Desde la agrupación Pan y Rosas alzamos la bandera de lucha contra el subcontrato, que arroja a las mujeres a las peores condiciones laborales y exigimos verdad y justicia para Juan Pablo Jiménez.
Martes 21 de febrero de 2017
El sistema de subcontratación permite que existan brechas salariales entre trabajadores que realizan el mismo trabajo, pero que están bajo distinto régimen de contratación en una misma empresa.
Con el Plan Laboral de la dictadura, se puso fin a la prohibición de subcontratar actividades del rol principal, con esto se extendió la subcontratación, ya no solo de los servicios. Con esto se precariza las condiciones laborales de los trabajadores externalizados que realizan las mismas labores que trabajadores de planta, pero les pagan menos y con peores condiciones de seguridad laboral, siendo de mucha rentabilidad para los empresarios.
Por otra parte, el sistema capitalista hace uso de la ideología patriarcal para justificar como algo natural que las mujeres realicemos ciertas tareas y no otras. Con esto nos empuja a realizar trabajos que históricamente se asocian como femeninos, que guardan relación con el cuidado de los otros (hijos, enfermos, ancianos, esposos) y el trabajo doméstico. Mientras que a los hombres con los trabajos productivos, la política y la academia, atribuyéndoles como propio el espacio público.
Así, las mujeres, que en el siglo pasado se incorporaron masivamente al mundo laboral, siguen siendo las responsables de sus tareas históricas, asumiendo una doble jornada laboral, por una fracción del salario de un hombre. Las áreas de trabajo a las que nos incorporamos en su mayoría son de servicios (85,3 % de las trabajadoras), reproduciendo los roles que asumimos en el espacio privado, pero en el mercado laboral. Estos trabajos son devaluados económicamente por ser considerados femeninos y en su mayoría las condiciones son precarias y en régimen de subcontratación.
Como mujeres que vivimos la brecha salarial por discriminación de género al realizar un mismo trabajo que un hombre, compartimos la lucha de los subcontratados por igual trabajo, igual salario.
Históricamente, este régimen muchas veces sirvió como maniobra para no garantizar derechos como salas cunas por cantidad de mujeres contratadas por una empresa, dividiendo en lo legal a través de distintos RUT a mujeres trabajadoras que efectivamente trabajaban para una misma empresa principal.
Con la entrada en vigencia de la reforma laboral, las mujeres deberán ser parte de las mesas de negociación de existir asociadas a la organización sindical. Pero no es suficiente, las trabajadoras debemos luchar por exigir que nuestras demandas sean tomadas por el movimiento sindical y entre ellas de estar el fin al subcontrato, que nos arroja a las peores condiciones laborales. Será de la mano de nuestros compañeros que ganaremos la igualdad salarial, que conquistaremos derechos maternales efectivos como las salas cunas y que se nos respete en nuestro lugar de trabajo.
Es por eso que desde Pan y Rosas levantamos la bandera de fin al subcontrato, porque es necesaria la unidad de las y los trabajadores. Por último, saludamos y hacemos propia la lucha de su compañera Ximena Acevedo por Verdad y Justicia para Juan Pablo.