Entre el relato y la realidad de la precarización docente, entrevistamos a docentes del programa ATR en José C. Paz, Malvinas Argentinas y San Miguel
Martes 17 de noviembre de 2020
El miércoles pasado el Ministro de Educación Nacional Trotta planteó la voluntad de "seguir fortaleciendo el programa ATR de la Provincia que permite que los docentes, suplentes y estudiantes voluntarios puedan recorrer los hogares para generar el vínculo con los estudiantes que han tenido menor vínculo con la escuela a lo largo de estos meses tan complejos y difíciles”. Este programa se presenta desde su cartera como una acción en pos de garantizar la igualdad en el acceso a la educación. Sin embargo, lo que demuestra es que muchos estudiantes han quedado fuera del sistema educativo a pesar de los esfuerzos de docentes, estudiantes y familias para garantizar la continuidad pedagógica.
Las razones sin duda pueden encontrarse en problemas estructurales que señalamos en varias notas como quela mitad de los estudiantes no acceden a computadoras, la dificultad para abonar servicios de wifi o datos y el deterioro de la calidad de vida de las familias de nuestras comunidades por el aumento de la desocupación y carestía de la vida.
El gobierno en vez de resolver los problemas estructurales que complican las trayectorias de miles de estudiantes hace recaer la responsabilidad sobre los y las docentes a través de la sobrecarga laboral y la precarización. Para colmo los cargos asignados son limitados para las necesidades que hoy tienen las escuelas para que no aumente la deserción escolar.
Sin ningún empacho, por ejemplo en Malvinas Argentinas, el subsecretario de Educación Daniel Morard hace alarde de “trabajar fuertemente” con el programa al que accederán 1.000 chicos en el distrito. Esta cifra que alcanza apenas a un 2% de los estudiantes de escuelas públicas malvinenses queda muy por detrás inclusive de los datos oficiales, que ya resultan sospechosos para cualquier docente, de que el 91,7% de la matrícula escolar ha sostenido la continuidad pedagógica. Si el 8,3% perdió el contacto con la escuela no parece tan “fuerte” el trabajo que están haciendo.
El programa ATR más que garantizar trayectorias, garantiza naturalizar las desigualdades agravadas con la pandemia. Gisela Cerroti es docente de nivel inicial en José C. Paz. Se recibió hace seis años pero no pudo titularizar, trabajó como suplente hasta febrero luego, a pesar de participar en los actos públicos digitales, no pudo tomar cargo. Como docente ATR debe realizar visitas en los domicilios de los estudiantes: “tenemos que ir por nuestros medios, sin un seguro o una ART (...) sumado a la exposición al COVID 19. El sueldo de una ATR es de 8 mil pesos, no me alcanza considerando que soy sostén del hogar con una hija a cargo y no percibo otro ingreso”.
Otro docente que se incorporó al programa en San Miguel se quejó de la desorganización y falta de capacitación. Para él, más que salario se trata de una beca simbólica, porque ese dinero no alcanza. “Los sindicatos tendrían que reclamar por la situación de los docentes que no cobran lo que deben. Más este año, tuvimos que poner voluntad y más recursos propios que en otras situaciones” para sostener la continuidad pedagógica.
Otra docente nos contó que desde Agosto del 2019 estaba desempleada. Con el comienzo de la cuarentena tuvo que vender pertenencias para sobrevivir ya que alquila y no cuenta con otros ingresos. A pesar de que entró ahora en el programa ATR, mantiene en simultáneo un trabajo temporal en un supermercado para poder vivir. Con respecto a la conectividad planteó: “No tengo internet y los Zoom o Meet consumen muchos datos, tuve que destinar el 10% de mi ingreso mensual al pago del celular”.
A pesar de las malas condiciones laborales miles de estudiantes terciarios se anotaron en el programa empujados por la crisis económica. Muchos quedaron afuera, como una estudiante que nos comentó que se mantiene con un trabajo como tercerizada de comercio para Johnson & Johnson. “No tengo hijos, pero tengo una familia numerosa, nueve hermanos y mis padres que no están trabajando en la actualidad. A veces los ayudo como puedo”. Se quejó del abandono de los sindicatos: “Sólo se movilizan sectores, pero son muy pocos para dar una lucha significativa”. Nos contó que vive hacinada y que no tiene posibilidad de alquilar, por eso ve luchas como las de Guernica muy necesarias. “No hay acceso a la vivienda ni planes para la misma para nadie, son imposibles. Y los niños y todas las familias merecen un hogar, es un derecho básico”. Para poder continuar sus estudios terciarios, con la esperanza algún día de mejorar su situación, tuvo que comprarse con su aguinaldo un celular para seguir cursando: “Tuve que cerrar los ojos y hacerlo, sabiendo que había otras prioridades, pero una en esta situación tiene que elegir”.
El Ministerio de Educación presenta este programa en los institutos terciarios cómo la posibilidad de favorecer la formación docente y cómo una “práctica social con sentido político pedagógico”. Fraseología progresista para militar el ajuste, ya que detrás de esto está la precarización del trabajo docente y la naturalización de las desigualdades a las que son sometidos las familias de nuestros estudiantes. Mientras se paga al FMI, se subsidia a los empresarios y se vota un presupuesto de ajuste 2021 no se dan respuestas a las necesidades de la escuela pública, se elimina el IFE y se reprime a las familias que luchan por vivienda como vimos en Guernica. El SUTEBA Gral. Sarmiento sigue sin convocar a asambleas y cogestiona con el gobierno estas políticas.
Los y las docentes de la Lista Marrón de Gral. Sarmiento participamos la semana pasada del plenario provincial de delegados convocado por los Sutebas Multicolor. Allí se reafirmó la necesidad de organizarnos y levantar las demandas de los y las docentes precarios. Por un aumento del presupuesto educativo en base al no pago de la deuda externa. Basta de precarización, salario de 30 mil para todos los docentes, conectividad gratuita y dispositivos para toda la comunidad educativa. Ningún docente sin trabajo ni estudiantes sin docentes. Hay que construir la unidad con las familias y estudiantes desde cada escuela para conquistar nuestras demandas.