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Red Internacional
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A 51 años del Golpe. Contra el imperialismo y la impunidad de ayer y hoy: Marcha este domingo con el bloque contra el genocidio en Gaza

Se aproxima una nueva conmemoración del golpe de Estado de 1973. Esta vez, el aniversario número 51 está marcado por un escenario internacional cruzado por el genocidio en Gaza perpetrado por el sionismo y patrocinado por el imperialismo. A nivel nacional, el caso Hermosilla y Enel desnudan el fracaso del Chile capitalista heredado de la dictadura de Pinochet.

Jueves 5 de septiembre de 2024

El golpe contrarrevolucionario de 1973, dirigido contra el profundo proceso revolucionario que se gestaba en Chile desde las bases del movimiento obrero y popular, no puede desligarse del rol del imperialismo estadounidense en el país y el continente.

Esta fue una acción encabezada por las Fuerzas Armadas, dirigida por el gran empresariado y sus partidos capitalistas como la derecha o la Democracia Cristiana, pero fue firmemente apoyada, gestionada y financiada por el imperialismo. “Que la economía aúlle”, exclamaba Richard Nixon recién a inicios del gobierno de Allende, demostrando que la tesis del golpe militar se comenzó a barajar desde 1970 y no fue el resultado de un “quiebre democrático ineludible” posterior. El rol de la CIA y otros organismos imperialistas en financiar, organizar y aconsejar a las fuerzas reaccionarias que dirigieron el golpe y la sangrienta dictadura militar contra las mayorías trabajadoras se ha probado históricamente.

Y a 51 años del golpe, vemos nuevamente la brutalidad del actuar del imperialismo norteamericano. La disputa económica entre China y Estados Unidos, la debilidad de la hegemonía norteamericana y el fracaso del crecimiento económico “armonioso” que pregonaba el neoliberalismo y la globalización, ha ido mostrando el rostro más violento del capitalismo internacional y particularmente del rol de las potencias imperialistas.

Se ha visto claramente en el retorno de la guerra a Europa con el conflicto ruso-ucraniano. En América Latina y otros países dicha disputa de potencias se expresa en un aumento de los niveles de saqueo a las naciones por parte de las empresas imperialistas.

Pero quizás el rostro más sanguinario de ese imperialismo es el genocidio que se comete en Gaza, desarrollado por el Estado sionista de Israel, pero financiado y apoyado por el imperialismo norteamericano. Decenas de miles de asesinados, donde un gran sector corresponde a niños y niñas, y una Franja de Gaza absolutamente destruida, son el saldo de casi un año de ataques indiscriminados por parte de las fuerzas israelíes.

Hoy, igual que hace 51 años, el imperialismo y sus lugartenientes cometen masacres contra los pueblos oprimidos, tal cómo ocurrió con las dictaduras en Latinoamérica, ahora, con otro rostro, lo hacen con el genocidio contra el pueblo palestino.

En este aniversario conmemoramos a las y los caídos que enfrentaron el golpe y la dictadura, y reivindicamos la lucha revolucionaria de la clase trabajadora chilena que se propuso tomar su destino en sus propias manos, que levantó los Cordones Industriales y protagonizó uno de los procesos revolucionarios más avanzados de América Latina. Y decimos claramente que su lucha emancipadora es la misma lucha que hoy se da por la liberación del pueblo palestino y de todos los pueblos oprimidos del mundo.

La lucha contra la impunidad del ayer es también la lucha contra la impunidad hoy. La lucha contra el imperialismo el 2024 es el mayor homenaje a las víctimas del rol reaccionario que cumplió el imperialismo norteamericano en Chile en 1973.

Por eso decimos: ¡Fuera el imperialismo de toda América Latina, de Medio Oriente y de Palestina! ¡Alto al genocidio en Gaza! ¡Solidaridad internacionalista con el pueblo palestino! ¡Memoria y justicia por los caídos de ayer y hoy!

La herencia antipopular de la dictadura muestra su verdadero rostro y su fracaso

La represión y la violencia autoritaria fueron para frenar el proceso revolucionario que se desarrollaba desde abajo en Chile, donde trabajadores, pobladores y campesinos se auto organizaron e incluso cuestionaron las medidas del propio gobierno de Allende, ya que este buscaba permanentemente la conciliación con la Democracia Cristiana, tratando de frenar la fuerza social que desde abajo rompía las ataduras que la propia Unidad Popular intentaba imponer al movimiento obrero y popular. Incluso el gobierno de Allende llegó a permitir la Ley de Control de Armas que se usó para reprimir a los Cordones Industriales. Y si bien, la posibilidad de que sectores de base del movimiento de trabajadores rompieran por izquierda con el proyecto de la Unidad Popular no terminó de desarrollarse, era una posibilidad real.

Pero esa represión y posterior impunidad fue desarrollada además para desarrollar un proyecto contrarrevolucionario de conjunto: instalar los pilares del neoliberalismo capitalista en Chile.

En base a torturas, ejecuciones políticas y detenciones políticas, vendieron el país completo a los capitalistas nacionales amigos de la dictadura y a las grandes empresas extranjeras.

La Concertación siguió su legado y profundizó el saqueo capitalista, concesionando o vendiendo las empresas eléctricas, las carreteras o el agua. La crisis de Enel demuestra el fracaso de ese proyecto anti mayoritario y anti popular que busca aumentar la ganancia de un puñado de multimillonarios a costa de las condiciones de vida de millones, a costa del saqueo de los recursos naturales.

Por otro lado, el escándalo de Hermosilla muestra fielmente cómo funciona ese Chile capitalista, con operadores políticos al servicio de los grandes empresarios vinculando los poderes económicos, judicial y político. Todo para que los grandes capitalistas usen el Estado a sus anchas para sus negocios y a espaldas de las grandes mayorías.

A 51 años del golpe denunciamos ese Chile capitalista que heredó la dictadura, proyecto del pinochetismo que la Concertación profundizó y que el gobierno de Gabriel Boric sólo se ha dedicado a administrar pasivamente mientras la derecha busca imponer su agenda.

En este nuevo aniversario, decimos que hay que hacer frente a ese proyecto capitalista, tomando medidas como la nacionalización de todo el sistema energético bajo gestión de sus trabajadores y técnicos especialistas junto a las comunidades. Tomar medidas que ataquen a esa casta político-judicial, como la elección de jueces o que todo alto funcionario público gane igual que una profesora y que sean cargos revocables.

De fondo, retomamos las banderas de esa tradición histórica de la clase trabajadora que en Chile se decidió abrir el camino para la revolución. A 51 años del golpe, luchamos por la construcción de un partido de la clase trabajadora, socialista, revolucionario e internacionalista, que se proponga derribar ese Chile de los grandes capitalistas para conquistar un gobierno de las y los trabajadores de ruptura con el capitalismo, para darle continuidad a la lucha histórica de la clase trabajadora y las y los oprimidos por su liberación de la miseria y la explotación. La lucha por el socialismo y el comunismo es nuestro mayor homenaje.

A 51 años del golpe decimos justicia y verdad por las y los caídos. Debemos enfrentar el conjunto de la herencia de la dictadura y a sus defensores.

Por estas banderas te invitamos a marchar este domingo 8 de septiembre a las 10 am en Metro Los Héroes, en calle Dieciocho con la Alameda, junto al bloque en solidaridad con el pueblo palestino y de manera independiente a las organizaciones del gobierno.