Luego de que el Frente Nacional Anti AMLO llevara adelante una importante movilización en el Zócalo de la ciudad, el mandatario llamó a sus detractores a “no comer ansias” y esperar los tiempos electorales.
Miércoles 7 de octubre de 2020
Si no se le combate, la derecha avanza. Esta es una realidad que se constata en distintos países y en diferentes momentos históricos, sin embargo, el “progresismo” burgués y el reformismo prefieren buscar la conciliación con la reacción y son enemigos de toda lucha decidida en contra de su política.
Esta “tibieza” de organizaciones de la llamada “centro izquierda”, en países de Latinoamérica y del mundo -que es consecuencia de su carácter de defensora del orden capitalista y de administrar los intereses de la burguesía- ha repercutido directa o indirectamente en el fortalecimiento de posiciones derechistas e incluso en algunos momentos les ha abierto el camino.
La política burguesa y el discurso de conciliación de clases que llevan adelante este tipo de gobiernos, se condice perfectamente con la actitud que manifiestan en contra de la ultra derecha en sus distintas acepciones (desde el fascismo hasta el ultra liberalismo), las cuales, en momentos de crisis económicas o sociales, pueden tomar mayor fuerza a partir del desgaste de aquellos, para así continuar la aplicación de los planes capitalistas contra los sectores populares y trabajadores, o acelerarlos.
En el caso de AMLO, continúa llamando a los conservadores (sinarquistas en el caso de FRENA), a esperar el referéndum revocatorio planteando que la mayoría del pueblo lo sigue respaldando en su “cuarta transformación”.
Sin embargo, si bien es cierto que el mandatario mexicano mantiene un nivel de apoyo importante entre la población del país, también es cierto que México atraviesa un momento de crisis importante, que ha habido un cuestionamiento fuerte al manejo de la pandemia y que el presidente que llegó con enormes ilusiones, ha perdido apoyo en sectores del electorado (sobre todo de clases medias), habiendo un desgaste que la mayoría de los sondeos de opinión registran.
En este escenario, los sectores más reaccionarios de la política mexicana buscan emerger con una oposición “radical” que exige la “inmediata” renuncia de AMLO, pues, según sus telarañas, nos estaría llevando al comunismo y se estaría convirtiendo en un dictador castro-chavista.
Apoyados por periodistas con una larga carrera profesional como Pedro Ferriz de Con, agitan un escenario de confrontación con una acción muy simbólica como lo es la instalación de un plantón en la plaza central de la Ciudad de México. Demás está decir que sus fuerzas se sobredimensionan desde los medios tradicionales, pero lo cierto es que movilizan a miles y toman las calles de la cuidad provocando un clima enrarecido que escala las tensiones sociales. Mientras, AMLO les responde hablando de “amor y paz”, y su gobierno reprime a las mujeres que luchan por el derecho al aborto enviando miles de policías a las manifestaciones.
Es muy importante no subestimar la capacidad de convocatoria de la derecha. En México los cristeros tomaron las armas para defender los privilegios de la iglesia y el poder del empresariado más reaccionario es muy importante. La reacción se mueve y gana terreno ante cada política del gobierno que desilusiona a sus votantes.
Mientras AMLO busca avanzar a toda costa (sin importarle el impacto social y ambiental) en los megaproyectos que lleva adelante, reprime manifestaciones en la ciudad y utiliza la Guardia Nacional contra los migrantes, pierde apoyo de sectores de sus electores. Los límites del progresismo y la impotencia de su política para transformar realmente las situaciones de millones de trabajadores que sufren bajos salarios o outsourcing, fortalecen a la derecha.
Si la derecha está avanzando es, en buena medida, porque Morena ha repetido aspectos de la política neoliberal, como la subordinación al imperialismo estadounidense o la “austeridad republicana” que sólo significó despidos para trabajadores estatales mientras los altos funcionarios mantienen sueldos de privilegio. Esto es parte de lo que provoca un desgaste relativo del gobierno de AMLO generando descontento en algunos sectores.
La derecha se monta cínicamente sobre este descontento. Para frenar el avance de estos sectores es necesario levantar un programa opuesto al del gobierno, por ejemplo, en el caso de la crisis sanitaria, destinando mucho más presupuesto a hacer frente a la contingencia y garantizar condiciones al personal de salud, o impulsar una reforma fiscal progresiva que afecte realmente la millonaria ganancia capitalista para garantizar desde ahí derechos sociales.
En este escenario, resulta cada vez más urgente levantar un programa político y una organización realmente de izquierda de y para la clase trabajadora, que es la que produce la riqueza; un programa que puede imponerse con la movilización independiente de los trabajadores y de los sectores populares del campo y de la ciudad.