 de marzo los femicidios en la provincia de Jujuy “en lo que va del 2020” ascendían a uno (!). Pero el movimiento de mujeres y la prensa habían dado cuenta de 4.
El Estado (y sus instituciones) es responsable
Para nosotras no se trata de simples números. Se trata de vidas, y de pelear contra la violencia machista, sus múltiples expresiones y el mensaje de impunidad estatal. Porque pasan los años y si bien se creó la Secretaría de Paridad de Género, el Consejo Provincial de la Mujer, tres (!) refugios en la provincia y 12 centros de atención, además de juzgados especiales y una enorme cantidad de stickers y gacetillas con las que les funcionaries pasean por los pasillos de la Legislatura o los Concejos la violencia no cesa.
Te puede interesar: Ni feminismo “carcelario” ni escraches como estrategia: cómo combatir la violencia patriarcal
¿Por qué sucede esto? Las feministas socialistas consideramos que mientras el Estado nos reconoce formalmente el derecho a vivir una vida libre de violencia y castiga a nuestros agresores, oculta que no se trata de individuos enfermos o criminales, sino que se trata de “productos” sociales que buscan esconder el "orden" que necesita este régimen social, capitalista y patriarcal, y que se basa en la violencia social, política, cultural y económica normalizada. Esta allí el motivo por el que ningún gobierno se ha propuesto transformar de manera estructural la violencia que sufrimos las mujeres y disidencias.
Es en este punto en el que la creación de nuevos organismos, o la sanción de algunas leyes, como la que establece la capacitación en género de todos los poderes del Estado, que arrancamos con nuestra lucha en las calles, no son suficientes. En la actualidad nuestra situación se vuelve más crítica, porque junto a las insuficientes medidas para enfrentar la violencia, tenemos que soportar sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas los golpes de las crisis y el ajuste a pedido del FMI.
Por eso es que este 8 y 9 tenemos que copar las calles nuevamente, porque sólo nuestra lucha y organización nos han permitido arrancar derechos para cada una y para todas nosotras. Hoy tenemos que proponernos fortalecer esa organización e ir por un verdadero plan de emergencia contra la violencia hacia las mujeres, que garantice refugios, casas y créditos para las mujeres que menos tienen; acceso al trabajo, a las licencias laborales, a un sueldo que al menos sea igual al costo de la canasta básica familiar; arrancar el derecho a que se garanticen las leyes que deberían asistir a las mujeres y a sus hijes. La única forma de lograr esto es cuestionando que los recursos que genera el país se usen para pagar la deuda con el FMI mientras para nosotras nos dan poco menos que migajas insuficientes para prevenir o enfrentar la violencia machista.
Nuestros reclamos son urgentes, pero si nos organizamos junto a les trabajadores y la juventud que se rebela contra la miseria, tendremos la fuerza para arrancar nuestro derecho al pan y también a las rosas.