¿Cuál es la historia de la reforma agraria en Chile? ¿Por qué se dio ese proceso que comenzó en la década de los 60’? ¿Cómo hemos llegado desde ese momento de levantamiento campesino en unidad con obreros a la actualidad donde miles de hectáreas se encuentran en manos de las forestales?
Jueves 28 de julio de 2022
En el periodo que precede a la reforma agraria se mantiene en Chile el predominio del gran latifundio, existiendo un orden social jerárquico y autoritario, donde existe la figura del inquilino, una especie de trabajador agrícola el cual no recibía su sueldo en dinero, sino en algunos beneficios como vivienda, pan, una chacra, animales y algunos pesos, teniendo nulos derechos laborales, condiciones de trabajo inhumanas y jornadas extenuantes.
Las viviendas que se le entregaban a los inquilinos (conocidas como chozas) no estaban en condiciones dignas para ser habitadas: pisos de tierra, en su mayoría no tenían agua de cañería, otras tantas sin electricidad, viviendo en extrema precariedad, no tenían derecho a la educación. Por otra parte, los latifundistas tenían en su poder grandes extensiones de terrenos muchas veces no explotados. Teniendo muchas tierras el latifundio se defendía de la inflación, no pagaba impuestos y no pagaba salarios.
La primera ley de reforma agraria Nº 15.020 se promulgó en 1962 durante el gobierno de Jorge Alessandri, quien se ve prácticamente en la obligación de aplicarla, debido a la movilización del campesinado, que exigía una calidad de vida mejor. La Iglesia Católica, entrega parte de sus propias tierras entre el campesinado, con el apoyo de Estados Unidos a través de la “Alianza por el Progreso”. Su objetivo era que los países de Latinoamérica no quisieran seguir el camino a la revolución como ya lo había hecho Cuba.
Con Eduardo Frei Montalva en la presidencia, su política de gobierno bajo el imperialismo norteamericano autorizaba reformas para evitar nuevas revoluciones como en Cuba. De esta manera el gobierno capitalista de Frei buscaba gestar en armonía un nuevo capitalista rural de diverso tipo, pero dentro del marco del capitalismo existente y contra la lucha de clases. Debido a esto, el proceso de reforma agraria demuestra un rápido impulso, bajo el lema "la tierra para el que la trabaja", que empuja una reforma más amplia y operativa, capaz de hacer más expedito el proceso de las expropiaciones, buscando la modernización del mundo agrario por medio de la redistribución de la tierra y la sindicalización campesina.
El programa reformista del nuevo gobierno promulga una nueva Ley de Reforma Agraria N° 16.640 y la Ley N° 16.625 permitiendo la sindicalización campesina, obligando a los latifundistas a pagarle a los campesinos su salario en dinero y no en especies, como también a pagar los días de lluvia, ya que cuando llovía no se pagaba. Sobre la base de estos dos instrumentos legales se expropiaron aproximadamente 1.400 predios agrícolas, 3,5 millones de hectáreas, y se organizaron más de 400 sindicatos compuesto por más de 100 mil campesinos. Al mismo tiempo, comenzaron las huelgas y tomas masivas de predios polarizando la sociedad agraria chilena.
Llega Salvador Allende al poder, el cual continuó el proceso de la reforma agraria, a través de los mismos instrumentos legales que el anterior gobierno. El fin era expropiar todos los latifundios, traspasándolos a la administración estatal, cooperativas agrícolas o asentamientos campesinos. En 3 años se expropiaron 4.401 predios, favoreciendo a 39.869 familias más. Para el territorio mapuche se destinó la reforma agraria para la devolución de tierras usurpadas a las comunidades, proceso que no estuvo exento de conflictos. Este aumento exorbitante de expropiaciones se realizó también producto del aumento de las tomas de fundos por parte de los campesinos en alianza con trabajadores industriales, como observamos en el ejemplo de sector Cerrillos-Maipú en la Región Metropolitana.
En el campesinado existía una gran efervescencia. Cansados por las injusticias que el patrón ejercía con ellos, comenzaron con las tomas y ocupaciones masivas de varios predios. Algunos de los campesinos entrevistados en su momento cuentan que se les prohibía contraer matrimonio dentro del mismo fundo, siendo echados a la calle y dejándolos sin trabajo, muchas de las mujeres embarazadas no eran llevadas a los hospitales más cercanos para dar a luz, ya que los dueños de las tierras se negaban hacerlo, otras veces llegaban a las casas indicando que los predios estaban cancelados dando la orden expedita que se fueran del lugar, no importando si allí había niños y de no acatar la salida del fundo serían encarcelados. Esto y mucho más fue motivo suficiente para que existieran enfrentamientos entre campesinos y latifundistas, los cuales se resistían a dejar sus terrenos, pero acogiéndose a la ley N° 16.625, muchos campesinos lograron expropiar dichas tierras.
