Más de 1500 miembros de Gendarmería Nacional llegarán a Rosario supuestamente a combatir el delito. Sin embargo cinco efectivos de la fuerza fueron detenidos por conformar una banda delictiva.
Miércoles 14 de septiembre de 2016 14:49
El acuerdo rubricado entre el gobernador Miguel Lifschitz y la primera plana del gobierno nacional, Mauricio Macri incluido, no llega con la mejor carta de presentación. El anuncio de que 1500 efectivos de Gendarmería y Prefectura llegarán este lunes próximo a Rosario fue precedido por el descubrimiento y detención de 5 gendarmes que formaban una banda de “boqueteros”.
La banda que realizaba robos y escruches operaba en la zona de Pompeya, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y fue detenida por efectivos de la Policía Federal. El cabecilla de la banda ya había sido exonerado por un delito previo. Y tres de los integrantes de la banda estaban destinados al control de la zona en donde realizaban su actividad criminal. Intranquilizador dato cuando esta fuerza de seguridad fue elegida para controlar el territorio rosarino, contrarrestando el peso de la Policía Santafesina, duramente cuestionada por corrupción y complicidad con el narcotráfico.
A la banda de gendarmes ladrones se le secuestraron elementos para demoler paredes, modalidad con la que accedían a los locales robados. Los cinco detenidos fueron procesados por “asociación ilícita” por el fiscal interviniente Carlos Vasser.
El episodio en la zona sur de la Capital echa tierra sobre el prontuario de supuesta pulcritud con la que fue legitimada la futura presencia de la Gendarmería en la región y pone un manto de sospecha sobre la vinculación de todas las fuerzas de seguridad y el crimen organizado.
