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Red Internacional
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Política. A un año de gobierno Piñera se prepara para uno más complejo

Próximos a cumplir un año de gobierno, la derecha se apresura a realizar balances de lo que fue su gestión y sus proyecciones para lo que vaticinan como un año más complejo.

Domingo 10 de marzo de 2019

Desde la derecha buscan cerrar el año estableciendo un balance positivo de su gobierno. Si anteriormente manifestaban que “sumando y restando ha sido un buen año para Chile”, hoy buscan hacerse de un balance positivo, con proyecciones y como un sector dialogante con la izquierda. Y es que el año que intenta dejar atrás varias contradicciones.
Por esta razón buscan hacerse del apoyo de la mayoría de la población y aumentar su aprobación con el proyecto llamado “Chile en marcha”, bajo el cual buscan sentar las bases para un país desarrollado y que sea un gobierno que represente a la clase media en sus palabras.

Es así que el gobierno busca asentarse ubicando en su agenda central el crecimiento económico, seguridad y agenda social. Esto dentro de un año clave en el que intentarán hacer pasar sus reformas centrales en materia de pensiones, la reforma tributaria y laboral.

Sin embargo, el gobierno mantiene una serie de crisis abiertas que han intentado subsanar: la crisis en Carabineros, la deslegitimación de las FF.AA., el cuestionamiento profundo que se le abrió al gobierno con el cobarde asesinato encubierto de Camilo Catrillanca y los cuestionamientos que dejó abierto el mayo feminista y que mostraron una nueva expresión en las multitudinarias marchas que se realizaron a nivel nacional.

Sin embargo, el gobierno también ha contado con un silencio cómplice que les ha ayudado a mantener elementos de estabilidad, contando con la pasividad de las centrales sindicales como la CUT, el Colegio de Profesores, y de las Federaciones Estudiantiles y Secundarias, las cuales en su mayoría se encuentran dirigidas por el Frente Amplio y el Partido Comunista, quienes han priorizado sus acuerdos parlamentarios, negociaciones por las presidencias de las comisiones y cámaras, que la misma movilización en las calles y la organización de la propia lucha en cada lugar de trabajo y estudio.

Pese a esto, los resultados de las multitudinarias movilizaciones realizadas este 8M evidencian que aún hay un terreno en disputa para este año. Por un lado el gobierno se juega la posibilidad de cooptar el movimiento de mujeres con sus declaraciones oportunistas a la prensa y con la llamada agenda de género de Piñera. Mientras que por otro lado, se encuentran las direcciones políticas como el Frente Amplio, el Partido Comunista y sectores del feminismo que no apuestan a una estrategia de unidad entre trabajadores y trabajadoras, que priorizan los acuerdos legislativos para desviar el movimiento de mujeres a las estrechas paredes del parlamento.

Si el movimiento de mujeres en este caso no se propone levantar medidas anti-capitalistas y definir al gobierno, a los empresarios y a la iglesia con sus enemigos, luchando codo a codo con la clase trabajadora, el gobierno tendrá más espacio para revitalizarse. Es por esto que el movimiento de mujeres debe unirse al movimiento estudiantil y luchar junto a la clase obrera, con un programa que luche por cerrarle todo paso a la derecha y sus reformas que buscan precarizar la vida de miles y miles de mujeres y sus familias a nivel nacional, y de paso superar al Frente Amplio y al Partido Comunista que han sido un bloqueo para el desarrollo de la lucha y su propia organización en cada espacio de trabajo y de estudio.