Hoy día, dicha represión se ejerce de la mano de quienes en 2011 dirigían el movimiento estudiantil, que después del asesinato de Gutierrez, en vez de impulsar la lucha por una educación pública, gratuita y de calidad, se encargaron de hacer acuerdos con el régimen a espaldas de las bases, política de desvío que se consumo con la reforma educacional de Bachelet.
Jueves 25 de agosto de 2022
Hoy se cumplen 11 años del asesinato de Manuel Gutierrez, un joven de 16 años que fue baleado a muerte por el ex sargento de carabineros Miguel Millacura, quien el 25 de agosto de 2011 disparo su sub ametralladora contra les manifestantes en una protesta realizada en la villa Jaime Eyzaguirre de Macul. Aquello ocurrió en el contexto del paro nacional convocado por la CUT, en uno de los momentos más álgidos del movimiento estudiantil.
Durante años, su familia y amigos han dado una lucha en contra de la impunidad del responsable, el cual se encuentra en libertad sin nunca haber pisado la cárcel. Cabe recordar que hasta el año 2016, cuando cambio la legislación, los delitos que podrían constituir violación a los derechos humanos eran tomados por la justicia militar (Corte marcial), asegurando así que los pacos que cometían abusos en las protestas nunca cayeran presos.
En 2018, volvimos a tener otro caso que impacto por su brutalidad, el asesinato de Camilo Catrillanca, en aquel si bien existió una "inédita" condena al responsable, la institución intentó ocultar las pruebas y no se estableció ninguna garantía de no repetición. Y ya durante la revuelta de 2019, pudimos corroborar el nivel de podredumbre de la policía y el sistema judicial, con violaciones sistemáticas a los derechos humanos con cientos de presos políticos, los cuales fueron inculpados a través de montajes, que poco a poco se han ido destapando.
El nombre de Manuel Gutierrez resuena cada año en esta fecha, como símbolo de lucha para quienes se organizan por acabar con las injusticias sociales, pero también como un recuerdo de la violencia con la que actúa la policía, cuando el movimiento social amenaza los intereses empresariales o pone en jaque la estabilidad del Estado que los salvaguarda.
Hoy día, dicha represión se ejerce de la mano de quienes en 2011 dirigían el movimiento estudiantil, que después del asesinato de Gutierrez, en vez de impulsar la lucha por una educación pública, gratuita y de calidad, se encargaron de hacer acuerdos con el régimen a espaldas de las bases, política de desvío que se consumo con la reforma educacional de Bachelet. Son los mismos, que desde el gobierno actual, nos dicen que se puede reformar la policía para que actúe bajo control civil y con consideración a los derechos humanos, el que nunca más habrá otro Manuel asesinado, es algo que quienes nos organizamos no podemos creer.
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