35 activistas siguen detenidos en cárceles alemanas a los que se les aplica prisión provisional sin previsión aún para sus juicios.
Viernes 28 de julio de 2017
Entre los días 7 y 8 de julio, tuvo lugar en la ciudad alemana de Hamburgo la Cumbre del G20, un foro que reúne a los países imperialistas y ‘emergentes’ más importantes del mundo. Bajo el lema "Wellcome to hell" (Bienvenidos al infierno) fue organizada la contracumbre. El G20 encontró el rechazo de la mayoría de la población de Hamburgo que expresó su repudio junto a decenas de miles de activistas llegados de toda Alemania y de toda Europa.
Durante la celebración del G20 y los días previos las calles de Hamburgo hubo manifestaciones contra las políticas orquestadas por los principales gobiernos a nivel internacional. Las protestas fueron protagonizadas fundamentalmente por una juventud que se identifica sentimentalmente con el anticapitalismo, y que retomó algunos de los métodos del movimiento antiglobal.
El gobierno alemán desplegó para la ocasión un gigantesco operativo policial y militar para tratar de impedir y controlar las manifestaciones. La proporción del dispositivo preparado por el gobierno de Angela Merkel respondía a la previsión de que esta contracumbre sería una de las más masivas y radicalizadas de los últimos años en el marco de una situación internacional convulsiva. La manifestación del sábado fue la más masiva contra el G20 de las últimas décadas.
El gran despliegue de la policía y gobierno concentró una fortísima represión contra los manifestantes. La represión se extendió a lo ancho y largo de la ciudad, no solo en los actos y manifestaciones. Barricadas, cargas policiales, detenciones a todas las horas del día, desalojos, enfrentamientos entre policía y manifestantes, este fue el clima general que se vivió en Hamburgo.
Tras varios días de protestas el resultado fue de 186 personas detenidas y cientos de manifestantes heridos. Entre los detenidos había numerosos alemanes, pero también franceses, italianos, españoles (cinco), holandeses, suizos, rusos y austríacos, entre otras nacionalidades.
Los fiscales encargados de investigar los disturbios en Hamburgo durante la cumbre abrieron en la semana de celebración del G20 90 expedientes y pidieron prisión en 85 de los casos. El juzgado de Hamburgo encargado decidió finalmente enviar a prisión a 51 personas, de las que 35 siguen detenidas aplicándoles prisión preventiva a la espera de que se celebren sus juicios. Muchos de los que quedaron en libertad han tenido que enfrentar importantes multas económicas tras ser juzgados y condenados.
La mayoría de los aún detenidos son jóvenes de otras nacionalidades. A los 13 alemanes se suman 6 italianos, 3 franceses, 2 holandeses, un español, un húngaro, un suizo, un serbio, un senegalés, un polaco, un rumano, un checo y un austríaco, entre otros.
Los detenidos fueron apoyados en un primer momento por el Legal Team no G20, un grupo compuesto para dar cobertura y asistencia en el marco de las protestas contra el G20. El equipo ha prestado la atención legal a los detenidos y explica que la permanencia de estos jóvenes se debe al supuesto "peligro de fuga" sobre todo por parte de los ciudadanos extranjeros.
Los cargos que se imputan a los detenidos van desde perturbación del orden público, hasta intento de asesinato -en un caso-, pasando por lesiones personales, daños en propiedades ajenas y resistencia a la autoridad. Parece que las fechas de los juicios aún están por determinar por lo que el tiempo en que permanecerán en prisión no se puede estimar.
La represión continúa
Tras la cumbre del G20 la policía alemana anunció que se ha configurado una comisión compuesta por 170 agentes, la cual dispone de gran cantidad de material visual cuyo objetivo es perseguir y capturar a todos los sospechosos de participar en los actos violentos durante los disturbios en Hamburgo, por lo que no se descartan próximas detenciones. Incluso la demora en los juicios puede tener que ver con el estudio de estos materiales. El presidente de la Policía de la ciudad, Ralf Martin Meyer, señaló que se han recabado ya más de dos mil fotografías y cientos de vídeos.
Por su parte, el ministro de justicia alemán Heiko Maas va más allá y ha hecho un llamamiento a nivel internacional para que se cree un registro europeo de extremistas. El objetivo del proyecto, según explicó Maas en un entrevista días después de la Cumbre, sería disponer de una base de datos que permitiera a los países europeos acceder a la información de activistas para actuar de manera efectiva ante convocatorias violentas. Un paso más en la escala de represiva tras el G20 que pretende crear un banco de información para la represión.
La escalada de la represión crece según aumenta la oposición a un sistema político, económico y social que ya ha demostrado que nada tiene que ofrecer excepto opresión, precariedad y miseria. Una resistencia expresada en la contracumbre del G20 encabezada por una juventud que deberá luchar por encontrar una verdadera alternativa antisistema, anticapitalista y radical que agrupe a jóvenes y trabajadores en una perspectiva revolucionaria.