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Red Internacional
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Derecho al aborto. Aborto legal: La gran deuda del Estado con las mujeres chilenas

La ley de aborto en tres causales corresponde solo al 3% de los abortos clandestinos que se realizan en Chile cada año. El Estado debe hacerse cargo de su insuficiencia.

Javiera Rivas

Javiera Rivas Militante de Pan y Rosas Teresa Flores

Valeria Abett de la Torre

Valeria Abett de la Torre Coordinadora de la Vocalía de Géneros y Sexualidades, Usach.

Domingo 1ro de abril de 2018

Estos días la derecha y sus medios han generado un gran revuelo con respecto al instructivo para realizar un aborto en casa en la Agenda 2018 que distribuye la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), en donde se detalla el uso del medicamento misoprostol, además de mostrar grandes luces sobre el ataque moral que han impulsado los sectores de derecha, quienes más bien intentan tapar el sol con un dedo y no reconocer una realidad en Chile y el mundo: las mujeres abortan, con o sin ley que las apruebe, unas en condiciones de extremo riesgo y otras con mayor estabilidad. De hecho, los datos de aborto en Chile fluctúan entre los 30.000 y 160.000 casos anuales.

Hoy, lo que expone la FECh en su agenda tan solo detalla una de las tantas prácticas que ciertas mujeres conocen bien, el aborto con pastillas, al cual, quienes regularmente tienen acceso son mujeres con redes feministas o que se desenvuelven en sectores estudiantiles, no las mujeres pobres que terminan llevando a cabo procesos que ponen en alto riesgo su vida, simplemente porque el derecho a decidir sobre sus cuerpos les es negado e incluso criminalizado con penas de cárcel.

Necesidad de educación sexual y anticonceptivos de calidad garantizados:

Sin embargo, no podemos quedarnos en evidenciar la realidad, sino en exigir ampliamente que el Estado se haga cargo, ya que los sectores más conservadores plantean, como en Fundación Testimonios por la Vida, que es en sí un procedimiento peligroso y se niegan tajantemente a su realización. Constanza Saavedra, del mencionado organismo, comentó a La Izquierda Diario que "me parece irresponsable que se esté jugando con la salud de las mujeres, porque ningún tipo de aborto, sea medicamentoso o quirúrgico, está exento de riesgos. Promover que las mujeres, sin supervisión, se hagan abortos en la casa y que se expongan a hemorragias o complicaciones, me parece de una irresponsabilidad enorme” Y a nosotras nos parece irresponsable que en Chile aún se deje a responsabilidad individual lo que debiese ser regulado, supervisado y brindado por la salud pública.

Como Pan y Rosas Teresa Flores no promovemos el aborto a secas como la única salida o método principal, sino que, desde la perspectiva de implementar un plan de prevención a las ITS y educación sexual correspondiente en todos los colegios, libre de la moral conservadora que hace oídos sordos a la realidad de la juventud. Por eso, exigimos ¡anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir!. El Estado tiene que hacerse cargo de proporcionar métodos anticonceptivos de calidad en consultorios y en el general del servicio de salud pública, junto con entregar por medio de la educación, la información necesaria para poder decidir sobre nuestro cuerpo y vidas.

Aborto en tres causales con objeción de conciencia: vamos de avance en retroceso

Todo el revuelo en torno a la información entregada a los mechones y mechonas de la Universidad de Chile no es una cuestión que nace de la nada, sino, que en el contexto del proceso de legislación por el aborto en tres causales, se llevó a cabo un plebiscito dirigido al estamento estudiantil. Como resultado las cifras reflejaron un 94,4% de aprobación general al aborto en 3 causales y un 77,6% en apoyo al aborto libre.

Esta nueva ley de aborto en 3 causales, conquista mínima que se da como consecuencia de la organización de mujeres en sus lugares de estudio, trabajo y por sobre todo en las calles, no se trató precisamente de concedernos libertad de elección sobre nuestros cuerpos ya que es absolutamente insuficiente, porque no responde a lo que sucede hoy en chile, donde tan solo el 3% de los abortos clandestinos corresponden a los casos legislados.

Esta ley concesionada por la Nueva Mayoría y abiertamente dialogada con la derecha en el parlamento, ya contemplaba la objeción de conciencia, que no debería correr como principio para un tema que tiene relación con la salud pública y no con creencias religiosas, dejando además su posible modificación en manos del MINSAL. Esta concesión a medias tintas da paso al gobierno de Piñera para amplificar lo más posible el protocolo y que este 2018 se materializó en autorizarla a un nivel tal que la institución que haya formalizado su objeción de conciencia puede exigirle a su personal que respete la decisión de no ofrecer interrupción legal del embarazo en sus instalaciones, es decir, ya no sólo un doctor puede negarse a interrumpir un embarazo, sino que una institución completa tiene las facultades para negarse a asistirlo.

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Las últimas medidas tomadas por el gobierno de derecha recientemente asumido, solo demuestran que no nos regalarán ninguno de nuestros derechos, sino que debemos organizarnos y movilizarnos para conquistarlos, sacando a la luz la realidad que se niegan a aceptar: quienes no están a favor del aborto libre y legal, están a favor de los abortos clandestinos en condiciones riesgosas, especialmente para las mujeres pobres, quienes arriesgan su vida por decidir sobre sí mismas. Los sectores que, como la Nueva Mayoría, apuntan a una concesión de aborto “a medias” entregan un avance muy mínimo, a la vez que dejan la puerta abierta a que la derecha destruya esos avances y desemboque finalmente en un retroceso.

Y no podemos dejar de lado que cada vez que el Estado deja en manos de las mujeres la compra del misoprostol, es el mercado ilegal el que se encarga de la regulación del precio al que podríamos acceder a este fármaco, es decir, se sobrepone en la decisión sobre nuestros cuerpos, no sólo la moral de la iglesia, sino que, además, la injerencia del capitalismo en nuestras vidas.

Dejamos en claro que hoy las estudiantes no sólo queremos una educación gratuita y de calidad impartida por el Estado, sino que exigimos que este último también se haga cargo de un aborto libre, legal, seguro y gratuito en el hospital, que nos permita decidir sobre nuestros cuerpos recibiendo un acompañamiento profesional asegurado por el servicio de salud público. Hacemos el llamado entonces, a que este 19 de marzo la movilización no sea sólo por acabar con el lucro en la educación: que sea, además, para exigir que Chile acabe de una vez por todas con los legados de la dictadura de Pinochet. Que la unión de las y los oprimidos y explotados se manifieste en las calles con una multitudinaria marcha, acompañada de un paro efectivo que afecte directamente a las ganancias de los empresarios que Piñera viene a defender con todos los ajustes que hemos visto en 20 días de gobierno.


Javiera Rivas

Militante de Pan y Rosas Teresa Flores

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