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Red Internacional
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Violencia patriarcal. A días del asesinato de Mara denuncia a otro chofer de Uber

Un día antes de las protestas en varios estados del país, por justicia para Mara, una joven publicó en redes sociales otra denuncia contra chofer de Uber.

Martes 19 de septiembre de 2017

La noche del 15 de septiembre, una joven acudió a un cumpleaños cerca de su casa en la Ciudad de México y decidió no llevar su auto, para programar su retorno en un taxi "seguro" de la empresa Uber.

Así lo hizo, solicitando el servicio a las 2:00 horas del 16 de septiembre, con un chofer que en la aplicación aparece con el nombre de Eduardo, pero en el trayecto a su domicilio, fue agredida por este hombre, quien le sugería irse con él y le impuso un acoso constante.

Relata la joven que al subir al auto el taxista le pareció demasiado amable, aunque no dio importancia, pero en cuanto dobló la calle comenzó el hostigamiento, diciéndole que lo disculpara por "no saludarla como se debe", insinuando que debía besarla.

Ella respondió que no y continuaron la marcha, hasta el siguiente semáforo en que al detenerse, volteó hacia ella, extendió la mano y puso el rostro a su lado para besarla. La joven se rehusó y comenzó el hostigamiento con halagos, hasta la sugerencia de "ir a divertirse" juntos, momento en que la joven decide hablar con sus amigos y pide al taxista que la lleve de regreso con ellos. Para que accediera tuvo que decirle que había olvidado algo y después de recogerlo seguirían el viaje.

Esta agresión se dio a pocos días de encontrarse el cuerpo de Mara, estudiante de la Universidad Popular Autónoma de Puebla, secuestrada tras abordar una unidad de la empresa Cabify, que presumía ser más segura que los taxis comunes.

Las denuncias contra los "taxis seguros" y el acoso en el transporte

La lista de incidentes denunciados en la empresa Uber va en aumento y las denuncias no son claras, a través de la aplicación es ambiguo, pues sólo puedes poner una baja calificación al chofer, por lo que muchas mujeres pueden hacer más ante el acoso verbal y hostigamiento, si no deciden ir al Ministerio Público. La mayoría de los casos han quedado impunes.

Fue la misma inseguridad a bordo del transporte público y la cantidad de taxis piratas, lo que popularizó servicios como Uber, Cabify o ahora Laudrive, con únicamente mujeres como choferes, también está Companion, que manda la ubicación de la persona, que puede ser compartida con otra y registra si el celular sufre de movimientos bruscos o se apaga.

Hay muchas sugerencias en redes sociales, sobre el cuidado y la seguridad para mujeres en el trayecto de un lugar a otro. Algunas abren sus casas a quien se sienta insegura, bajo el HT #ACuidarnosEntreTodas, para pasar la noche después de una fiesta o una reunión. De igual forma hay quienes cuestionan a las mencionadas empresas de transporte preguntando por qué contratan abusadores.

Estas alternativas, aunque muestran una solidaridad entre mujeres, son individuales y no alcanzan para poner un freno a la violencia que viven todas las mujeres. Del mismo modo que no resuelven el problema de fondo demandar el castigo al perpetrador del abuso y exigir mayores medidas de seguridad para quienes usan estos servicios de transporte, así como procedimientos legales eficaces contra quien se encuentre culpable de cometer un abuso o feminicidio.

Al mismo tiempo, la extensión de este tipo de servicios, abre otra discusión ante la precarización del trabajo, por dos cuestiones. Por un lado, la mayoría de las trabajadoras que perciben de uno a tres salarios mínimos, con el constante aumento del costo de la canasta básica, simplemente no pueden pagar un taxi "seguro", aun si éste es conducido por una mujer.

Por otro lado, los operadores de este transporte laboran para empresas con regulaciones poco claras, que seguramente involucran corrupción de autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde particulares deciden los filtros de ingreso, sin ofrecer algún tipo de seguridad social y laboral a los choferes o capacitación.

Para que estas empresas puedan ganar más, necesitan tener más "socios" (choferes) bajo su mando, lo que requiere ser más laxos en el proceso de contratación. En última instancia quienes pierden son los pasajeros, que se exponen a ser víctimas de algún abuso y los propios choferes que realmente buscan un trabajo y no saben cómo opera su propia compañía o bajo qué términos exactos están contratados.

Los últimos años en México se han popularizado estas aplicaciones, para hacer frente al tráfico y la inseguridad que sufren las ciudades. Sin embargo, el principal responsable es el gobierno que se colude con redes de trata y del crimen organizado, en complejos esquemas, que vuelven blanco fácil a las mujeres y otros sectores vulnerables como la comunidad LGBT.

Transformar el coraje en organización

Para verdaderamente terminar con la violencia a las mujeres, es necesario organizar un movimiento de mujeres junto a la clase trabajadora que vaya a fondo en la lucha contra las violencias machistas, que se movilice contra la trata y el feminicidio, que pase de las redes sociales a las calles y exigir nuestros derechos para que dejemos de ser nosotras las que paguemos con nuestra vida el legítimo derecho que tenemos de disfrutarla. Un movimiento así podría discutir cómo eliminar las condiciones de precarización e inseguridad en el transporte, en las calles, en las escuelas y trabajos, en todos los niveles.

Esto no lo lograremos solas, si no incorporamos a nuestros compañeros varones y les explicamos pacientemente cómo son las cosas a través de nuestros ojos; apartarlos solamente nos deja más solas y nos resta credibilidad, la cual necesitamos cuando son las mismas autoridades las que desoyen nuestras denuncias naturalizando la violencia e institucionalizando las protestas. Las mujeres tenemos un reto por delante: convertir la rabia en organización y saber distinguir a nuestros aliados de nuestros enemigos.

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