El 4 de enero se llevará a cabo un recambio en la mesa directiva de la Convención Constitucional ¿Cuál es el balance que realiza la actual presidenta del organismo a seis meses de haberse iniciado el proceso?
Miércoles 29 de diciembre de 2021
A una semana de cumplirse medio año del comienzo de la Convención Constitucional, y a la vez de un recambio en la directiva de la mesa, la presidenta del organismo, Elisa Loncón, realiza su balance respecto al proceso que se ha llevado a cabo, y las expectativas generadas a propósito de lo mismo.
Una Convención Constitucional que al comienzo generó bastantes expectativas en sectores masivos, respecto a los cambios estructurales que podían emanar la nueva carta magna, pero que paulatinamente al mostrar los vicios y ataduras bastante cercanas al régimen de los 30 años, comenzó a tomar bastante recelo por parte de la opinión pública. Esto, sin sumar el más absoluta tibieza con la que el organismo liderado por la Lista del Pueblo, junto con el pacto entre el Partido Comunista y el Frente Amplio, Apruebo Dignidad, frente a la liberación de los presos políticos de la rebelión de Octubre de 2019, y el estado de militarización y excepción en La Araucanía.
Sin embargo los principales cuestionamientos y descargos por parte de Loncón, van dirigidos directamente al gobierno de Sebastián Piñera, manifestando que “Una de las grandes dificultades fue no haber tenido el apoyo directo respecto de lo que implicaba avanzar con el trabajo convencional, del gobierno”. Además la presidenta de la Convención refiere de acuerdo La Tercera:
“No solo que yo no me sintiera apoyada, la Convención no fue apoyada por La Moneda (…) nosotros creemos que la Convención Constitucional tiene que tener... bueno también es un órgano constitucional, y al gobierno y al Presidente le corresponde apoyarla más que entorpecer los trabajos”.
Sin embargo, bastante diferente es su apreciación respecto al gobierno del recientemente electo presidente Gabriel Boric, quien explicó para el mismo medio:
“para nosotros fue un motivo de alegría porque es una autoridad electa de Estado, con el cual vamos a tener que trabajar una vez ya que él asuma su mandato (…) el poder constituido tiene tareas y dentro de esas tareas también está la Convención Constitucional (...) Nosotros esperamos además del gesto del Presidente electo, es el apoyo de su gobierno al trabajo constituyente”
A seis meses de la Convención: el viraje al centro y las prácticas de los partidos de los 30 años
No cabe duda que la Convención Constitucional ha estado marcada por las polémicas, tanto por los constantes intentos de boicot por parte de la derecha, siendo quizás la ultraderechista del Partido Republicano, Teresa Marinovic, su mayor referente, pero también pero el viraje al centro político y los guiños cada vez más notorios hacia los antiguos partidos de la ex Concertación. Cuestión demostrada, como señalamos anteriormente, por su claudicación en la lucha por la liberación de los presos políticos y la militarización de la Araucanía, pero también por acciones absolutamente cuestionables, como el mantenimiento de los 2/3 para la aprobación de normas de la nueva carta magna. Un elemento heredado del actual régimen, que mantiene el status quo, e impide las grandes y estructurales transformaciones que se vienen colocando en la palestra hace varios años, en derechos como educación, salud, vivienda, pensiones y distintos derechos democráticos.
Ahora en que la distribución de las fuerzas políticas se encuentra equilibrada en el parlamento, y con un gobierno de “izquierda” que paulatinamente ha ido integrando parte del programa político y las prácticas de los tradicionales partido neoliberales de la ex Concertación, los ojos vuelven a estar puestos en la Convención Constitucional. Específicamente, sobre las posibilidades que tiene de tocar aspectos centrales de las demandas planteadas en Octubre de 2019, pero cuya posibilidad parece estar a merced de fuerzas que durante años se autoproclamaron transformadoras, pero que en lo concreto, se han terminado adaptando a los marcos de la institucionalidad y las leyes al servicio de la clase empresarial, que tanto en su discurso criticaron.
La liberación de las presas y presos políticos de la rebelión sigue siendo una demanda central, ineludible para todo organismo y gobierno, aunque la incomodidad de resolver este aspecto resulta evidente en frases como “se debe analizar caso a caso” ¿Acaso tanto la Convención Constitucional, como el próximo gobierno de Gabriel Boric se desmarcaran de las demandas centrales del “estallido social”, agregando la letra chica?