Los docentes hacen muchas veces de testigos de la dura realidad de los pobladores de las localidades del interior de la Provincia; en este caso ante un nuevo incidente en Santa Catalina, algunos docentes que trabajan en el pueblo, ubicado a 70km de La Quiaca, realizaron una denuncia que reproducimos a continuación.
Viernes 18 de septiembre de 2015
“Los docentes de la primaria y secundaria de Santa Catalina, que pasamos 5 de los 7 días de la semana en este pueblo, nos sentimos parte del mismo, y, junto al resto de los habitantes, esta semana que pasó volvimos a indignarnos ante un nuevo accidente.
Un docente, director de uno de los establecimientos de la escuela, se desmayó porque tuvo un pico de presión, se golpeó la cabeza, se fracturó el dedo, se lesionó el rostro y le salía sangre de la nariz constantemente. Afortunadamente, ese día había personal en la sala de primeros auxilios y pudieron atenderlo: le dieron una pastilla para la presión; pero lo que no hubo fue una ambulancia para trasladar al docente a La Quiaca; en el pueblo no tenemos ambulancia.
Tampoco se pudo conseguir algún medio en el cual realizar el traslado del docente para que sea atendido; según personal policial la patrulla no estaba en condiciones para salir del pueblo. El actual comisionado de Santa Catalina, Diego Solís del FPV, y su personal son una vergüenza, él no vive esta realidad, su familia no vive en el pueblo, sólo viene por unas horas, dos veces por semana. ¿Cómo puede saber las necesidades de nuestra gente? El personal de la Comisión tiene combustible y vehículos, pero nunca están cuando se les solicita ayuda. La noche que necesitamos de su colaboración el chofer del vocal Felipe Carlos, nos planteó que era mucho compromiso trasladar al docente accidentado a La Quiaca y, aunque viajó para allí, no lo llevó; también estuvo de paso por nuestro pueblo el diputado Tinte de la UCR, pero tampoco tuvo la voluntad de llevarlo. No fue hasta las 1:30 de la madrugada, 5 horas después del accidente, que pudimos lograr que tuviera atención médica.
Docentes y pobladores nos preguntamos constantemente qué podremos hacer en caso de emergencias. Ya en 2012 se le reventó el apéndice a un alumno del Polimodal 7, y no había un médico que lo evaluara, no había una ambulancia en que trasladarlo a La Quiaca, por lo que desarrolló a peritonitis causando su muerte. En el 2013, la noche anterior al aniversario de nuestro colegio, encontramos 2 alumnas intoxicadas y tampoco había ambulancia ni medio alguno en que trasladarlas. Después de ese episodio, el mismo día, vino el gobernador con toda su delegación y los comisionados e intendentes de varios pueblos; para ellos se instaló una gran carpa del SAME. En realidad necesitamos los 360 días del año medicamentos, ambulancia y un médico.
Los docentes que trabajamos en las escuelas de la zona, también somos seres humanos. Dejamos a nuestras familias para venir hasta este lugar a trabajar, tenemos necesidades, extrañamos, lloramos, sufrimos las inclemencias del clima y nos enfermamos. A 15 grados bajo cero llega la temperatura en invierno y no tenemos calefacción, no tenemos señal y, para rematar, a veces no hay luz ni agua. Por eso denunciamos las condiciones de vida de docentes y pobladores. Estamos cansados de que los funcionarios de turno sigan manteniendo las precarias condiciones de vida y de trabajo, y que solo en días de festival o aniversarios traigan sus promesas de mejoras.
El Comisionado Municipal de Fellner no sabe lo que significa vivir en este pueblo, ni de las necesidades de sus habitantes. Pero quienes van alineados detrás del “cambio” de Morales tampoco. Todos ellos cuentan con privilegios que los hacen ajenos a nuestras necesidades; nos visitan con sus camionetas y hablan de la dignidad del trabajo, mientras que en Santa Catalina somos los trabajadores de la educación y de la salud quienes en condiciones de precariedad y con salarios de hambre, hacemos frente a la falta de infraestructura, de elementos de trabajo y peleamos codo a codo con todo el pueblo trabajador de la zona para garantizar los derechos elementales de quienes vivimos aquí.