Para los que fueron encarcelados en algún momento, en este duro proceso que fue la toma de predios, Fernando Ugarte escribe estos versos:
“Enjaulados en la cárcel de Quillota
Da lo mismo si es de día o es de noche
Quién sabe si el tiempo corre con viento en contra
Y a quién le importa
Los que estamos enjaulados como animales dañinos
Somos hombres sin otro delito
que haber tomado la pala
El arado, los arneses la picota como arma
Contra nada, pero sí como herramientas de labranza
Que se enmohecían amontonadas
Porque el rico dueño de tantas palmas dejaba morir la tierra...”
El apoyo de INDAP
Como consecuencia de la lucha de clases en ese momento, el gobierno de la Unidad Popular pone a disposición INDAP para la capacitación constante de los campesinos y campesinas que formaban parte de las diferentes cooperativas a lo largo de Chile, entregando asistencia técnica, medios económicos (por medio de créditos) y conocimiento de las variadas ramas para la actividad forestal, ganadera, artesanía, pesquera entre otros.
En la provincia de Ñuble, la dirección de correos, INDAP y la comunidad campesina suscriben un convenio dando como origen a la llamada Estafeta Rural, sistema que consistía en que un funcionario con una camioneta de INDAP recorría semanalmente gran parte de la provincia, yendo periódicamente a los sectores más aislados de la zona de acuerdo a un plan preestablecido. Cada ciertos kilómetros los campesinos atendían los puestos de las estafetas que contaban cada uno con un buzón ubicado a la orilla del camino, manteniendo la comunicación constante de la zona rural por medio de su correspondencia, envío de medicamentos, y servicios básicos como el gas.
En diciembre de 1971, en el Teatro Caupolicán, se concentraron variados sectores políticos con el objetivo de crear el Frente Nacional de la Actividad Privada y así defenderse del creciente estatismo. Ya para enero de 1972, la Corte Suprema dicta una resolución favoreciendo a los agricultores, la cual resguardaba los derechos de propiedad de los latifundistas. Para los patrones de los fundos las ideas de los campesinos podían ser una herramienta devastadora, decían “no hay nada más peligroso que idealistas con poder”.
Cuando estalla el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, la Junta Militar, liderada por el dictador Augusto Pinochet, toma la decisión de traspasar la administración de las tierras a nuevos capitalistas con el fin de modernizar la producción, produciendo así una contrarreforma agraria, devolviendo el 28,4% de las tierras a sus antiguos dueños, el 38,5% son rematadas o entregadas al estado y solo el 33,1% repartidas entre 40 mil campesinos.
Sin embargo, al comenzar el proceso de la privatización de las tierras y el agua, los campesinos deben endeudarse, y al no poder sobrellevar el pago de esas deudas se ven obligados a vender sus tierras. Junto con esto comienza la persecución a dirigentes sindicales campesinos, aplicando el decreto ley 208 que los inhabilita a organizaciones sindicales, decreto de escarmiento, el que impone a los campesinos a nunca jamás alzarse contra el patrón, y que refleja el gran poder que ejercen los latifundistas, periodo de la historia en donde la clase trabajadora rural y campesinos son reprimidos, torturados y asesinados por defender sus tierras. Esta represión aún se ejerce, como ocurrió recientemente con los trabajadores de ENAP durante su proceso de paralización.
La dictadura inicia el agro negocio, el cual es financiado por grandes empresarios nacionales y extranjeros, basados en el monocultivo y agrotóxicos, situación que se mantiene en la actualidad donde los recursos naturales son explotados sin importar los daños que estos puedan generar en el medio ambiente. Las condiciones actuales de los trabajadores rurales, conocidos como temporeros son salarios de hambre, inestabilidad, abusos, contacto con pesticidas, impedimento para formar sindicatos. Y ¿Quiénes son dueños de la industria agraria? Empresas como Super Pollo, Super Cerdo, etc. son conglomerados capitalistas importantes que surgieron por la Dictadura, les regaló las tierras expropiadas a los campesinos.
Las forestales, que hoy están en manos de poderosos empresarios, amparados por todos los gobiernos de turno, reprimen duramente al pueblo nación-mapuche, quien pelea día a día por recuperar las tierras usurpadas llevándose también todas las ganancias, empobreciendo aún más a un sector de la población chilena, la clase trabajadora, que ha mostrado a través de la historia el gran poder de transformación que puede lograr por medio de la movilización, siendo esta el único camino hacia la liberación del capitalismo, construyendo una alternativa diferente, de las y los trabajadores, sin confianza en los gobiernos que han traicionado a la clase obrera.