Miércoles 9 de mayo de 2018
En los últimos años, hemos presenciado movilizaciones en Chile y en el mundo entero reclamando la ampliación de los derechos de las mujeres. Con el grito por Ni Una Menos a fines del 2015 se despertó la movilización en repudio a los crímenes de odio hacia las mujeres, marcando un sentido común que pasó de cuestionar la vigencia del machismo como problema social a visibilizarlo y exigir su finalización.
Los femicidios son el último eslabón de la larga cadena de violencia que vivimos cotidianamente las mujeres, expresándose con un total de 67 femicidios perpetuados durante el año pasado, donde a la fecha se registran 14 femicidios los que cada vez van en mayor aumento a pesar del grito mundial Ni una Menos y programas de gobierno. Desde España nos enteramos del caso La Manada y al igual que en la semana pasada, la denuncia por violación en grupo fuera del metro estación Ñuble por integrantes de una barra de la Universidad de Chile. Se suma, además, el caso de Ámbar donde el responsable fue un ex candidato de la UDI, uno de los partidos reaccionarios que son parte del gobierno de Piñera, junto con la violencia institucional del SENAME, quien discriminó al tío biológico de Ámbar por ser homosexual.
Contra la violencia machista y contra el autoritarismo que la perpetúa
Hace ya más de dos semanas se han abierto a nivel nacional distintas movilizaciones en las universidades, con paralizaciones y tomas contra la violencia machista en los establecimientos educativos. Los casos de acoso, abuso y tantas situaciones que cada vez se hacen más visibles en los medios de prensa y de distintas formas al interior de los establecimientos educacionales deben ser enfrentadas con la organización de mujeres en distintos espacios como en las universidades, lugares de trabajo en unidad con nuestros compañeros varones cuestionando el autoritarismo universitario y de la patronal en la toma de decisiones de nuestros espacios.
Por una educación no sexista, laica y con un financiamiento integral por el Estado
Vivimos en un mundo estructuralmente capitalista y patriarcal que nos explota, oprime, violenta y mata de diferentes formas, por lo que es necesario unirnos entre explotados y oprimidos para terminar con este sistema putrefacto. Es por esto que para conquistar una educación no sexista, la lucha por la educación tiene que ser continuada, financiada completamente por el Estado, y tener presencia desde la educación pre-básica hasta la Universidad, en una línea continua de educación que permita ir combatiendo cotidianamente en las aulas el machismo que el patriarcado instala día a día en las conciencias y acciones de niños/as y jóvenes.
Ante las denuncias de machismo en nuestros espacios, levantemos protocolos de género que se hagan cargo las denuncias y que sean absolutamente independientes de las autoridades, que sean apoyados por profesionales cercanos a la problemática y con experiencia en el trato de estos casos, junto con Comisiones triestamentales en las universidades para tomar las denuncias, electos democráticamente y que tengan poder resolutivo en estos casos.
Desde Pan y Rosas adherimos a la marcha del viernes 11 de mayo convocada por la coordinadora ni una menos a las 6:30 en plaza Italia.