Anoche el centro de los debates políticos estuvo en el balance a un año de la rebelión popular que se abrió el 18 de octubre. En el programa Estado Nacional de TVN panelistas desde la UDI al Frente Amplio acuerdan que los cambios deben canalizarse por las vías institucionales pactando entre los mismos de siempre.
Lunes 19 de octubre de 2020
Una semana crítica para la política nacional terminó el día de ayer. La incertidumbre sobre la masividad que podrían alcanzar las manifestaciones convocadas a un año del estallido social fue parte de las preocupaciones de la agenda política y de seguridad de la mayoría de los partidos políticos tradicionales.
El día miércoles varios personeros del congreso llamaron a no movilizarse el 18 con la excusa de “proteger el proceso constituyente” incluso el diputado Gabriel Boric (Convergencia Social) esgrimiendo el argumento de la pandemia llamó a no concentrarse y solo cacerolear.
Pero el panorama fue distinto, cientos de miles se volcaron a la plaza dignidad lo que atrajo el fantasma del 18 de octubre nuevamente.
La operación para evitar las manifestaciones callejeras quedó solo en la mente de quienes pretenden controlar el proceso a través de la imposición del orden a través de la represión.
En el panel de Estado Nacional el debate central estuvo en el tema de la violencia callejera, la cual es referenciada por la derecha como el chantaje que obligó al “acuerdo por la paz” a quienes veían en las movilizaciones una especia de “complot” de un “enemigo poderoso” para tirar al gobierno. El fantasma de su propia política, acostumbrada a tirar gobiernos si ven en peligro sus privilegios asecha constantemente su imaginario sobre la movilización popular.
Los representantes de la exConcertación intentaron recubrir la criminalización de la protesta social señalando que es legítimo movilizarse, pero sin violencia, negando de esta forma que la violencia en las manifestaciones proviene de la desigualdad estructural que vive esta sociedad capitalista, que la violencia viene desde el Estado -a través de carabineros y militares- que no tiene ningún problema con mutilar a la población si eso sirve para volver a imponer el orden. Además, parecieran no dar cuenta de que ellos fueron quienes profundizaron la herencia de la dictadura, terminaron de privatizar, precarizar y endeudar. A la DC, el PPD, PS y PR los ganó el neoliberalismo. Ellos son tan culpables como la derecha de las desigualdades que incubaron la rabia que estalló el año pasado.
Por otro lado, el representante del FA Gabriel Boric, mientras denunció las brutales condiciones de vida que soportan los sectores populares del país, mostrando las condiciones de vida en bajos de mena, como una forma de explicar la violencia, volvió a reivindicar el “acuerdo por la paz” como la única salida al estallido de octubre, cuando el acuerdo fue todo lo contrario, ya que le dio el piso político que necesitaba el gobierno para volver a imponer el “orden” en el país. Orden que siguió cobrando la vida de manifestantes, que mantiene en la impunidad a los violadores de DDHH. Las palabras de Boric o de Catalina Perez y su condena a la violencia en las manifestaciones solo entregan mayor legitimidad a la represión que le quitó los ojos a cientos de compañeros y compañeros que lucharon y luchan por terminar con la herencia de la dictadura.
El plebiscito será un engaño, necesitamos una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
A solo días del plebiscito que nació el 15 de noviembre, los partidos tradicionales insisten que es el único camino para acceder a los cambios, pero eso no es así. El único camino que quieren asegurar es el orden de quienes se beneficiaron del modelo los últimos 30 años. Los únicos que se verán beneficiados con este acuerdo serán las familias mas ricas del país, las grandes empresas y los políticos que estas financian.
Desde el PTR nos hemos movilizado desde el año pasado, denunciando el acuerdo por la paz como una trampa para la enorme movilización que abrió la rebelión.
Conformamos el comando por la Asamblea Constituyente porque si acompaños el profundo odio que hay con la actual constitución y por eso votaremos apruebo, pero no validaremos ninguno de los mecanismos para escribir la nueva constitución. Tanto la Convención Mixta como la Constitucional están construidas sobre los amarres y chantajes de la derecha para que nada se salga de su control, por eso seguimos levantando las banderas de la Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para seguir el camino de octubre y la huelga general del 12 de noviembre.