A más de cinco meses de iniciada la huelga y ante el desdén de las autoridades, el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Chapingo vuelve a llamar a movilización para este martes 18 de agosto. Exigen se resuelvan cuatro demandas: una medida de fin año, aumento salarial, aumento en prestaciones y continuidad al proceso de homologación retabulación
Viernes 14 de agosto de 2020
Después de 162 días en huelga en la Universidad Autónoma Chapingo, el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Chapingo (Stuach) llama a movilización para el 18 de agosto en vista de la negación de las autoridades para resolver el conflicto.
El recorrido de las y los trabajadores que conforman el sindicato será llegar a Palacio Nacional, previo a la conferencia matutina de López Obrador; después se dirigirán a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, de la cual depende esta Universidad.
Los trabajadores del sindicato iniciaron la huelga ante la ofensiva laboral por parte de las autoridades de la institución, la cual se enmarca en la política laboral de la 4T en contra de los trabajadores estatales.
Esta ofensiva aparece recubierta con el supuesto combate a la corrupción y con el slogan de austeridad republicana, pero consiste en una serie de ajustes al gasto social que terminan afectando a los trabajadores de las dependencias públicas, principalmente a los trabajadores precarios y el ataque a diversos derechos laborales. Estos ajustes al presupuesto, se enmarcan irónicamente en las típicas medidas neoliberales: el “achicamiento” del Estado.
Los trabajadores administrativos de la Universidad Autónoma Chapingo sufrieron este golpe cuando se les aviso de la cancelación de la medida de fin de año, que les otorgaba una bonificación de 12 mil 500 pesos por trabajador.
Con el deterioro de las condiciones laborales en el periodo neoliberal, se ha querido implantar en la ideología popular que este tipo de bonificaciones son un privilegio. En suma, que ante la tragedia del trabajo de más de 30 millones que viven en la informalidad y carecen de todo derecho laboral y otros 20 millones no necesariamente con salarios dignos, un préstamo así parecería un privilegio, sin embargo son parte de las mejoras a las condiciones para todo/a trabajador/a.
El problema para la 4T es que en su postración ante las clases dominantes nacionales y extranjeras, ha renunciado a recaudar recursos imponiendo impuestos progresivos a las fortunas de estos acaudalados o ha decidido no cancelar la deuda pública (beneficio para el capital financiero), ante lo cual ha recurrido a expropiar los derechos laborales de los trabajadores del Estado para así financiar sus diversos proyectos, tanto asistenciales como sus proyectos económicos.
Con los gastos impuestos por la crisis sanitaria, los márgenes de maniobra presupuestal se reducen aún más. El gobierno está acorralado, de un lado la escasez de recursos y por otro el poder de las clases dominantes ante las cual agacha la cabeza y se somete.
El desafío para los trabajadores de las dependencias públicas, es forjar una fuerza que ponga de rodillas a estas parasitarias clases dominantes, ancladas a la exportación –principalmente– hacia EEUU, y logre detener la política laboral neoliberal del gobierno de la 4T. Pero este objetivo es semejante al de los trabajadores y trabajadoras del resto del país, es decir, la coyuntura pone sobre la mesa la posibilidad de una unidad de las luchas de las y los trabajadores, sindicalizados o no.
Es por ello que desde la Campaña Queremos Trabajo Digno, llamamos al Stuach a que se sume al Movimiento Nacional contra la Precarización y los Despidos, el cual es un espacio desde donde podemos forjar una unidad que enfrente colectivamente estos desafíos y logre conseguir victorias actuales para los trabajadores.
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