Los últimos días fueron testimonio de la polarización política existente y de las contradicciones que enfrenta el gobierno, entre los nuevos bríos opositores de la derecha y, en el lado opuesto de la calle, los justos reclamos de sectores populares.

Pablo Oprinari Ciudad de México / @POprinari
Viernes 25 de septiembre de 2020
La semana arrancó temprano, con la instalación del plantón del Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA) en Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, que se desplazó finalmente al Zócalo. Esta acción de sectores de la derecha más reaccionaria y conservadora -que incluyó alteradas manifestaciones anticomunistas y a favor de Cristo Rey-, aunque aún es poco masiva, sí logró instalar en la escena política a estos sectores profundamente reaccionarios.
López Obrador, que en los últimos dos años se dedicó a acusar una y otra vez de“conservadores” a activistas ambientales, trabajadores despedidos, maestros en lucha y sectores populares que lo cuestionaban desde la izquierda, tiene ahora sí, a las puertas del mismísimo Palacio Nacional, a una fuerza verdaderamente de derecha.
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En una sincronía casi perfecta, volvió al ruedo el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya -señalado por el junior Emilio Lozoya, ahora testigo “colaborador”, por recibir presuntos moches en sus tiempos de coordinador parlamentario-. Evidentemente midió el momento político, olfateando el desgaste del presidente y los movimientos que se vienen dando en la oposición burguesa y entre la derecha más reaccionaria, con la cual los panistas tienen múltiples y oscuros lazos. Pero Anaya lo hace también para no continuar cediendo terreno dentro de su partido, donde los gobernadores adquieren protagonismo, como es el caso del chihuahuense Javier Corral, enfrascado ahora en una disputa con el gobierno federal.
A esto hay que sumar un nuevo frente que se le abrió a López Obrador. El anuncio de AMLO de una consulta popular para decidir si se enjuicia a los ex presidentes; fue acompañado como la sombra al cuerpo por su “contraparte”, presentada por los diputados de su partido, para preguntar si aquellos debían ser amnistiados. De implementarse esta última, representaría una verdadera burla al justo sentimiento popular contra los responsables de la entrega del país, la militarización, la violación a los derechos humanos y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el cual no requiere ser consultado, como se vio en los cientos de miles que salieron a las calles en los años previos a manifestarse contra los partidos del ahora extinto Pacto por México.
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Pero, aún con estos amagues de consultas “alternativas” por la amnistía, no se hizo esperar la respuesta de uno de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Luis María Aguilar, quien llegó al Tribunal de la mano de Felipe Calderón, adelantó un dictamen de rechazo “por inconstitucional” de la primera iniciativa lopezobradorista. Este dictamen, que será votado el próximo jueves, abre la dinámica de una mayor confrontación entre el gobierno y la Corte.
Pero ya vimos en otras ocasiones -como en torno a los sueldos de los altos funcionarios-, cómo AMLO se disciplina a las resoluciones de este tribunal reaccionario, lo cual le permite no confrontarse con las demás instituciones del régimen político.
Polarización y desgaste político
Es evidente que la oposición de derecha pretende capitalizar el desgaste político que arrastra el gobierno. En un ambiente polarizado, buscan fortalecerse de cara a las próximas elecciones del 2021.
Al interior del Morena, además, existen importantes disputas en torno a la conducción nacional, que lo debilitan. Si este partido nunca gozó de gran cohesión, más allá de la que otorgaba su fundador, las peleas intestinas le implicarán, como mínimo, comprometer su imagen ante sectores de la población.
Este escenario no se puede entender sólo a partir de la confrontación palaciega. El trasfondo es la actual crisis económica, sanitaria, y social: mientras la pandemia continúa golpeando a las mayorías populares, la mejoría de la economía, anunciada por AMLO, está lejos de recuperar los millones de puestos de trabajo perdidos.
Y, fundamentalmente, la actuación del mismo gobierno, que alimenta el descontento social y un desgaste de las expectativas que muchos todavía guardan. Fueron cientos de miles de despidos en el estado, antes de la pandemia, en tanto que en los últimos meses se privilegiaron las exigencias de empresarios y la Casa Blanca para impulsar la reapertura, con gran riesgo para las y los trabajadores y sus familias. Y, en tanto, no se le garantizó un ingreso digno a millones de trabajadores “informales” que no podían laborar durante la cuarentena. Se vió también la negativa a atacar los intereses de los grandes laboratorios y hospitales privados, para poner el conjunto de los recursos del sector salud al servicio de enfrentar la pandemia. Y ni hablemos de la subordinación extrema a la Casa Blanca, que ahora tiene una nueva muestra en la reafirmación oficialista de que México cumplirá todos “los compromisos” que impone el Tratado de Aguas.
Sobre los saldos de la política gubernamental es que se monta la oposición burguesa, como el PAN, el PRI o el PRD, con un discurso sin duda demagógico y cínico , pero que busca capitalizar el descontento para fortalecerse políticamente. Ante eso, necesitamos una política alternativa, independiente y de izquierda.
Protesta, política independiente y alternativa política
Mientras la derecha gana las calles y pretende fortalecerse, se despliegan y anuncian movilizaciones de los de abajo, que hay que impulsar y fortalecer, para pelear por nuestros derechos.
Como las que encabezan los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa, denunciando que bajo el actual gobierno no se ha resuelto el reclamo que ellos, junto a cientos de miles pusieron en las calles desde 2014 y que este 26 se harán sentir nuevamente en la Ciudad de México. Como la movilización convocada para el 28 de septiembre, por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, contra los embates de la derecha y la política cómplice del gobierno, que se ha negado a hacer realidad esta demanda histórica del movimiento de mujeres.
O la acción anunciada para el 2 de octubre, impulsada por el Comité 68, junto a distintas organizaciones estudiantiles, sociales y políticas. Y como la lucha que llevan adelante trabajadores como los de Notimex o de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, así como otros sectores obreros y populares en el país. Las organizaciones obreras y populares, empezando por las centrales sindicales que se reclaman democráticas deben abandonar toda pasividad y sumarse a estas acciones de protesta, a la par que impulsar un verdadero plan de acción para enfrentar el ataque de los capitalistas y sus partidos contra los trabajadores y los sectores populares.
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Consideramos que es fundamental una política independiente, que retome las demandas obreras y populares frente a la actual crisis económica -para que la misma no la paguen los trabajadores sino los empresarios- y contra la opresión imperialista, que enfrente tanto a la derecha conservadora y reaccionaria, como al gobierno, quienes coinciden en preservar los intereses de las grandes empresas y la subordinación a la Casa Blanca.
Que levante la exigencia por el juicio y castigo a los responsables materiales, intelectuales y políticos de las desapariciones de Ayotzinapa y de la masacre del 68. Y que enarbole y haga propia la lucha por el derecho al aborto libre, legal y gratuito, junto a las demás demandas del movimiento de mujeres.
Para impulsar esta perspectiva, junto a fortalecer las movilizaciones y acciones convocadas, es fundamental poner en pie una verdadera alternativa política de los trabajadores, junto a los sectores combativos de la juventud y de las mujeres, que desarrolle la movilización en las calles contra los capitalistas y sus partidos, con una perspectiva anticapitalista, antiimperialista, socialista y revolucionaria.

Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.