Este jueves se llevarán a cabo las elecciones que ungirán al nuevo presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. Arden las negociaciones para conseguir los votos necesarios y el panquequismo está a la orden del día.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Miércoles 2 de diciembre de 2015
Imagen: sitio de minutoUno
Entre el presidente interino Luis Segura y el empresario televisivo Marcelo Tinelli se debate la AFA para suceder al fallecido Julio Humberto Grondona. Aunque durante todo el período de interinato se desarrolló un “grondonismo sin Grondona” con el acuerdo de los principales dirigentes del fútbol nacional, a tono con los cambios en la arena política nacional los popes de los clubes intentarán “aggiornar” a la centenaria institución, salpicada por las denuncias de corrupción relacionadas con el FIFA-gate.
Durante la era Grondona (35 años), elegir al presidente era apenas un trámite: todos se sometían al ferretero de Sarandí que llegó a ocupar la vicepresidencia de FIFA y transformarse en mano derecha de Blatter sin siquiera hablar inglés; tan sólo con sus habilidades para el lobby condujo los destinos de ambas instituciones (FIFA y AFA). Pero con la crisis de sucesión debieron cambiarse las reglas del juego y, tras una serie de idas y vueltas, recién ayer se definió el método de elección: los 75 dirigentes habilitados para sufragar lo harán en forma secreta, depositando en un sobre la boleta de alguno de los dos candidatos.
En los últimos días, una palabra dominó la campaña electoral de ambos candidatos: cambio. Sobre todo Tinelli se animó a hacer de un verbo en primera persona del plural su caballito de batalla: CAMBIEMOS ¿Suena conocido?
Tinelli calcula sus movimientos de manera tal que siempre cae bien parado: aunque en la campaña electoral nacional apostó a Scioli, hizo guiños al macrismo y saludó efusivamente el triunfo del ex presidente de Boca. Como en la ruleta, juega unas fichas al color negro y otras al rojo, por las dudas. Ahora utiliza el lenguaje Duránbarbista sin ningún tapujo. Obviamente, el conductor de Showmatch sería el preferido de Mauricio Macri en la contienda.
Tinelli no da puntada sin hilo: habla en lenguaje PRO y hasta incluye referencias a "la grieta"
Entre la fidelidad al heredero “natural” de Grondona –Luis Segura- y la apuesta a la figura ascendente, los dirigentes se debaten y el “libro de pases” está abierto al panquequismo. El propio Angelici, presidente de Boca de pura cepa macrista, está comprometido con la campaña de Segura (que cerró con un acto en la cancha de Boca) pero esbozó un mensaje altamente ambiguo el día lunes –a modo de comunicado- en su cuenta oficial de Facebook: “Estoy a favor del cambio y de establecer gestiones transparentes que trabajen para el bien común y el crecimiento del fútbol de nuestro país”, y habla de “la necesidad de un cambio profundo en la institución que nuclea al fútbol argentino”. Y aunque rápidamente salió a aclarar que se mantiene leal a Segura, expresó que ese cambio no vendrá de la mano “ni de Tinelli ni de Segura”. Un detalle: el voto de Boca no lo emitirá Angelici sino el vicepresidente Martucci, circunstancia que le permite al titular xeneize jugar con la ambigüedad.
Tinelli difunde encuestas que lo muestran ganador, Segura confía en contar con mayoría. El jueves por la tarde uno de los dos saldrá elegido titular de la entidad de la calle Viamonte y desde el mismo viernes asumirá sus funciones. Sea cual fuere, será el encargado de adaptar el fútbol a las necesidades que le plantee el nuevo gobierno nacional. Algo es seguro: coincidirán en la búsqueda de mayor rentabilidad de aquello que ven sólo como un mega-negocio, una "empresa" llamada fútbol.
