El estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión reaccionaria de Putin devolvió la guerra a suelo europeo. Desde entonces, las potencias imperialistas europeas de la mano de Estados Unidos se rearman hasta los dientes para continuar defendiendo sus intereses en todo mundo.

Pablo Castilla Contracorrent Barcelona - estudiante de Filosofía, Economía y Política en la UPF
Miércoles 22 de febrero de 2023

EEUU lidera el top cinco de países que más invierten en Defensa seguido de China, India, Reino Unido y Rusia. Entre todos representan el 62% del gasto mundial destinado a esta materia. A finales del año pasado, el Congreso estadounidense aprobó destinar 816.700 millones de dólares para el Pentágono y otros 30.300 millones relacionados con la vigilancia de infraestructuras críticas a través de Seguridad Nacional. Así, el gobierno de Biden supera incluso su propuesta inicial.
Además, la ayuda militar destinada a Ucrania es otra de las vías por las cuales el imperialismo yankee mantiene su pulso con Rusia. A los cerca de 50.000 millones de dólares destinados a lo largo de 2022 hay que sumar los 3.100 extra anunciados a comienzos de este año.
Alemania tampoco se queda atrás y rompe con un consenso histórico para sumarse a la carrera belicista. El gobierno alemán dedica 100.000 millones de dólares para un fondo especial en Defensa y superará el 2% del PIB. Por su parte, Japón ha incrementado su gasto en más de un 50% para los próximos. Francia se sitúa en la misma línea con la previsión de aumento del gasto militar que superará el 35% para representar un total de 400.000 millones de euros entre 2024 y 2030. A su vez, Reino Unido se propone duplicar la partida presupuestaria militar hasta sobrepasar los 100.000 millones a finales de la década.
En este marco, el gobierno del PSOE y Unidas Podemos, como garante de los intereses del imperialismo españo, también se ha sumado a esta escalada. Los últimos Presupuestos Generales del Estados incluían un aumento histórico del gasto militar, que se vio incrementando en un 26%. A todo ello, hay que añadirle el envío de tanques a Ucrania y las sanciones económicas a Rusia o los acuerdos con Marruecos para que blinde la frontera como parte de la política imperialista llevada a cabo por el gobierno “progresista”.
Entre tanto, quienes se frotan las manos son la industria militar y las multinacionales de los países imperialistas, pues saben bien que el rearme de sus respectivos Estados es a favor de mantener su expolio alrededor de globo. Pero mientras las grandes empresas hacen beneficios récords, la clase trabajadora y los sectores populares son quienes pagamos las consecuencias.
El pueblo ucraniano sufre una reaccionaria invasión reaccionaria para ver cómo su futuro se dirime entre la subordinación a la OTAN o el régimen de Putin; el pueblo ruso ahogado por sanciones y obligado a ir a una guerra en defensa de la oligarquía nacional; la clase trabajadora en Francia ve a Macron aumentar el presupuesto militar a la par que aumenta la edad de jubilación con la nueva reforma de las pensiones; los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos en el Reino Unido salen a luchar contra la pérdida de sus salarios por la inflación enfrentando una represiva ley anti-huelgas; el sector sanitario quemado en el Estado Español tras años de infrafinanciación por parte de los distintos gobiernos mientras la burocracia sindical sirve de correa de transmisión del PSOE y Unidas Podemos negándose a desatar la lucha contra la pérdida de salarios.
Frente a la ilusión de una salida negociada entre los mismos que nos han traído hasta aquí, debemos confiar en las fuerzas de la clase trabajadora. Esas que se expresan en las huelgas del Reino Unido, Francia, Alemania o el Estado Español. Por eso, hace falta unir la lucha contra el empobrecimiento de nuestra clase y el combate contra nuestro propio imperialismo sin dejar de rechazar la invasión de Putin. Ante las nuevas crisis y guerras a las que prometen llevarnos, el camino se encuentra en la solidaridad internacionalista de la clase trabajadora y los pueblos en lucha contra sus burguesías nacionales.